El pasado lunes 26 se descubrieron en el puerto de Montevideo más de 4 toneladas de cocaína cargadas en tres contenedores, que tenían por destino un puerto africano. Posteriormente se encontró otra tonelada en una estancia de Soriano, donde se presume se cargaron los contenedores. Esto lo convierte en el mayor cargamento de la droga detectado en territorio uruguayo. Si se agregan las 4,5 toneladas descubiertas en el puerto de Hamburgo, los 600 kg en el aeropuerto de Basilea, y las otras 3 toneladas halladas en el puerto, son al menos 13 las toneladas detectadas en el último semestre procedentes de nuestro país.
Al analizar esta cifra y aplicarle el precio promedio estimado por las autoridades uruguayas, el valor estimado supera los USD 7 mil millones. Teniendo en cuenta que no se detecta más de un 20% de lo que efectivamente transita, podemos estimar que por Uruguay circula anualmente cocaína por un valor que podría superar los USD 35 mil millones, cifra que se aproxima a la deuda bruta del Estado uruguayo.
Lo anterior sirve para darse una idea del poder económico del que disponen las redes criminales internacionales que se dedican a este negocio. No solo pueden comprar oficiales públicos, empresarios y empresas. Tienen un poder económico tal que pueden comprar hasta el Estado mismo, como ha ocurrido en pequeños países en Centroamérica y África.
A continuación intentamos responder algunas preguntas frecuentes sobre el tema que pueden ayudar a comprender mejor el fenómeno:
¿Dónde se encuentra la demanda de cocaína que pasa por Uruguay?
El destino final de la droga que pasa por Uruguay es Europa, donde se experimenta un gran “boom” de consumo. Según el Centro Europeo para el Monitoreo de Drogas y Adicciones (EMCDDA), los europeos gastan al menos EUR 30 mil millones al año en drogas, mercado que constituye una gran fuente de ingresos a las redes criminales que operan en la Unión Europea. El cannabis representa el 39% de ese mercado, la cocaína el 31%, la heroína 25% y las meta-anfetaminas el 5%.
¿De dónde proviene la oferta de cocaína y cuál es la tendencia?
Esta droga proviene de los países productores de América Latina: Colombia, Perú y Bolivia. La producción record de estos países ha aumentado la presión por enviarla a Europa, principalmente en contenedores por vía marítima. El gobierno de Colombia había logrado reducir el área bajo cultivo de 163.000 has en el año 2000 a solo 48.000 en 2013. Pero el acuerdo de paz entre el gobierno y la FARC trajo como consecuencia no deseada un aumento del área de cultivo, que hoy se estima supera las 200.000 has. Esto explica la explosión reciente en la producción, que busca nuevos puntos de consumo y tránsito de mercadería.
¿Quién maneja la distribución en Europa?
Existen varios grupos criminales que se disputan el territorio, pero parecería que la Ndranghetta (mafia calabresa italiana) tiene un rol cada vez más importante. Esta es la organización a la que pertenece Rocco Morabito, uno de sus principales comandantes, quien escapara hace pocos meses de cárcel central antes de su extradición a Italia. El interés de estas organizaciones por controlar el territorio europeo no solo se explica por el consumo regional, sino porque constituye punto de transbordo a los lucrativos mercados de Medio Oriente, Asia, Australia y Nueva Zelandia.
¿Qué vínculos existen entre la mafia calabresa y organizaciones criminales regionales como el Primer Comando de la Capital (PCC)?
La fuga de Morabito evidencia la presencia de una importante red de apoyo en territorio uruguayo. No solo logró fugarse de la cárcel de manera inexplicable. Es probable haya salido del país antes de que la Fiscalía tomara conocimiento del hecho, cosa que ocurrió a la mañana siguiente del dudoso escape.
Según Europol, desde hace años las redes criminales europeas buscan afincarse en América Latina para asegurarse la provisión de la droga. Esto constituye un manejo de la cadena logística similar al que haría cualquier multinacional en procura de la materia prima esencial para su proceso de producción. Si antes las mafias europeas esperaban en sus países de origen que los carteles colombianos les hicieran llegar la droga, hoy deben expandirse verticalmente hacia el mercado de origen para asegurarse un acceso estable al producto. Para ello les resulta conveniente asociarse con redes criminales regionales, y es allí donde aparece el vínculo entre la Ndrangheta y el Primer Comando de la Capital (PCC).
Esta competencia cercana a los mercados de origen genera conflictos, que se desarrollan en las calles de las ciudades y de manera violenta. Esta disputa se da particularmente en los centros de tránsito, justamente donde se produce el cambio de control de la droga, desde la red controlada por los productores hacia la red controlada por los compradores. Si PCC es el responsable del tráfico desde los países andinos hacía el puerto de Montevideo, y Ndranghetta la responsable de su entrada en África y Europa, el enlace entre ambas se tiene que producir necesariamente en algún territorio.
¿Cuáles han sido las acciones más violentas de estos grupos en la región?
Un caso emblemático se dio cuando el año pasado una banda de 60 delincuentes armados, pertenecientes al PCC, tomó por asalto la sede de una conocida empresa de custodia de caudales en Ciudad del Este. En un ataque planificado y ejecutado con la perfección que habitualmente caracteriza a las fuerzas especiales de los ejércitos regulares, el comando del PCC logró llevarse más de USD 11 millones de la sede misma de la organización que se dedica a custodiar dinero. Este ejemplo es solo para dar una idea del poder organizativo y militar de la organización.
¿Cómo se extiende el PCC por la región?
El PCC se ha convertido en el actor más importante en el mercado brasileño de cocaína, el segundo en término de tamaño luego del de los Estados Unidos. En los últimos tiempos ha consolidado su control de Ciudad del Este (Triple Frontera). Si antes la organización se contentaba con comprar la droga en la región fronteriza para luego distribuirla en Brasil, en los últimos años ha extendido sus tentáculos para controlar eslabones claves en la cadena logística fuera de Brasil. Es así que tiene bases en Bolivia y Perú para asegurarse del abastecimiento de droga, y no resulta sorprendente que quiera asentarse en Uruguay como punto logístico de importancia en el tránsito hacia Europa. Según Marcio Christino, un fiscal de San Pablo, “el PCC está en Brasil, Bolivia y Paraguay, y entrando en Uruguay y Argentina. Donde haya un vacío, ellos se expanden y expanden con tal de dominar”.
El PCC viene intentando capturar miembros de las FARC colombianas dentro de su organización como forma de entrar en los países limítrofes, por lo que no resulta nada sorprendente la evidencia que se va juntando sobre su creciente presencia en nuestro país. El PCC busca sobre todo asentar bases en países que no cooperan con las autoridades brasileñas, como ha ocurrido con Bolivia y Paraguay.
Disputas territoriales como las que se dan en algunos barrios de la periferia de Montevideo, en Minas y San Carlos constituyen señales tempranas de un fenómeno ampliamente conocido por las autoridades brasileñas. Probablemente no sea rentable para el PCC entrar directamente en la disputa en esas ciudades, pero es posible que esté participando en el conflicto apoyando a mafias locales amigas o “proxys”. Muchas veces es más conveniente negarle el control del territorio al enemigo que invertir en controlar el territorio. Este último es el camino más seguro hacia la anarquía y los estados fallidos.
¿Qué rol tiene Uruguay en esto?
Por años la ciudad de Rosario (Argentina) se constituyó en el centro elegido por las redes criminales internacionales que procuraban sacar la droga por la hidrovía hacia los puertos africanos y europeos. Eso se vio reflejado en las calles con un exponencial aumento en la violencia en la que era hasta hace poco una de las ciudades más agradables para vivir en el vecino país.
Pero el decisivo combate al narcotráfico llevado adelante por la ministra Bullrich en Argentina favoreció el desplazamiento de su centro de gravedad hacia Uruguay, que ya de por sí tiene ventajas logísticas naturales. El narcotráfico es una organización racional que hace sus cálculos. Ejerce la violencia cuando tiene posibilidad de dominar la situación, pero cuando se ve superado, migra hacia territorios menos hostiles. El gran deterioro en la seguridad de Uruguay en los últimos años ofreció a estas redes criminales un ámbito propicio para establecerse y llevar adelante sus actividades sin grandes molestias, por lo menos hasta ahora.
La mayor dificultad de sacar droga a través de la ruta venezolana también ha aumentado los incentivos para buscar nuevos puertos de salida y rutas alternativas. De hecho, hace una década la ruta africana a través de los puertos atlánticos de Argentina, Uruguay y Brasil era mucho más costosa y poco utilizada.
¿Cuál es la economía del negocio y cuánto queda en Uruguay por el “servicio logístico”?
Según estima EMCDDA, el precio mayorista de la cocaína puesta en Puerto de Montevideo ronda los USD 8.000 por kg. Esto quiere decir que si el embarque de ayer fuera de 4 toneladas, su valor mayorista rondaría los USD 32 millones. Pero esta mercadería puesta en un puerto de África Occidental se multiplica de valor, alcanzando los USD 40.000 por kg. Una vez en Marruecos, su valor se multiplica aún más y el cargamento puede alcanzar USD 320 millones. Basta comparar el precio doméstico de la cocaína en Uruguay con el precio arriba del buque para estimar el valor agregado producido por la “exportación”. Con eso se puede cuantificar la capacidad económica para corromper actores públicos y privados, dispuestos a participar activa o pasivamente en el tráfico.
Pero como ocurre con cualquier mercadería, gran parte del margen queda en la distribución que llega al consumidor final. Si tenemos en cuenta que en las calles de Alemania el kilo de cocaína se vende en USD 80.000, el valor final de este cargamento puede llegar a alcanzar USD 3 mil millones. Esto da amplio margen para corromper. Según una investigación realizada por la publicación alemana Der Spiegel, un funcionario aduanero en el puerto de Rotterdam puede llegar a recibir USD 300.000 por “mirar para el costado” y dejar pasar 100 kg de cocaína.
¿Qué puede hacer nuestro país al respecto?
Queda claro que Uruguay se empezó a tomar el tema en serio. Pensar que somos una simple ruta de tránsito es una falacia. Para poder hacer transitar la droga en forma segura se necesita inteligencia, capacidad logística, control de la calle y cárceles, además de influencia sobre la política y los medios. Si no se interviene tempranamente, terminará corrompiendo todo como ocurrió en la Colombia de Pablo Escobar.
Razonamientos que van en la dirección de que “no se puede hacer nada” no solo son tramposos, sino que son funcionales a las necesidades de las redes criminales que como los bucaneros de otrora, buscan utilizar nuestro territorio como “hinterland” de sus fechorías de dimensión global. En la misma vía corre el lamentable razonamiento de autoridades policiales que actualmente proponen la legalización de la cocaína como la solución al tema. Es como hablar de la abolición de las religiones para eliminar el conflicto en Medio Oriente.
Estos razonamientos extraídos del recetario gramsciano, nos distraen de lo que hay que hacer, metiéndonos en discusiones estériles que lo único que logran es distraernos, mientras estas mafias siguen creciendo. Es el camino hacia la esclavitud con parada intermedia en la anarquía. El mundo decidió reprimir el tráfico de drogas y Uruguay es parte de ese mundo. No podemos perder tiempo en sofismos y debemos ocuparnos rápidamente de que este parásito encuentre otro cuerpo en el cual florecer.
¿Cuál es el rol de los medios en la lucha contra el crimen organizado?
Llama cada vez más la atención que la importante presencia local de Albavisión, un medio mexicano-guatemalteco, no haya encendido las alertas correspondientes. Además de ser ya de por sí ilegal que un medio extranjero controle un medio local, resulta alarmante que la principal accionista del medio controlante este requerida por Interpol. Esto por la participación de Albavisión en casos de corrupción en Guatemala que involucran al expresidente Otto Pérez Molina y su vice Roxana Baldetti. El año pasado, un delegación bipartidaria de congresistas presentó al Comité de Relaciones Internacionales de los Estados Unidos una petición de procesamiento de Remigio Angel González, lo que se suma al pedido de captura de Interpol que pesa sobre su esposa Alba Elvira Lorenzana, la que figura como propietaria del medio con presencia en toda América Latina.
Mientras tanto, desde sus micrófonos en Uruguay, la radio de Albavisión se dedica a criticar toda medida que apunte a reprimir el tráfico ilícito de estupefacientes, denigrando al mismo tiempo a toda persona u organización que se manifieste a favor de tomar acción. Curiosamente, maneja con regularidad argumentos a favor de la legalización similares a los que ofrecía en su momento Perez Molina en Guatemala cuando pretendía dar la impresión de querer combatir el narcotráfico. Años después quedó claro que no era el caso, cuando su círculo más cercano se vio involucrado en causas de narcotráfico, que incluían a la ex vicepresidente Baldetti.
No aporta en nada a la discusión poner en el tapete en este momento ideas conspirativas probablemente aportadas por esa red de biunívoca de informantes-informados que Albavisión y sus radios uruguayas presumen cultivar de hace años. Su último aporte en esa dirección es vincular al Chapo Guzmán con la DEA.