El Plan Ajuga que se llevó a cabo en 2023 permitió que casi 50 madres de niños que asisten a centros CAIF de Canelones se capacitaran en confección industrial y tuvieran una nueva herramienta para el desarrollo laboral. Se espera repetir la experiencia en 2025, pero ampliada a más perfiles de trabajadoras.
Cuando en 2020 se desató la pandemia por covid-19, para muchas empresas esa etapa implicó cerrar la producción, por ejemplo de la industria de la ropa deportiva. Sin embargo, hay quienes encontraron otra oportunidad para seguir con el negocio y comenzaron a fabricar, por lo que no tuvieron que cerrar la empresa.
En ese momento, integrantes de la Cámara Industrial de la Vestimenta notaron que muchas firmas estaban reinventándose y buscando nuevas oportunidades. Si bien en el pasado este rubro implicaba grandes empresas con cientos de empleados, eso ya no existe, quedan muy pocas, la gran mayoría son pequeñas y confeccionan a fasón en talleres o trabajadores independientes en sus domicilios.
Adriana Reigia es una empresaria cofundadora de Bulk ropa deportiva, una marca de producción nacional dedicada al deporte colectivo con prendas de alta calidad y que sueña con ser una empresa con propósito de triple impacto. Además, es parte de la directiva de la Cámara. A su vez, desde hace 30 años forma parte del Plan CAIF desde el rol de la sociedad civil, participa en la gestión del centro CAIF El Abuelo Ubaldo y forma parte de la mesa ejecutiva del Comité departamental de CAIF de Canelones.
La empresaria aseguró que cuando se trata de confeccionar ropa en Uruguay, contar con mano de obra calificada es fundamental y que desde la Cámara están convencidos que se puede volver a producir aquí con niveles altísimos de calidad, ya que en el mundo la mano de obra de la vestimenta uruguaya es reconocida por su excelencia.
Durante la pandemia el Sindicato Único de la Aguja (SUA) y la Cámara se reunieron con el fin de pensar qué hacer con el sector y entendieron que para impulsar la oportunidad que tenían era necesario formar a todas las personas que confeccionan a domicilio o en talleres porque se estaba empezando a perder la calidad en ese sentido. “Las maquinistas con mayor experiencia se estaban empezando a jubilarse y corríamos riesgo de perder el oficio”, explicó Reigia a La Mañana.
Es por eso por lo que plantearon a Inefop la posibilidad de conformar el sectorial de la vestimenta para repensar el tipo de capacitaciones en esta industria. Antes el oficio se aprendía en las fábricas, la mayoría entraba sin conocimiento y en un par de años se especializaba en alguna de las tareas. En el 2020 se formó el sectorial y trabajaron juntos en el diagnóstico del sector. Vieron que existía una alta informalidad por parte de las numerosas mujeres que trabajaban en domicilio a lo largo y ancho de todo el Uruguay. Según datos del 2019, había unas 9097 personas empleadas en la vestimenta, en su mayoría mujeres jefas de hogar.
“Repensamos las capacitaciones en una lógica de que las instructoras fueran personas del oficio. A ellas las elegiríamos por recomendaciones de las empresas o el sindicato y también contemplando que estuvieran dispuestas a compartir sus conocimientos”, detalló la entrevistada. Se armaron los cursos con el SUA, basándose en una currícula que había funcionado en el 2010 en Artigas, y sumaron la experiencia que tenía el sindicato de sus capacitaciones en cárceles. Con todos esos insumos se creó la currícula para estas nuevas capacitaciones.
El nuevo plan
El Comité Departamental de Canelones se reúne todos los meses y en 2023 se festejaban los 35 años del Plan CAIF. En la instancia del 9 de marzo un CAIF planteó que se necesitaba apalancar a mujeres que deseaban salir de ciertas situaciones intrafamiliares y que para ellas era fundamental contar con un empleo para sustentarse. Fue entonces que proyectaron aplicar para esas mujeres la capacitación que se venían planificando sobre confección industrial en el sectorial de vestimenta.
“Planteamos en Inefop hacer un piloto de estas capacitaciones con madres de los niños que van a los centros. Al mismo tiempo nos propusimos culminar los cursos con la confección de 1500 remeras para que puedan lucir los equipos de trabajo de los CAIF en el evento de cierre de los festejos. El logro de este desafío implicaba mostrar que en poco tiempo se puede capacitar desde cero y con una buena organización del trabajo producir prendas de calidad en grandes cantidades”, expresó Reigia.
Se juntaron todas las partes involucradas en el proyecto y se logró concretar el Plan Aguja. Se eligió la palabra “plan” para seguir con la lógica del Plan CAIF, en donde interviene el Estado y la sociedad civil organizada. En este caso participaron la Intendencia de Canelones (quien puso los lugares físicos del curso), Inefop (que financiaba las capacitaciones), el SUA (como entidad capacitadora), la Cámara Industrial de la Vestimenta (con empresas muy comprometidas en acompañar el proceso) e INAU (como rector de la política pública de infancia y adolescencia),
“Convocamos a instructoras por parte de la Cámara y el SUA, se hizo una capacitación en el Programa Templar de Inefop para formar a las capacitadoras en trabajo en equipo, orientación a objetivos y comunicación, competencias que entendimos en el sectorial imprescindibles para darle un nuevo impulso a la industria. Luego, desde el comité de CAIF de Canelones se alquilaron máquinas industriales que se instalaron durante tres meses en los locales que brindó y acondicionó la Intendencia en los municipios de Pando y Las Piedras.
Se hizo un llamado a madres de los CAIF del departamento y se anotaron 80, aunque la capacidad de los cursos era de 60. Se seleccionaron a las que podrían sostener todo el proceso y finalmente comenzaron. La mayoría nunca habían cosido, sin embargo, 48 mujeres finalizaron el curso que implicaba asistir al 80% de las clases de lunes a viernes tres horas diarias. Además, se logró hacer las 1500 camisetas y se pudo ver la satisfacción de las madres al ver las prendas en las integrantes de los equipos de trabajo a donde concurren a diario sus hijos.
“De esa experiencia sabemos que todo fue positivo: participaron madres que fueron impulsadas por equipos técnicos de los CAIF para ayudarlas a salir de situaciones de gran complejidad y desmotivación, y con este curso se lograron proyectar más allá de sus roles de madres”, expresó la entrevistada.
Destacó que en la confección permite capacitarse en poco tiempo y que el Plan Aguja fue un ejemplo claro. Se planifica repetirlo el año que viene, pero que dure seis meses y menos carga horaria. “Esta vez fue intensivo porque lo llevamos adelante en el marco de los festejos de los 35 años del Plan CAIF y teníamos una fecha para entregar las remeras”, dijo.
Más profesionales
Para el año que viene se está planificando no hacerlo solamente para madres de niños que asisten a los centros CAIF, sino también para personas que actualmente están en el sector y que quieran mejorar el conocimiento de maquinaria, aprender a manejar otras, y tener una mejor calidad en los productos. Esto es lo que está necesitando la industria ahora.
“Desde las empresas vemos que para apostar a la industria nacional necesitamos que la capacitación sea buena, que haya personas que cosan bien y con mucha responsabilidad en los tiempos de entrega”, subrayó nuestra entrevistada. Por otro lado, dijo que ven el potencial que tiene para ayudar a jefas de hogar. “Algunas no tienen una posibilidad de empleo fuera de su casa, pero sí podrían instalar una máquina y que las empresas y el Estado estén dispuestos a darles trabajo. Tenemos una oportunidad muy grande si todos los actores se juntan para pensarlo como política de empleo”, enfatizó.
Reigia y el equipo que llevó adelante el plan consideran que es replicable en todo el país si el Estado lo impulsa. “El país está organizado en comités departamentales de CAIF, en los que participan las intendencias y el Ministerio de Desarrollo Social. Es necesario apoyar a las talleristas o trabajadoras a comprar sus máquinas industriales, traccionar con la compra pública de vestimenta para garantizar la continuidad del trabajo a fasón”, expuso. Y agregó que se debe trabajar en la formalización de las trabajadoras y la trazabilidad de prendas.
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