El historiador Walter Viera lanzó recientemente el libro El Puerto de La Coronilla, un trabajo de investigación que recopila los distintos proyectos de construir un puerto de aguas profundas en esta zona del país. “De haberse concretado alguno de esos proyectos, hoy viviríamos en un Uruguay totalmente diferente”, señaló el autor a La Mañana.
Sobre finales del siglo XIX, Uruguay debatía qué modelo tomar para los próximos siglos; si ser un país centralizado en Montevideo, uniportuario y con un solo polo de desarrollo, o si podía desarrollar sus puertos en el este y crear un gran puerto en aguas profundas que fuera polo económico de toda la zona noreste. Por entonces, La Coronilla era una zona estratégica por estar dentro de la Cuenca de la Laguna Merín, que se planificaba colonizar y desarrollar económicamente y porque se planificaba desde allí construir un ferrocarril que llegara hasta Bella Unión.
En entrevista con La Mañana, el historiador Walter Viera (autor del libro El Puerto de La Coronilla: historia y futuro; Torre del Vigía, 2021) señaló que a fines del siglo XIX y principios del siglo XX, la franja denominada en las antiguas cartas de navegación como “Castillos Chicos” –que luego se le llamará La Coronilla– se posicionó como el lugar indicado para la construcción de dicho puerto. Abarcaría la zona que actualmente integra el área protegida Cerro Verde y constituida por una pequeña ensenada dominada por el Cerro Verde y una cadena de islas e islotes perpendiculares a la costa.
La isla más lejana a la costa dista a unos cuatro kilómetros de la misma y podría construirse allí un muelle. “Cuanto más rápido pueda entrar un buque a un puerto a descargar y seguir su camino se abaratarían costos y se posicionaría al mismo como puerto hub. En los siglos XIX y XX el Atlántico era centro comercial por excelencia, hoy ese lugar lo ocupa el Pacífico. Actualmente los buques tienen obviamente más calado que hace cien años, pero la necesidad es la misma: sería un puerto en aguas profundas”, explicó el entrevistado.
Consultado sobre los caminos que abriría la construcción de un puerto de estas características, Viera respondió: “Puede sonar idealista, pero permitiría un grado de desarrollo económico que nuestro país necesitó y necesita con urgencia. Permitiría romper con el centralismo, que a esta altura ya sabemos que condena a muchos orientales a vivir precariamente en la periferia de la ciudad-puerto y vacía lentamente el resto del país, con la migración campo-ciudad”.
Además, añadió que si bien el centro político continuará en la capital del país, el desarrollo económico se diversificaría. “Hace más de cien años lo decía ya Francisco Bauzá: ‘Establecernos sobre el océano, para nosotros, es una necesidad política y una necesidad económica. Los pueblos no pueden vegetar encerrados en un perímetro artificial’. En este semanario, hace poco más de un año, el historiador Oscar Padrón Favre lo explicaba claramente cuando afirmaba que nuestro país en el siglo XX fue una ciudad-Estado. ¿Queremos seguir siéndolo en el siglo XXI? Un puerto en las costas de Rocha generaría la oportunidad de descentralización que tanto necesitamos como país”, indicó.
Un corredor bioceánico
Este puerto potenciaría el desarrollo de la Cuenca de la Laguna Merín y de toda la zona limítrofe con Brasil, aseguró. Ahora bien, ¿Brasil permitirá que su producción se extraiga por un puerto uruguayo? Para el autor es una interrogante a plantearse.
Lo cierto es que hasta el momento Brasil no construyó un puerto cercano a la frontera con Uruguay, pero sí levantó un puerto en Río Grande do Sul y en Paranaguá. “Con ellos no solo brinda una salida al mar a toda la producción del sur de Brasil, también lo posiciona en el Corredor Bioceánico (del Pacífico al Atlántico). Si aún no lo construyó es porque seguramente no lo cree necesario, pero las costas brasileñas cercanas a la frontera con nuestro país tienen similares características a las nuestras. Así que perfectamente nuestro vecino puede aprovechar la oportunidad, cuando necesario, y gran parte o toda la producción de la zona este del país saldría por ese puerto brasileño”, concluyó Viera.
El autor considera que es difícil saber si las condiciones hoy están dadas. Aunque, si se continúa con la idea que tenían los orientales hace setenta o más años de un puerto que hoy se denomina hub con un hinterland, que sería gran parte del sur del continente, “no dependería solo de nuestro país y por allí puede no ser tan fácil”, observó el entrevistado. Sin embargo, agregó: “Algún día la integración latinoamericana será una necesidad tan imperiosa que proyectos de desarrollo como los de un puerto en aguas profundas se concretarán. Por allí tal vez venga el sueño artiguista de la integración americana”.
Un proyecto impulsado por grandes visionarios
El primer proyecto de un puerto en La Coronilla fue presentado por Alberto Donzel en 1870, e incluía un ferrocarril desde el puerto hasta la desembocadura del río Cebollatí, en la Laguna Merín. Pero los primeros registros de que la zona era regularmente usada como puerto, aunque allí no existiera obra alguna, datan de 1832, durante el gobierno del Gral. Rivera, indicó Viera.
Sobre fines del siglo XIX, Edward Cooper solicitó al gobierno la autorización para construir un puerto en La Coronilla para embarcar ganado en pie, por distintas razones que se analizan en el mencionado libro, nunca se concretó. En 1913, durante su segunda presidencia, José Batlle y Ordóñez pidió al Parlamento dinero para destinar a estudios portuarios en La Coronilla. El Partido Colorado apoyó al presidente y votó la autorización solicitada. “Se realizaron los estudios que estuvieron a cargo de un exembajador de Estados Unidos en nuestro país, el Gral. Edward O’Brien. Este no solo realizó los estudios, sino que proyectó cómo sería el puerto y cómo desarrollar su hinterland. Esta propuesta contó con el apoyo de Francisco Ros, legislador de gran visión de futuro e impulsor del desarrollo de la zona este del país”, apuntó el historiador. Sobre finales de los años 20’ del siglo pasado, el Ing. Carmelo Cabrera también propuso construir un puerto en La Coronilla con conexión ferroviaria hasta Paraguay y Bolivia.
Testigo de un anhelo rochense
Viera creció en la zona de La Coronilla, escuchando distintas versiones sobre los diferentes proyectos. Conocer las características de cada uno de ellos y tratar de comprender por qué ninguno se concretó fueron las motivaciones que lo llevaron a concretar el libro.
“Comencé la investigación cuando aún vivía en La Coronilla. La carencia de datos y documentos en la zona de Rocha hizo que debiera trasladarme hasta Montevideo a buscar información. En muchos lugares de nuestro país la información está fragmentada o directamente no existe, por lo tanto, es muy difícil investigar. Por referencias bibliográficas de material que leía comencé mi investigación en el Archivo General de la Nación y luego en el Museo Histórico Nacional. Siempre estaré agradecido por la amabilidad de las funcionarias de Sala de ambas instituciones. Un día buscando en internet encontré un artículo del Prof. Quagliotti de Bellis que tenía su dirección de correo electrónico. Le escribí y para mi sorpresa me respondió y coordinamos un encuentro. Siempre estaré agradecido porque de él aprendí el valor geopolítico de un puerto en las costas de Rocha. Ya con la investigación terminada se la envié a distintos historiadores. A Juan Antonio Varese le interesó mucho el trabajo y me impulsó a publicarlo, aun cuando yo no creía que pudiera publicarse. Su coraje y dedicación es admirable y estaré también eternamente agradecido por ello”, sinceró.
TE PUEDE INTERESAR