Romeo Pérez Antón, quien integra la Sociedad Rodoniana, dialogó con La Mañana al recordarse este 1º de mayo un nuevo aniversario de la muerte de José Enrique Rodó. En la conversación destacó la vigencia del pensamiento del gran escritor y político, autor de obras que marcan hasta el día de hoy una manera de pensar.
Se recuerda este 1º de mayo un nuevo aniversario de la muerte de José Enrique Rodó, ¿cuál es el significado para usted de esta fecha?
Rodó falleció el 1º de mayo de 1917 en Palermo, Sicilia. Cuando se cumplió el centenario de su muerte, en 2017, la Sociedad Rodoniana organizó un encuentro internacional en Montevideo que resultó muy exitoso. Fue un congreso en el que hubo ponencias por autores de diversos países y fueron consideradas, comentadas y discutidas en ese encuentro que duró tres días. Llegó gente de Estados Unidos, México, Colombia, Perú, Argentina, Ecuador, Reino Unido, Francia y Alemania. Las ponencias versaban sobre la personalidad de José Enrique Rodó y sus obras. Observando esta obra con la perspectiva de los años que han pasado, podríamos afirmar que Rodó tiene mucho para decir al mundo de hoy. Son consideraciones que de alguna manera se corresponden con inquietudes actuales. Tanto es así que podría afirmarse que Rodó, que vivió en la época moderna, mantiene vigencia en la posmodernidad. A esta altura se ha abierto una era histórica, por lo menos para todo lo que comprende la civilización occidental, que ya no es la de la modernidad. En la posmodernidad se sigue leyendo a Rodó en diversas partes. En los últimos ocho o nueve años ha sido traducido al principal idioma de la India (el hindi) y al chino mandarín. Han traducido Ariel y la primera traducción completa de esta obra, en una edición crítica, es decir con notas de las traductoras, fue publicada en Francia en 2017. Una de las traductoras participó del congreso al cual hacía referencia.
¿Por qué Rodó no es una figura más destacada en Uruguay?
Yo no diría que no es valorado. En 2017, en el centenario de su muerte, su nombre lo llevó el Día del Patrimonio. Además, la Universidad de la República organizó también un encuentro muy importante con ponencias que se presentaron y luego fueron editadas en un libro. Se realizaron otras conmemoraciones y el Parlamento había formado en 2016, con vistas a las conmemoraciones de 2017, una comisión bicameral de todas las bancadas parlamentarias, para los actos conmemorativos con sesiones parlamentarias y otras actividades. Por otra parte, el año pasado se designó por ley el 15 de julio como Día de Ariel, ya que ese es la fecha de nacimiento de Rodó. El 15 de julio no está referido solo a la obra Ariel, sino a toda la obra de Rodó. El arielismo fue una corriente cultural que tuvo muchísimo arraigo en España y América Latina a comienzos del siglo pasado. No se podría hoy hablar de una corriente arielista, pero sí que existe en el pensamiento una influencia de Rodó.
En la sociedad actual, ¿dónde está reflejado el pensamiento de Rodó?
Quien preside la Sociedad Rondoniana, Ramiro Podetti, realizó una reseña de publicaciones sobre Rodó, ya sea su obra, personalidad, pensamiento o actividad política. Abarcó del 2001 a la actualidad y pasó los 400 títulos con edición impresa. Ninguna figura uruguaya alcanzaría una magnitud tal. Y el conocer más sobre Rodó es porque este cultivó la virtud de la tolerancia, no como el aguantar al distinto, sino como dialogar con el distinto. Tampoco como seguir la corriente o plegarse a las ideas de cualquiera. Es una tolerancia hecha sobre todo en el término diálogo, la interacción. Intentar persuadir, pero con argumentaciones. Rodó fue un profeta del diálogo entre diferentes y eso está muy metido en la cultura uruguaya, junto con otros aspectos que quizás la bloquean. Pero hay ahí un nutriente de la cultura uruguaya, que se manifiesta y suele verse en el ámbito político. Esa tolerancia existe también en otros, como el religioso o la convivencia de modos de producción económica. La temprana adopción societaria del cooperativismo en Uruguay, muy anterior a que se establecieran las primeras leyes de fomento del cooperativismo, es un rasgo de tolerancia, de apertura, de poder vivir con el que es distinto y no creando tabiques. Rodó escribió muchas veces sobre ella y polemizó para defenderla. Un ejemplo es cuando rechazó en 1906 el retiro de los crucifijos de los hospitales públicos y lo hizo en nombre de la tolerancia.
Ese aspecto resulta interesante, ya que se hablaba en esa época de la separación del Estado y de la Iglesia. ¿Qué puede comentar de cómo actuó Rodó?
Sobre el retiro de los crucifijos de los hospitales escribió una serie de artículos en el diario La Razón y los reunió después en un folleto al que tituló Liberalismo y jacobinismo. Rodó distingue: una cosa es el liberalismo y otra cosa el jacobinismo. El liberalismo sabe convivir en la diversidad. El jacobinismo es excluyente y Rodó califica de jacobina la medida de retirar los crucifijos de los hospitales públicos.
Usted ha escrito un libro sobre Rodó, ¿qué puede decirnos al respecto?
Rodó se está estudiando en gran parte del mundo y por estos días estoy publicando un libro en Argentina que se titula La apertura ontológica de José Enrique Rodó (editorial Dunken). Es un estudio que parte de la base de que Rodó fue un filósofo, no solo un autor ensayístico de pensamiento, que por supuesto también lo fue. Esto ya lo ha dicho Arturo Ardao, José Gaos o Helena Costábile. Yo digo que fue un filósofo que trabajó en especial el campo de la ontología, o sea la primerísima filosofía. La filosofía del ser en cuanto ser y del ente en cuanto ente. Y me apoyo en transcripciones de Rodó, no tanto de Ariel sino de Motivos de Proteo, la obra filosófica por excelencia de Rodó. Yo destaco sus investigaciones, que fue filósofo sistemático y que su dedicación a la filosofía no fue esporádica. La filosofía francesa del siglo XIX la conocía muy bien y hace referencia expresa a ella. Después de Rodó, la ontología ha conocido en diversos países del mundo un renacimiento que él anticipó y al cual aportó.
¿Existe también un Rodó crítico?
Fue un crítico muy importante. Ante el segundo libro de poemas de Rubén Darío, Prosas profanas, Rodó consagra al autor como poeta, pero le niega el título de poeta de América. El tercer gran poemario de Rubén Darío es Cantos de vida y esperanza, y están recogidas ahí las críticas de Rodó. Rubén Darío, en la segunda edición de Prosas profanas, pone de prólogo a su libro la crítica que Rodó hizo sobre la primera edición. En Cantos de vida y esperanza, Rubén Darío es un poeta distinto y lo influía el gran crítico que fue Rodó. Hoy en día hay muchas tesis sobre Rodó en distintas universidades en Estados Unidos y Ariel está publicado en inglés.
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