La ordenación y administración de nuestros espacios portuarios, marítimos, fluviales y lacustres del punto de vista comercial, con todo su potencial actual y enormes perspectivas de futuro, exigen una especial visión, que se traduzca en políticas públicas claras con acciones estratégicas en estas áreas íntimamente relacionadas con el quehacer del mar.
Las mismas deberían acompañarse de un liderazgo eficiente en su gestión empresarial, para lo cual se debería estar debidamente formado y capacitado profesionalmente para el “Uruguay Marítimo y Portuario” del futuro.
A tales efectos, en lo que refiere exclusivamente al sistema portuario estatal, se hace necesario a la brevedad una gestión diferente a la actual, con otro grado de compromiso e integración con el resto de todos los actores de la “Comunidad Marítima”: públicos y privados.
Es imprescindible un mayor dinamismo en la función ejecutiva de la Administración Nacional de Puertos (ANP), para que el país no pierda negocios que podrían pasar por nuestro sistema de puertos y así brindar trabajo a los diferentes componentes de la Comunidad y también de otros eslabones logísticos de la cadena de valor. Un puerto no se comercializa solo, sino que debe comercializar el funcionamiento de toda su Comunidad.
En lo que refiere exclusivamente al sistema portuario estatal, se hace necesario a la brevedad una gestión diferente a la actual, con otro grado de compromiso e integración con el resto de todos los actores de la “Comunidad Marítima”: públicos y privados
En forma complementaria se hace imprescindible organizar, coordinar, dirigir y controlar el cumplimiento con el debido acompañamiento financiero de “planes maestros” para todo el sistema portuario nacional creíbles y no sólo diagnósticos sin propuestas objetivas, de acuerdo a los diferentes escenarios, más allá de ajustes razonables acorde a los cambios imprevistos. Esto desde hace varios años escasea en quienes tienen la responsabilidad de “liderar” el sistema de puertos de nuestro país. La ola de la rutina los sobrepasó, las pocas obras planificadas abundan por sus atrasos, falta eficiencia en la gestión del sector público.
No se puede continuar cambiando visiones desde el mismo Ministerio de Transporte y Obras Públicas o de la ANP, posponiendo, difiriendo e incluso discrepando jurídicamente y técnicamente en su propio seno, acerca de concesiones a operadores portuarios, proyectos de terminales, obras de infraestructura, incorporación de equipos, grúas, etc.
Esto solo contribuye a la falta de credibilidad e incertidumbre frente a toda la “Comunidad Marítima”, y crea riesgos que alejan a las grandes navieras del mundo y a los principales operadores portuarios o potenciales inversores, perdiendo tiempo y dinero. Este tipo de gestión no aporta para la marcha de un país que pretende ser “competitivo” y aún más, cuando se incorpora infraestructura inadecuada no rentable y paga por el estado, o no se encuentran soluciones prácticas y efectivas ni para limpiar la bahía del cementerio de pesqueros abandonados o semihundidos acumulados en más de una década.
El excelente marco jurídico que otorgó la Ley 16246 de 1992, más conocida como “Ley de Puertos”, poniendo a disposición de las autoridades de la ANP una excelente herramienta operativa, acorde a las realidades del siglo XXI, necesita ser complementado con una gestión eficiente, apuntando a un modelo nacional en el cual converjan todos los esfuerzos públicos y privados de los diferentes integrantes de la “Comunidad Marítima” liderados por la Autoridad Portuaria.
No obstante, el aporte al desarrollo de un país no sólo productivo sino también “competitivo”, requiere cada vez más a gritos para sus puertos: inversiones en infraestructura adecuada, servicios logísticos eficientes que contribuyan a aumentar la productividad, técnicos y líderes, ejecutivos y profesionales mejor formados, para dirigir una actividad tan especializada como es la marítima portuaria en el ámbito público como privado.
Es imprescindible organizar, coordinar, dirigir y controlar el cumplimiento con el debido acompañamiento financiero de “planes maestros” para todo el sistema portuario nacional creíbles y no sólo diagnósticos sin propuestas objetivas
En síntesis: capital, trabajo de calidad, tecnología y talentos capacitados y bien entrenados, son requerimientos imprescindibles para el mejor funcionamiento de la comunidad.
A los efectos de nuestro enfoque, vamos a considerar en la próxima edición uno de los puntos desde el cual se puede contribuir sensiblemente a mejorar la preparación de los recursos humanos, a fin de maximizar la eficiencia de la gestión. Para ello, tenemos que apostar a formar, mantener capacitados y actualizados debidamente a todos los actores de la Comunidad Marítima en el ámbito laboral, según corresponda.