Los puertos del mundo comienzan a incorporar molinos para producir energía eléctrica amigable con el medio ambiente, Uruguay, país natural, tiene las condiciones adecuadas para avanzar en ese camino.
Muy lenta pero inexorablemente, en todas partes del mundo, todas las actividades humanas caminan hacia sistemas y formas de funcionamiento que buscan ser amigables con el medio ambiente. La conciencia ambiental va avanzando en todos los niveles y cada generación da un paso en el sentido correcto, aunque aún falta mucho por hacer y hay actividades de las que casi no se habla, o se ignora mucho al respecto.
Un informe de la Federación Europea de Transporte y Medioambiente publicado el año pasado alertó sobre el alto grado de contaminación de los buques al llegar a puerto, generando elevados niveles de óxidos de azufre que depositan en la ciudad que los recibe en densidades preocupantes.
Minimizar el grado de contaminación mientras los buques se trasladan de un puerto a otro no parece ser un desafío sencillo de resolver, sin embargo en el mundo hay ejemplos de cómo los puertos pueden contribuir y ser parte de la solución al problema: la generación de energía eléctrica a través de aerogeneradores y el abastecimiento de energía a los buques que arriban anulando la capacidad de contaminación mientras están en aguas portuarias.
En este tema Europa va marcando el camino y los puertos del mundo deberán adaptarse sin excepción por lo que es un buen norte hacia el que Uruguay debería mirar, sobre todo cuando la mayor carta de presentación que posee es la de ser un país natural, amigable y respetuoso del medio ambiente.
En noviembre de 2019 comenzó a funcionar en el puerto de Rotterdam, Países Bajos, el mayor aerogenerador del mundo en altura como en potencia. La altura de la torre más las aspas alcanzan los 260 metros, lo que lo convierte en una de las instalaciones más alta de toda Europa (la Torre Eiffel mide 300 metros), pero además llegó a generar 262 megavatios hora en sólo 24 horas, lo que marcó un máximo equivalente al consumo de unos 30.000 hogares, según publicaron medios europeos. Otro ejemplo, aunque de menor porte, es Eurogate en Hamburgo, Alemania, que posee tres aerogeneradores alineados en la playa de contenedores.
La buena noticia es que en Uruguay es perfectamente posible la instalación de aerogeneradores en el puerto de Montevideo, lo que implicaría un importante avance en el cuidado del medio ambiente y en la disminución de los costos operativos, además de convertirnos en el primer puerto de la región con características ambientalistas.
La Mañana pudo saber que hace diez años la empresa Katoen Natie habría comenzado a realizar estudios para determinar la viabilidad de producir energía en el puerto a través del viento. Para eso instaló una torre de 100 metros de altura, con anemómetros (aparatos que miden la velocidad del viento) dispuestos a 60, 80 y 100 metros. Los trabajos, que fueron certificados por una empresa internacional, se extendieron por un año y medio, concluyendo que en el 47 % del tiempo la zona del puerto el viento registra una velocidad por encima de los 7 metros por segundo, lo que es superior al mínimo requerido para instalar un aerogenerador.
El proyecto apunta a la instalación de dos generadores de 1,8 megavatios, uno para consumo de la empresa y el otro para la Administración Nacional de Puertos (ANP), y así habría sido presentado a la autoridad portuaria.
Se realizaron estudios técnicos y de impacto ambiental que se presentaron ante la ANP y la Dirección Nacional del Medio Ambiente (Dinama), pero la ANP no habría creído oportuna la iniciativa y habría caído el proyecto de los dos molinos, permaneciendo en pie el de la empresa privada.
La Dinama realizó los estudios técnicos pertinentes, realizó consultas adicionales, pidió los informes habituales ante este tipo de emprendimientos, informes de sensibilidad ciudadana, consultas al personal, estudios de sombra, etc. En 2015 se consultó a la Intendencia de Montevideo y desde entonces el proyecto quedó frenado a pesar de tratarse de una solución relevante para los problemas de contaminación portuaria y del aire en Montevideo.
Investigaciones realizadas por este semanario indicarían que además del tema ambiental, la instalación de un molino para la ANP sería beneficioso en lo económico. El costo entre inversión, amortización de inversión y operaciones en la generación eólica sería de 5 centavos de dólar el kilovatio hora frente a 15 centavos de dólar que se paga hoy. Respecto al molino que sería para la ANP, se pagaría con energía a un valor sensiblemente menor lo que implica un ahorro aproximado de 5 centavos por kilovatio hora y logran pagar la inversión privada.
Los aerogeneradores posibilitarían que los buques que llegan a Montevideo apaguen sus generadores y se conecten a un cable de tierra hasta su retiro
Suministro de energía a buques que están en puerto
De forma paralela a la instalación de un molino, Katoen Natie estaría estudiando la viabilidad de entregar energía eléctrica a los buques que están en puerto. La posibilidad de ofrecer ese servicio con la instalación de los molinos se potencializaría, pero no es excluyente por la capacidad instalada que posee el país.
Este es un proyecto que podría ser beneficioso para a la ANP que debe cumplir con una altísima demanda en energía eléctrica por parte de los cruceros que trasladan unas 4.000 personas entre pasajeros y tripulantes. Esos barcos, cuando llegan a puerto y la gente desciende, funcionan con generadores que consumen combustible y lanzan gases al medio ambiente afectando la calidad del aire nuestra capital.
El desafío de entregar energía en tierra enfrenta sus propios problemas, uno es que los buques se vean obligados a conectarse en tierra, y lo otro tiene que ver con la frecuencia, sin embargo ambos serían solucionables. En cuanto a lo primero, el complejo Long Beach en Los Ángeles, Estados Unidos, obliga a los buques a conectarse y ofrecen tarifas razonables, lo que es un detalle importante para evitar que las empresas se salten parar en Montevideo. Sobre lo segundo es un tema técnico que varía según el barco, pero que también tendría solución.
El servicio de conexión eléctrica posibilitaría que los buques que llegan a Montevideo apaguen sus generadores y se conecten a un cable de tierra y permanezcan así hasta su retiro, disminuyendo la contaminación que generan.
Un país verdaderamente natural
La instalación de aerogeneradores aseguraría a la ANP y a un área estratégica como el puerto de Montevideo, punto de entrada y salida de productos importados y exportados, lugar de ingreso de miles de turistas, a la que se añade ahora la terminal especial para la celulosa, autonomía energética.
Además, un dato no menor, es que como ocurre en puertos europeos, cuando los buques arriben a Montevideo, la presencia de los molinos mostrará por sí misma la generación de energía limpia y amigable con el medio ambiente, propia de un país que se muestra en el mundo por su característica de ser natural en todo lo que hace y produce.
Ya Uruguay luce con orgullo sus parques eólicos emplazados en todo el interior del país. Los visitantes, cuando viajan por Colonia, se detienen a fotografiar el parque próximo a la ciudad de Tarariras, lo mismo en la sierra de los Caracoles en Maldonado. Esas figuras esbeltas, alineadas y moviéndose de forma pareja, que a algunos quizá les recuerde a Don Quijote, gozan de la simpatía popular porque sabemos que están ahí produciendo sin contaminar. La pregunta es ¿no sería una buena forma de recibir los buques de carga como cruceros que llegan al mundo y de esa forma decirles que verdaderamente somos un país natural?
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