El Club Nacional de Football fue el primer club criollo de América. ¿Cómo nació?
El fútbol se extendió en el mundo, fundamentalmente, a través de los marinos y de los colegios ingleses. A fines del siglo XIX y principios del siglo XX, su práctica, que ya tenía como 30 años en Inglaterra, empezó a hacerse notoria en otras partes del mundo. Los primeros clubes, debido al origen inglés del fútbol y a la existencia de ferrocarriles y colegios ingleses, se formalizaron a través de estos elementos. Maestros ingleses lo enseñaban a los alumnos y trabajadores de ferrocarriles lo practicaban. En forma incipiente se jugaba en campitos, pero la competencia se originó en esos clubes, por eso es que hay tantas instituciones que tienen su origen en algún colegio o ferrocarril.
En medio de esas circunstancias se fundaron ligas donde, en general, se hablaba en inglés, y se produjo la formación del Club Nacional de Football a raíz de las enseñanzas sobre el juego nuevo (como se denominaba en aquel entonces), cuya práctica iba a ser muy importante en el mundo, tal como dijo el rector Alfredo Vásquez Acevedo a sus estudiantes. De ahí nació la idea de un conjunto de estudiantes que en la universidad tenían dos clubes: el Montevideo Football Club y el Uruguay Athletic, y decidieron fusionarse. Así fue como se originó Nacional, en la casa de los Caprario (donde hoy se encuentra la Sala Verdi), el 14 de mayo de 1899. Su aspiración era competir con las demás instituciones que ya competían a un nivel superior.
¿Qué importancia tuvo el artiguismo en el origen de Nacional?
Cuando se formó el club, se eligieron los colores de la bandera de Artigas, precisamente, para resaltar su carácter criollo. Era una liga dominada por clubes ingleses y, entonces, el deseo de formar un club criollo llevó a la idea de hacerlo con los colores de la bandera de Artigas. Por eso fue que se eligieron el rojo, el blanco y el azul.
Fueron dos las circunstancias que determinaron este simbolismo referido a Artigas. Primero, la elección de la bandera, y segundo, el hecho de que su escenario deportivo estuviera ubicado en la Quinta de la Paraguaya. Ahí hay una ligazón de carácter histórico, en el cual los fundadores de Nacional quisieron rendir, con su fundación, un homenaje al prócer. Existe un simbolismo para los nacionalófilos en estos hechos que han sido muy trascendentes para la formación de Nacional.
¿Qué rol cumplió la Quinta de la Paraguaya en el desarrollo del club?
Las compañías tranviarias vieron en el deporte una oportunidad para movilizar personas, poniendo mayores unidades los domingos, porque se desplazaban generalmente en tranvías para presenciar los distintos escenarios. Entonces, la compañía de tranvías “Unión y Maroñas”, que tenía una posición en la Quinta de la Paraguaya, donde había dos campos de juego, destinó uno para el Albion y el otro para Nacional. Como el Albion al poco tiempo dejó de funcionar como club, ese lugar quedó destinado para Nacional.
La Quinta de la Paraguaya es el campo de juego donde Nacional desarrolló toda su actividad, a tal extremo que, con el correr de los años, le compró a la compañía tranviaria el campo e hizo ahí su estadio, que todavía permanece. El Parque Central es el estadio más antiguo del Uruguay como escenario deportivo. Fue el lugar que finalmente Nacional eligió para tener su sede definitiva. Toda la historia de Nacional, y los primeros 30 años de la historia del fútbol uruguayo, se desarrollaron allí.
¿En qué contexto fue que Nacional logró ingresar a la Asociación Uruguaya de Fútbol (AUF), algo que al inicio había sido negado?
Cuando se fundó la AUF, Nacional pretendió formar parte de ese proceso, pero no pudo porque estaba constituido por jóvenes adolescentes y eso determinó que se considerara que no tenían la suficiente capacidad futbolística para participar. Además, tenían que tener delegados que hablaran inglés, porque al principio, fiel a su origen, ese era el idioma que se utilizaba. Un año después Nacional logró ingresar a la asociación.
¿Cómo fueron los comienzos de Nacional en el campo de juego?
El desarrollo de Nacional fue muy importante a partir de la incorporación de los hermanos Céspedes, que dotaron al club de un poderío de tal magnitud que salió campeón en 1902 y en 1903. Nacional asumió la representación de la AUF (porque los demás equipos desertaron) para jugar con los argentinos en Buenos Aires. De esa manera, el 13 de setiembre de 1903 se produjo el primer triunfo internacional del fútbol uruguayo.
¿Qué implicó para Nacional esa victoria?
Ese triunfo contra la selección argentina en Buenos Aires popularizó al club. La noticia tuvo una enorme repercusión en todo el país. A partir de entonces, Nacional fue abiertamente un club de una gran preferencia popular.
Con el correr de los años, la rivalidad con Peñarol como resabio inclusive del inicio de la rivalidad con el CURCC (Central Uruguay Railway Cricket Club), fue determinando, a través de la competencia de estos dos grandes equipos que concitan la atención del fútbol uruguayo, el gran desarrollo que tuvo este deporte en nuestro país.
Además, en la época del cisma que se produjo en el año 1923, fue Nacional, que permaneció en la AUF, quien promovió la participación en los Juegos Olímpicos de 1924. Fue ahí cuando Europa descubrió que en Sudamérica se jugaba un fútbol muy poderoso, en el cual Nacional era un pilar fundamental. Tan es así que es el único club que ha tenido jugadores en todos los triunfos que ha obtenido el fútbol uruguayo.
Una vida al servicio de Nacional
El vínculo de Navascués con el Club Nacional de Football comenzó en la ciudad de Salto, cuando su padre lo llevó a ver un partido donde ese cuadro se enfrentaba a la selección de dicho departamento. Fue la primera vez que vio jugar a Nacional y la identificación con la hinchada fue inmediata.
Desde entonces, siempre estuvo al servicio de la institución, llegando a ser el primer dirigente del fútbol uruguayo en asumir como secretario general de un club. Fue secretario ejecutivo de la AUF y, tras cinco años, pasó a Nacional como secretario técnico (cargo inspirado en la figura del secretario general, según el plan para las entidades deportivas establecido por la FIFA), puesto que ocupa hasta el día de hoy.
Navascués es doctor en Derecho especializado en Derecho Laboral. Ejerció la docencia en la Universidad de la República y la ORT. Fue abogado del Ministerio de Trabajo y jefe del Departamento Jurídico de la Inspección General de Trabajo. También fue vicepresidente de la Corte Electoral.
Desde muy joven participó en el movimiento Divisa Blanca del Partido Nacional, donde tuvo la oportunidad de conocer a destacadas figuras políticas como Washington y Enrique Beltrán, Wilson Ferreira Aldunate, Eduardo Pons Echeverry, Ariel de la Sierra, entre muchas otras. Todos ellos “jugaron un papel muy importante en etapas trascendentes de la vida del país”, subrayó.
Justamente, por su cercanía con Washington Beltrán Mullin, escribió el libro biográfico “El legado de un nombre”. El mismo refleja muchos aspectos y episodios de la vida del político que la gente no conocía y que Navascués sintió la necesidad de transmitir, según explicó a La Mañana.
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