Los comercios uruguayos de la frontera con Argentina continúan afrontando una situación inédita en la historia: un peso argentino que vale cuatro veces menos que el local. A su vez, las noticias marcan que esta realidad no cambiará durante el año y los comerciantes uruguayos ya piensan en el invierno. La Mañana dialogó con cuatro comerciantes que presentaron su realidad en primera persona.
Todos los comerciantes de la zona están sufriendo la situación de forma directa o indirecta, y las empresas, mayormente las familiares, parecen no encontrar una solución. Unos de los sectores que se han visto profundamente afectados en estos últimos meses es el de las farmacias y los almacenes barriales o los pequeños supermercados.
Farmacias familiares en Paysandú
Un claro ejemplo de esto es el de Alberto Dorotte, quien tiene dos farmacias familiares que comenzaron a funcionar hace 80 años en la ciudad de Paysandú. El dueño actual de las mismas comentó en diálogo con La Mañana que la situación se comenzó a complicar luego de que abrieron los puentes de cara a la situación controlada de la pandemia.
Durante los tiempos más duros del covid-19 el comercio interno en la zona se vio favorecido ya que la población no podía cruzar a realizar compras a Argentina, pero luego de que el flujo volvió a la normalidad y el peso del vecino país continuó devaluándose, los compradores aprovecharon la oportunidad. “No solo se nota la diferencia en productos de belleza, higiene y tocador, sino que los medicamentos son mucho más baratos del otro lado, por lo que las personas cruzan a Colón a hacer sus compras”, relató el entrevistado.
Aseguró que no está seguro qué medidas se podrían tomar para solucionar el problema, ya que entiende que depende de la situación de Argentina, y esta no parece cambiar. “Ya ha pasado en otras épocas, pero nunca así de fuerte y con tanta diferencia. No me animo a sugerir una solución porque no la tengo, pero los que se tienen que poner a pensar son las autoridades, porque acá estamos pasando muy mal”, sentenció.
En su caso, tuvo que enviar a tres personas al seguro de desempleo, cuando antes trabajaban cinco y ahora dos. También se turnan para estar en el seguro, cuatro meses uno y cuatro otro, ya que eso reduce los gastos. “Lo que hicimos fue bajar el horario de los trabajadores y pueden emplearse en dos lugares a la vez”, dijo.
“Es una pena ver el mostrador vacío. Solo trabajamos un poco mejor una semana o 10 días al mes, que es cuando los jubilados y algunos funcionarios públicos comienzan a cobrar, después se muere todo”, lamentó Dorotte.
Afectación indirecta
Jorge Andrioli, por su parte, trabaja hace 23 años en la pizzería Shangrilá. Dijo a este medio que la temporada no ha sido mala para el negocio, pero que la del año pasado fue mejor. “Hemos trabajado bien, aunque podemos decir que podríamos estar trabajando mejor. A mí no me afecta directamente la situación del puente, pero hubo épocas en las que afectó más porque la gente cruzaba a comer y volvía, sin embargo, ahora con las demoras no lo hacen”, explicó.
Andrioli dijo que hay personas que se están viendo muy afectadas y son clientes de la pizzería, por lo que indirectamente se ven afectados. “Creo que las estaciones de servicio lo deben sentir mucho más que nosotros, deben achicar personal y esos empleados son nuestros clientes también”, analizó.
En cuanto a lograr una solución, dijo que es difícil porque no pueden competir con lo que pasa del otro lado de la frontera al estar el cambio tan diferente. “Por más que se exoneren todos los impuestos no llegamos a igualar los precios de Argentina. Hay cosas que igualmente estando al costo serían más caras”, lamentó.
Según Andrioli, las personas cruzan por combustible, por remedios, servicios oftalmológicos y odontológicos. Considera, igualmente, que el problema no es quienes consumen los productos y servicios del vecino país, sino que la culpa es la situación. “Es caro Uruguay al lado de Argentina, y si estás apretado de plata es obvio que querés ahorrar unos pesos”, dijo el entrevistado.
Considera que las demoras para cruzar a Argentina son algo favorable porque evitan que las familias únicamente vayan por el día durante el fin de semana. “No van a hacer cuatro horas de fila solo por un día, pero la que va por remedios o gasolina sí lo hace, y acá se nota”, aseguró. El comerciante dejó planteada su preocupación por lo que puede pasar en el invierno, ya que no ve una pronta solución.
Creatividad ante la adversidad
Otro es el caso de Mario Fremd, comerciante dueño de la tienda de ramos generales La Popular, fundada el 1º de agosto de 1951 por su padre. La afectación de su comercio también es por la vía indirecta, ya que los productos que comercializa (colchones, camas, rodados, electrodomésticos, etc.) no son los que van a buscar a Argentina.
“Nosotros nos vemos afectados por un tema de economía general de la ciudad, ya que existe una retracción importante”, aseguró. Al igual que otros, se vio favorecido durante la pandemia por el auge de ventas en la zona, ya que había cero tráficos de mercaderías. “Antes los restoranes florecían, los almacenes abrían en todos los barrios, pero ahora ya no”, señaló.
En su caso, comentó, a partir de la adversidad generaron creatividad. “Ahora estamos en una liquidación, generando movidas que terminen en ventas. Considero que hemos logrado estar en una situación igual o mejor que la que veníamos en pandemia. Pero es una cosa atípica debido al rubro y las actividades que hemos hecho”, explicó Fremd.
Respeto a qué soluciones se podrían llevar a cabo, el comerciante dijo que “a partir de la adversidad se debe tener mayor creatividad y mejores ofertas para la gente”. Indicó que algunos comercios han logrado ser creativos y con eso ayudar a amortiguar la situación. “Hay que hacer acuerdos con los proveedores. Sé de farmacias que los han hecho y están trabajando muy bien a pesar de ser de los rubros más castigados”, sugirió.
Reafirmó la necesidad de hacer alianzas para ver de qué manera minimizar las diferencias, aunque no se puedan igualar. “El gobierno tendría que ver alguna manera, como hace con la nafta, pero la diferencia es tan grande que no alcanza. Lo que no se puede es bajar los brazos y al Estado se le puede pedir hasta un punto, lo demás depende de nosotros”, afirmó el entrevistado.
Niveles de ventas de -30%
Gustavo Albornoz es dueño de un supermercado de mediana extensión, un comercio familiar que funciona desde hace unos 40 años, y hoy se encuentra en la ciudad de Paysandú. El entrevistado dijo a La Mañana que la comercialización está “muy complicada, muy difícil y han bajado las ventas en torno al 30%”.
Son varios los factores que influyen, señaló, desde la inflación que repercute en el continuo aumento de precios, el presupuesto fijo que se ha visto acrecentado con el aumento del valor de los servicios públicos, y la diferencia cambiaría que hay con Argentina. “Las situaciones vienen paulatinamente siendo más complicadas, pero nos vimos más afectados luego de la apertura de la frontera”, relató.
Lamentó no poder hacer demasiado al respecto ya que entiende que no tiene la posibilidad de impactar sobre las causas que generan los inconvenientes. “Como empresa ajustamos todos los gastos que nos eran posibles, pero nos vimos obligados a mandar a algunos empleados a seguro de desempleo transitorio”, sostuvo Albornoz.
De todas maneras, explicó que, tal vez, algunas medidas serían de ayuda como instaurar el cero kilo. “Que, si bien es sabido que nunca se logra, al menos se controla en algo el flujo”, agregó. Otra de las medidas que plantea es que es el control en el tránsito vecinal que se da en el día, el nivel de combustible que lleva cada vehículo a la salida y entrada al país.
“Es muy grande la diferencia que hay entre los dos países en todos los productos, y no hay retrasos en el puente que desestimulen ir a comprar del otro lado. Siempre vale la pena hacer horas de cola porque es mucho lo que la gente se ahorra”, aseguró el comerciante.
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