Pese a la postergación del Premio Ramírez de su tradicional 6 de enero, empresarios y aficionados continúan trabajando para que la actividad no decaiga, La Mañana dialogó con el presidente de Daecpu, Enrique “Cachete” Espert y con el empresario riverense Pedro Berrutti sobre la actualidad del sector.
“Mi vinculación con los caballos viene de familia, porque mi abuelo paterno, Plinio Berrutti, tenía el haras Los Pingos y criaba caballos purasangre, y además tenía un stud, que es donde se cuidan los caballos para correr, tanto en Rivera, para carreras cortas llamadas pencas y en Montevideo para correr en Maroñas”, comenzó relatando Pedro Berrutti a La Mañana, quien se define como apasionado por los caballos de carrera desde que tiene uso de consciencia.
Pedro cuenta que comenzó en el rubro en 1994, cuando tenía 19 años, luego de una aventura desafortunada mientras trabajaba en Conaprole, cuando lo enviaron al seguro de desempleo por seis meses, y no se lo pagaron. Posteriormente lo llamaron para volver, momento en el cual recibió el salario que se había acumulado, “en ese momento en mi casa había un tambo de mi hermano Marcelo y mi padre, Artigas, y compre un plantel de vacas para ponerlo en el tambo. Mi tío menor tenia a la venta las últimas tres yeguas y un padrillo del haras familiar, entonces vendí las vacas y los compré y continué con el haras Los Pingos. Ahí empecé a criar, a producir, y a hacer remates en el Tattersall de Maroñas”.
Naturalmente, comenzó a seguir los pasos de su abuelo, con caballos para correr en el hipódromo y para las carreras cortas. “A este mundo se lo llama la industria sin chimeneas, porque el turf da muchísimo trabajo, hay mucha gente involucrada, desde los que están en el haras, peones, veterinarios, la gente que hace las praderas, en el stud hay herreros, jockeys, cuidadores, los que venden alfalfa, ración, etc.”, aseguró Berrutti.
La preocupación por no correr
El haras Los Pingos de Berrutti sigue siendo en Tres Puentes, en el departamento de Rivera, “en la misma zona de mi abuelo, y después tengo un stud en Tranqueras y otro en Rivera, que son para carreras cortas. Hoy no solo crio purasangre sino también cuarto de milla de carrera, que son caballos que corren hasta cuatrocientos metros, y alguno en Maroñas o en hipódromos del interior como Melo, Paysandú, Florida. Yo heredé el nombre del stud de mi abuelo, Viento Norte, que tiene muchísimos años, y tiene su chaquetilla verde, con una lista diagonal blanca, las mangas rojas y la gorra amarilla, que son los colores de la bandera Ruralista, que mi abuelo llevaba adelante”, aseguró Pedro.
Pese a las dificultades, el sector se mantiene trabajando constantemente. “La pasión por el caballo de carrera es tan grande en Uruguay que hace que se mantenga, que los studs sigan con caballos y los cuidadores de cierta forma conserven su trabajo, porque viven de eso, y gran parte de la cadena siga funcionando” afirmó.
Cuando empezó la pandemia se cerró todo, después se abrió Maroñas para carreras sin público, iba solo el corredor, el peón y el jockey. Después se abrieron los hipódromos del interior, también sin público, y en algunos departamentos se permitía hacer pencas y en otros no. “En Rivera como somos de los departamentos que más casos hemos tenido de coronavirus es el que menos pudo hacer carreras. Hoy está todo sin funcionar, y eso influye muy negativamente porque mermaron los ingresos, los propietarios pagan las pensiones de los caballos y no pueden correr”.
“Muchos propietarios han bajado la cantidad de caballos en el stud, yo mismo desde hace muchos años nunca había pasado un año como este de no correr, y lleva a que tengas menos caballos en entrenamiento. De todas forma los remates este año anduvieron bien, los promedios no sintieron tanto, pero los que sí han sentido fueron los cuidadores, los variadores, la gente que vive del turf”, afirmó.
Pedro también se refirió a la postergación del Ramírez de su tradicional fecha, “para nosotros es el día especial del año, no solo por el Ramírez en sí, sino que se corren las cuatro principales carreras del año. El Gran Premio Maroñas, el Piñeyrua, el Ciudad de Montevideo que es el clásico para yeguas, y el Gran Premio José Pedro Ramírez”.
“Ya estaba todo preparado para La Copa Challenger, que es para cuarto de milla en 400 metros, que le da a la raza una vidriera internacional y nacional muy importante, pero por esta última medida, estaría dada la fecha para que se corra el 17 de enero si la parte sanitaria lo permite”.
Sin embargo, como otros actores del sector, hay desconcierto de por qué razones se decidió suspender las carreras puesto que no se han detectado contagios en el turf. “Es una medida que no entendemos, porque desde que se volvieron a correr las carreras, respetando los protocolos, que ni los propietarios pueden ir a ver las carreras, nunca hubo un caso positivo. Haber trancado eso la verdad que complica, porque muchísima gente tiene gastos importantes para esa fecha, y que se haya cambiado fue un balde de agua fría”.
“A veces lo comparamos con el fútbol por ejemplo, donde han habido una cantidad importante de contagios, eso no ha pasado en el turf, y entonces que la actividad siga aunque sea sin público es lo que queremos porque es lo que hace que la máquina siga funcionando. Tenemos esperanza de que se pueda correr el 17 de enero”.
“Quienes vivimos en la vuelta del caballo de carrera decimos que siempre tenemos algo más para dar, un poquito más para aguantar, tenemos expectativa de que se hagan las reuniones, no solo en Maroñas, sino también en el interior, porque es una cosa de todo el país, en las canchas rectas para las pencas, que los propietarios no dejen de cuidar porque si no mucha gente se va a quedar sin trabajo”, concluyó.
Enrique Espert: “Trabajamos intensamente para que las carreras continúen”
“Hace muchos años que tenemos caballos. Después arranco mi hermano Eddie firme con el haras Gavroche, y siempre tuvimos caballos de carrera. Veo raro que no haya carreras, habiendo todo tipo de espectáculos. Maroñas es un espacio abierto, el más grande que hay, tiene más de veinte hectáreas, el público que va está muy separado y que no se permiten las carreras, es una lástima” comentó el empresario Enrique Espert a La Mañana.
Espert recalcó el movimiento que genera el turf, “las carreras después de la construcción son la segunda industria, mueven mucha gente, en Montevideo y el interior, por todo el país, empezando por veterinarios, gente que cría los caballos, los que plantan y hacen raciones, los boleteros, cuidadores, jockeys, es una industria muy importante, y la han dejado sin darle la debida importancia”.
“No han tenido la delicadeza de decir ´con este protocolo empezamos a funcionar´, no sé cuál es la razón, porque hay una comisión de propietarios que está trabajando intensamente para que las carreras continúen, y que dejen entrar por lo menos a los dueños de los caballos”, reclamó.
Espert contó sus expectativas para el próximo año. “Esperamos tener más caballos, pero para eso estamos aguardando que se estabilice la actividad, es imposible gastar en caballos, y no poder entrar y disfrutar de la actividad, ir a ver las carreras, y sin embargo está todo muy quieto. Es una afición, un deporte muy popular. En el turf todavía continúan las pencas, los hipódromos del interior, hay mucha caballada, la gente ha gastado mucha plata en caballos y están parados, la verdad que no se entiende”.
“La expectativa es que se corra el Ramírez y que sigan de continuo las carreras, porque si no la gente larga, y cuando larga no vuelve” expresó Espert.
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