Los efectos de la disminución de la natalidad comenzaron a verse en la educación, tras la reducción de la matrícula en colegios privados, lo que derivó en el cierre de algunos. Factores como el aumento de la oferta educativa, la migración a la educación pública y la pandemia han agravado la situación, al punto de que se prevé el cierre de 80 centros en cinco años. Entrevistado por La Mañana, el asesor de instituciones educativas Aníbal González Izaguirre profundizó al respecto y explicó el impacto que tendría el cierre de tantos colegios en el sistema educativo.
¿Qué impacto tiene la baja de la tasa de natalidad en el ámbito educativo? ¿El cierre de colegios que se ha dado en los últimos años se debe exclusivamente a esta tendencia?
La natalidad ha venido en descenso durante décadas, pero a partir de 2015 esta caída se aceleró debido a múltiples factores globales. Para comprender la situación actual de los colegios privados en Uruguay es fundamental considerar cuatro factores clave. En primer lugar, el crecimiento de la oferta educativa, ya que en las últimas cuatro décadas la cantidad de instituciones privadas aumentó significativamente. En segundo lugar, la migración anual hacia la educación pública. A esto se suma el impacto de la pandemia, que debilitó financieramente a muchos centros privados, reduciendo su capacidad de recuperación. Si bien desde el año 2019 se evidencia la baja de la matrícula en educación inicial a causa de la disminución de nacimientos, fue a la salida de la pandemia cuando los centros privados comenzaron a entender que había otra causa que estaba haciendo que los niveles de alumnado prepandemia no se recuperaran totalmente. Ahora, con las inscripciones para el año lectivo 2025 casi finalizadas, el problema está claramente instalado dentro de las instituciones privadas, con una baja de alumnado que oscila entre un 20% a 35% en los niveles de inicial y hasta segundo de primaria en comparación a niveles de 2018.
¿Se espera que otros colegios cierren sus puertas en el futuro por este mismo motivo?
En un informe de ANEP del año 2022, se establece que la población en edad escolar (de 0 a 17 años) disminuirá un 25% hacia el año 2030. Los nacimientos ocurridos después de este informe fueron menores a los proyectados, por lo que la caída será aún más pronunciada de lo previsto. Ante esta tendencia, prevemos una gran racionalización de la oferta educativa, lo que supondrá los mayores cambios en la educación privada en la historia reciente del país. Estos incluirán cierres de jardines y colegios, fusiones, adquisiciones y posiblemente veamos diferentes innovaciones en las propuestas educativas atendiendo a esta y a otras tendencias sociales de la actualidad. En concreto, en cuanto a la oferta educativa privada, entendemos que, si nada cambia, en los próximos cinco años cerrarán unos 80 centros privados aproximadamente.
¿Cómo surgió la plataforma VacantED y cuáles son sus objetivos?
VacantED nació como respuesta a la creciente necesidad de las instituciones educativas de contar con herramientas que les permitan reaccionar y adaptarse a la nueva realidad demográfica y de mercado. Nuestra labor se centra en dos niveles estratégicos. Por un lado, diseñamos estrategias de corto plazo para contrarrestar la disminución de la demanda, ampliando el alcance de cada colegio y permitiéndole captar alumnos para niveles o edades específicas, lo que contribuye a su sostenibilidad financiera. Por otro lado, trabajamos en la planificación de estrategias de largo plazo junto con diversas instituciones educativas, considerando no solo la baja natalidad sino también otras tendencias, como el envejecimiento poblacional y la necesidad de aprendizaje continuo a lo largo de la vida. Desde la perspectiva de las familias, nuestro objetivo es brindarles la mayor cantidad de información objetiva posible para que tomen decisiones educativas informadas para sus hijos.
¿Cuáles son las estrategias que recomienda para que un colegio pueda adaptarse a la baja en la natalidad y seguir siendo competitivo en ese contexto?
La racionalización de la oferta dividirá a las instituciones en dos grandes categorías, por un lado, las que pierden alumnado o no captan, y por otro las que atraen alumnado de las que cierran y además mantienen su nivel de captación. Cada institución deberá realizar un análisis para comprender cómo la actual tendencia le impactará, es decir, sus fortalezas, debilidades, amenazas y oportunidades en relación con sus competidores y con el mercado en general. A partir de ese análisis se podrá generar un plan estratégico específico, ya que no todas las instituciones deberán recorrer el mismo camino. Como nunca, será importante entender cómo pueden diferenciarse en su propuesta. Algunas estrategias comunes incluyen ajustar costos y estructura para acompañar la baja de la matrícula, invertir en mejoras que fortalezcan la visibilidad y el atractivo del colegio y evaluar fusiones con otras instituciones en situaciones más complejas.
¿Qué tipo de instituciones han sido más resilientes ante esta realidad?
Aquellas instituciones que ya ofrecían doble horario están mejor paradas que aquellas que no. Actualmente, muchas están en proceso de transición a doble horario, buscando evitar la fuga de alumnos o recuperar los niveles de captación previos. A su vez, los colegios con finanzas más sólidas tienen mayor capacidad de atraer nuevas familias, en particular aquellos con menores niveles de becas o descuentos, ya que han logrado mantener mayor flexibilidad para ofrecer condiciones atractivas sin comprometer su viabilidad económica.
¿Qué rol deben jugar las políticas públicas en la adaptación del sistema educativo a estos cambios demográficos?
Las políticas públicas deben desempeñar un rol clave en la administración de las consecuencias de la baja natalidad, garantizando una asignación eficiente de los recursos educativos y evitando un impacto negativo en el sistema en su conjunto.
¿Cómo impactaría el cierre de colegios privados en el sistema en general?
El cierre de colegios privados trasladaría un gran número de estudiantes a la educación pública, aumentando la matrícula sin una planificación previa y elevando el gasto estatal sin necesariamente mejorar la calidad educativa. Esto es especialmente preocupante si consideramos que el costo de un alumno en la educación privada para el Estado representa solo el 20% del gasto que implica en la educación pública (debido a exoneraciones impositivas). Además, en un contexto en el que el envejecimiento poblacional ya presiona las finanzas del Estado, incrementar el gasto sin optimizar su eficiencia podría agravar aún más la situación. A esto se suma el impacto social y laboral de una reconfiguración abrupta del sistema educativo. Si 80 colegios privados cerraran, miles de docentes y personal administrativo perderían su empleo, generando un efecto en cadena sobre la estabilidad de la oferta educativa.
¿Se ha observado un viraje hacia la educación pública por las elevadas cuotas de algunas instituciones o no necesariamente?
Entendemos que no inciden los valores altos de algunos colegios en el pasaje o elección de la educación pública por parte de familias, sino que esto responde a una combinación de factores.
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