La reforma educativa se comienza a aplicar este año en materia de clases, evaluación, repetición, nuevas asignaturas, talleres y proyectos. Si bien las instituciones públicas deben aplicarla desde cero, los privados ya se encontraban encaminados en aspectos de la transformación. En esa línea, La Mañana dialogó, con Guadalupe Rodríguez, directora y docente en Cerro Largo.
Guadalupe Rodríguez es directora general del colegio diocesano María Auxiliadora de Melo, Cerro Largo desde hace dos años, y además trabaja en educación pública como docente hace más de 12 años. El colegio pertenece a la Asociación Uruguaya de Educación Católica, hecho que implicó diversos cambios en la educación desde antes de la aprobación de la actual reforma educativa.
Los demás colegios de la asociación que se encuentran en Montevideo también trabajan ya en la incorporación de elementos de esa transformación educativa. “Formalmente ahora decidimos incorporarnos porque creemos que es el camino, que era necesario un cambio en la educación”, aseguró a La Mañana.
La Asociación Uruguaya de Educación Católica brindó cursos de capacitación vinculados a la formación integral que plantea la reforma educativa, lo que permitió a docentes y autoridades conocer los cambios. “Estamos de acuerdo en esta nueva modalidad que, a veces, se dice que se pierden contenidos, pero en la realidad es una forma diferente de trabajar con diversas estrategias, lograr que los estudiantes sean competentes y que adquieran habilidades para la vida”, apuntó Rodríguez.
Indicó que, al pertenecer a la red global de aprendizajes, se trabaja en gran medida por la parte de competencias. Oficialmente, sostuvo, los docentes tuvieron que capacitarse por la Administración Nacional de Educación Pública (ANEP), y eso llevó a que estuvieran “formados y actualizados desde diferentes frentes”.
Para ayudar a los responsables de los alumnos a comprender la transformación educativa, en el colegio se realizó una convocatoria para explicarles la propuesta y cuáles eran los cambios básicos. Una de las consultas más frecuentes era si, al crearse séptimo, octavo y noveno, los alumnos demorarían más en llegar a secundaria. “Ahora se empieza a hablar de tramos, no es el año a año. Entonces, por ejemplo, séptimo y octavo serían el tramo cinco y noveno sería el tramo seis”, indicó la entrevistada.
A lo que antes se le denominaba ciclo básico estará dividido en séptimo, octavo y noveno y a esto se suman nuevas unidades que ya no se denominan asignaturas y que están vinculadas al trabajo cooperativo e interdisciplinario. “En el colegio, en particular, ya veníamos trabajando de forma interdisciplinaria; eso fomenta tener al alumno como centro y la formación integral”, aseguró Rodríguez.
La directora expuso que el colegio tiene alumnos desde los dos años hasta bachillerato. “Tengo la esperanza –también como madre–, que es la formación mejor adaptada a las realidades que se están viviendo. Nosotros necesitamos chicos más críticos, con argumentación y con resolución de problemas, que no queden solo en la crítica. Y a eso apunta la reforma”, expresó.
Aprender desde la realidad
El colegio María Auxiliadora, antes de la reforma, trabajó en un proyecto denominado “Cerro Largo por dentro” en el que los estudiantes incorporaron conocimientos y contenido de la realidad del departamento, es decir, a partir de la práctica. Por ejemplo, se los llevó de visita a un emprendimiento que elaboraba miel, entonces conocieron todo el proceso de los apicultores, desde la abeja que genera miel hasta que se recibe el frasco en la mesa de una casa. “Esto implica un conocimiento más contextualizado y vinculado a las competencias”, señaló la entrevistada.
Otro ejemplo que citó fue el de resolver problemas matemáticos, pero con situaciones de la vida diaria. “Es entonces cuando se da un aprendizaje profundo y más contextualizado con las realidades de los chicos”, agregó Rodríguez, quien sumó que este tipo de aprendizaje va de la mano del saber hacer, del saber convivir, de las competencias y el pensamiento crítico.
Los alumnos también han realizado proyectos relacionados a la tecnología, ya que en la reforma se incorporan áreas de programación y robótica. “Son pequeños elementos que van haciendo una formación integral y más actual”, opinó la directora.
Esperar para ver los cambios
Rodríguez es docente en educación pública y aseguró que se fomenta más el trabajo en equipo con una coordinación profunda de los docentes. “Evidentemente hay diferentes pareceres, pero yo creo que es el camino”, señaló. Dijo que en educación los procesos son largos y no se ven los cambios de un año al otro.
La docente apuntó que en esta reforma hay sistemas de evaluación enfocados en las progresiones de aprendizaje a través de un sistema que los docentes incorporan con cierta autonomía, siempre dentro de la normativa. “Creo que en ese sentido también ganamos y vamos a encontrar chiquilines que salgan de facultad mejor preparados porque, de hecho, las facultades también están mirando desde ese otro lugar la transformación”.
Considera que, a menudo, los análisis de cómo funciona la transformación podría ser más sencillos en instituciones privadas. “No es que en los públicos no se hagan o no se intente, pero es más difícil porque son más personas a coordinar”, indicó.
Autocrítica y cambio de estrategia
“Desde mi rol docente considero que para estas generaciones es necesario cambiar de estrategia, sé que es difícil, porque a veces la carga horaria es mucha, pero no es imposible”, aseguró la directora de María Auxiliadora. Cree que hay “grandes baches” en las aulas, y que esto no solo tiene que ver con un sistema educativo establecido, sino con cada uno de los docentes. En esa línea, Rodríguez dijo que a veces notan que la preparación docente no es 100% positiva. “Es muy personal esta opinión, pero me gusta la autocrítica”, expuso.
Explicó que, si sale de una clase y no encontró las estrategias adecuadas para que los alumnos se motiven, entonces, “hay algo que tiene que cambiar”, aseguró la entrevistada. En ese sentido, propuso mirar la realidad de cada estudiante para ver lo que necesita. “Sé que suena idealista”, admitió, “pero es parte del compromiso de la motivación que el docente puede generar en los chicos”.
Las carencias de hoy
Rodríguez indicó que existen diversos elementos para mejorar y amortiguar las carencias del sistema educativo. Una de los temas es la comprensión lectora, y aseguró que no solo se ve el problema en los alumnos, sino también en los docentes, en el sentido de la aplicación de determinadas estrategias que dependen de la actualización del profesional. “Las herramientas están disponibles para mejorar este asunto”, agregó. Entre estas, nombró a Ceibal, que tiene numerosas capacitaciones, “pero depende de cada uno el utilizarlas”, planteó la entrevistada.
Indicó que desde el colegio María Auxiliadora se busca promocionar que los docentes se actualicen y que tengan una formación amplia en deportes. “Todo eso contribuye a que el alumno sea el centro; y ese es uno de los pilares de esta transformación, que los estudiantes propongan con argumentos, y así desarrollen competencias y habilidades para la vida”.
Señaló que, muchas veces, se escucha que “los chicos están desmotivados”, principalmente los adolescentes, “pero también hay una parte de motivación que depende de nosotros, desde el lado de las instituciones educativas”. Llamó a analizar qué se les muestra sobre el mundo a los alumnos, ya que entiende que es necesario mostrar “que se puede, de la manera adecuada, con respeto y con argumentación”, puntualizó.
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