Se realizó recientemente un encuentro sobre propuestas programáticas de los partidos políticos sobre alimentación, el cual fue organizado por el Observatorio del Derecho a la Alimentación en América Latina y el Caribe y la Escuela de Nutrición. En representación de Cabildo Abierto concurrió Ignacio Elgue, actual director del Instituto Nacional de Alimentación (INDA). En diálogo con La Mañana, Elgue explicó que el encuentro tenía como fin tratar temas tales como la inseguridad alimentaria y los desafíos de futuro. En este sentido, recordó que durante este período de gobierno se implementó el Plan de Alimentación Territorial (PAT), pasando de atender en Montevideo a 800 personas en 2019 a más de 10 mil en la actualidad, y de 8000 a 14 mil en el interior.
“Los desafíos nosotros los vislumbramos por diferentes herramientas científicas”, explicó. La encuesta FIES (que mide según parámetros de la FAO la inseguridad alimentaria), realizada desde 2022, dio un nivel de inseguridad alimentaria de 14,8% de grave a moderada y 2,5% de grave, con una incidencia principal en el área metropolitana de Montevideo, Artigas, Rivera, Tacuarembó y Cerro Largo. Esos datos ayudaron a planificar la actividad y por ejemplo se abrió un comedor en Salto, y se aumentó la cantidad de comensales en Artigas a la vez que se incrementaron las canastas con alimentos para las zonas más afectadas por la inseguridad alimentaria.
Otro dato que arrojó esta encuesta es que la inseguridad alimentaria está básicamente enfocada donde hay madres jefas de hogar con niños pequeños. En este sentido dentro del programa de gobierno de Cabildo Abierto se plantea una inversión social importante enfocada en primera infancia, niñez y adolescencia.
Elgue dijo que uno de los problemas que se observó en estos cuatro años de trabajo al frente del INDA es la existencia programas de apoyo a las madres embarazada hasta que el niño termina la escuela. Se comienza con el Programa Uruguay Crece Contigo, que tiene acciones universales y focalizadas que garanticen los cuidados y protección adecuados de las mujeres embarazadas y el desarrollo de niños y niñas menores de 4 años. Después se sigue con los CAIF y la escuela pública en la que se alimenta. Pero al pasar al liceo se terminan todos los apoyos. “Cuando nos preguntamos por qué no terminan el ciclo básico los adolescentes, es muchas veces debido a que tienen que salir a trabajar, porque la casa no le pueden dar de comer”, sostuvo Elgue. Acotó que la solución es el incremento de los liceos María Espínola de tiempo completo, los cuales incluyen desayuno, almuerzo y merienda.
Recordó que en el caso de los CAIF la alimentación está a cargo de INDA, pero se busca ahora colaborar con la ANEP para garantizar la calidad alimentaria de los centros de enseñanza. Un tema son las donaciones que reciben las escuelas de alimentos ultraprocesados. Para Elgue estos no deberían llegar a los centros de educación y canalizarse hacia otros lados, como por ejemplo los centros de recuperación de adictos.
Limitar la “comida chatarra”
Sobre la malnutrición, el director del INDA indicó que se observan diferentes aspectos. Existe la “malnutrición por exceso” en el consumo de determinados alimentos en niños y personas mayores, que lleva al sobrepeso y la obesidad, “con números alarmantes que después nos traen problemas y un costo en la salud pública”. Sostuvo que esto es a consecuencia de comer ultraprocesados o la denominada “comida chatarra”.
En ese sentido señala que más allá de los etiquetados en los alimentos, “no se avanzó lo suficiente como para limitar el acceso de los niños” a determinado tipo de comida. Al respecto indica que hay “una publicidad engañosa. Muchas veces esa comida es acompañada por un juguete o una linda cajita de colores. Se intenta convencer de que estamos ante un buen alimento y eso no es así. Existe un lobby de ese sector de la industria y Uruguay no protege a niños y adolescentes de ese tipo de comidas”. Debido a esto, desde Cabildo Abierto se propone limitar la propaganda de este tipo de productos de las cadenas de comidas rápidas, como se hizo con los cigarrillos en su momento. Para el INDA estos productos no se los considera como alimento, sino como “un producto comestible porque son más grandes los daños que los beneficios que le provocan a la persona que lo consume”.
Elgue indicó que Uruguay tiene diferentes programas como el INDA, los planes de alimentación escolar y los CAIF. Considera que se debe ampliar el horario y la cantidad de los CAIF en los barrios más carenciados. Y precisamente en estos es donde se debe comenzar la educación alimentaria o sea que los niños puedan aprender a cocinar y acostumbrarse a comer frutas y verduras, para llevar esa experiencia a los hogares. También señala que se deberían tener clases de cocina en las escuelas. Para esto manifiesta que está la experiencia del INDA que logró en este período de gobierno tener nutricionistas en todo el país, pasándose de 200 actividades de apoyo y enseñanza en 2019 a más de 2000 por año en la actualidad.
Dos millones de raciones entregadas
La inseguridad alimentaria se mide desde 2014 por parte de la FAO. En el 2016, se llegó al 26%, una cifra considera “altísima”. Tras la pandemia, el INDA firmó un acuerdo con el Instituto de Estadística para analizar este fenómeno. En 2022 se realizó la primera muestra, constatándose una baja, pero la muestra de 2023 se efectuó en el momento de la sequía que afectó el agua de Montevideo y el área metropolitana. Esto llevó a un incremento en el gasto de agua embotellada, lo que terminó afectando la medición. Ahora se espera para mediados de noviembre los resultados de este año. No obstante, los números de inseguridad alimentaria son los mejores de Latinoamérica. Esto es en parte por el programa PAT del INDA que consiste en dar alimentos mediante lugares fijos o camiones especiales que recorren determinadas zonas de Montevideo, dando comida ya preparada. Elgue dijo que el instituto entrega en la capital del país 10 mil comidas diarias. Hay 5500 personas que usan diariamente el sistema de los móviles y 4.500 en los comedores. Desde que inició programa en abril de 2023 se han entregado dos millones de raciones de comida, y no se ha advertido en los últimos meses ni un incremento ni una disminución de los usuarios. Al realizar la evaluación sobre el nivel de aceptación entre quienes están en el PAT, ya sea mediante el sistema de camiones de alimentos o los comedores, hay un 86% de satisfacción. El programa PAT a su vez tiene técnicos que están en las fábricas de las raciones, los recorridos de los camiones, los comedores y también los refugios del Mides, que son atendidos por el INDA.
Cuando se le preguntó sobre cómo evaluaba su gestión, Ignacio Elgue señaló que la pandemia “lo que hizo fue acelerar los tiempos y estar al máximo para cumplir con los desafíos”. Destacó que el PAT fue un esfuerzo personal y del equipo muy grande. Reflexiona que “capaz lo que no pude lograr, pero que es importantísimo, es el tema de educación alimentaria. Se ve a INDA como el que da las canastas o los comedores. Pero tenemos también la tarea de educar en materia de alimentación. Esto se da desde los CAIF hasta los centros de reclusión, pero debemos llevarlo a otros lados”.
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