Herrera y la construcción de un liderazgo uruguayo
Para ver a Herrera en su exacta dimensión de político, caudillo, legislador y gobernante se hace necesario establecer que, aparte de devolver el gobierno al Partido Nacional, nada se propuso ser. Para nada se preparó. Todo lo construyó en el trayecto de su vida, en contacto con la sociedad que integraba, con el pueblo del que participaba casi con voluptuosidad de entrevero… Su ingreso a la Cámara de Diputados en 1905 no fue más que un pasaje del campamento a los escaños legislativos. Con una diferencia. En aquel tenía, reconocía y acataba a un jefe. Había caído en Masoller. En estos todo tenía que hacérselo. Nada era posible esperar de los demás. Los dirigentes venían de la cátedra, de sus estudios de abogados, de sus consultorios de médicos, de sus bancos y sus barracas. El venía de la redacción de periódicos, de clubes partidarios, de las tertulias con renovada apetencia conspiratoria, de la calle, de la guerrilla. …Gran escéptico de las fórmulas presuntuosas, presentadas a la última moda por los especialistas, tuvo siempre lucidez precoz para ver cómo las realidades vitales deshacían las pragmáticas más esclarecidas y como la mañosidad sustituía a la derechura, y el engaño facilitaba las trampas palabreras, mientras las masas quedaban libradas a la avidez o viveza de los poderosos.
Eduardo Víctor Haedo, en “Herrera, Caudillo Oriental”
El banquero neoyorquino que da clases de agricultura
Cuatro años atrás, durante una charla en Oxford, el multimillonario candidato Demócrata Michael Bloomberg se refirió despectivamente hacia los agricultores, antiguos y modernos. Dio una clase diciendo que la agricultura era poco más que un trabajo rutinario de tirar semilla en la tierra y observar cómo florece el maíz: fácil, tonto, automático. “Puedo enseñarle a cualquiera a convertirse en agricultor, incluso a la gente en este salón, sin ánimo de ofender a nadie”, pontificó Bloomberg, quien ve a los agricultores como gente no muy inteligente y poco preparada, a diferencia de aquellos –como él mismo- que tienen el “conjunto de habilidades” apropiado. Claramente no tiene la más mínima idea de la sofisticación de la agricultura en la antigüedad o la altísima tecnología aplicada por los agricultores modernos. Peor aún, no entiende lo difícil que es y que siempre fue producir comida, evidenciado por las múltiples hambrunas que ha debido sufrir la humanidad.
Historiador Victor D. Hanson, profesor de la Universidad de Stanford, en “Gray matter-Deficient Americans”, publicado en National Review
El fin de la panacea neoliberal y la necesidad de rescatar la solidaridad
El propio sistema capitalista está experimentando otra crisis existencial, y muchos países se enfrentan a diferentes dificultades. Esto se produce en el contexto de una crisis ética más profunda que se hace evidente en casi todas partes. Los líderes empresariales, demasiado concentrados en sus resultados, han demostrado una notable bajeza moral. El sector financiero ha sido señalado por otorgar préstamos abusivos, manipular los mercados y practicar abusos en el crédito al consumo. Los fabricantes de automóviles han sido sorprendidos siendo engañosos con las regulaciones ambientales. La industria de alimentos y bebidas contribuye conscientemente a la obesidad infantil en todo el mundo. Las empresas farmacéuticas promueven medicamentos adictivos incluso al mismo tiempo que afirman lo contrario. Consideren el ejemplo de Facebook, cuyos dirigentes no pidieron disculpas el año pasado por haber permitido a sabiendas una campaña de desinformación, sin tener cuidado alguno con las consecuencias que ello implica para la democracia.
Joseph Stiglitz, premio Nobel de economía y profesor de la Universidad de Columbia, en su última columna en Project Syndicate, titulada “Solidarity Now”.