Consultado por La Mañana, el especialista en temas de seguridad Edward Holfman afirmó que la baja de los delitos durante los últimos meses no puede circunscribirse a la pandemia sino a una mejor gestión descentralizada y a herramientas que brinda la LUC. Sin embargo, existe otro tipo de delitos que sí crece aprovechando nuevas modalidades.
El Ministerio del Interior comunicó el descenso de homicidios, rapiñas, hurtos, abigeato y violencia doméstica en el primer trimestre de 2021, de acuerdo a datos obtenidos por el Observatorio Nacional sobre Violencia y Criminalidad.
Para el especialista en seguridad, Edward Holfman, “circunscribir la baja de los delitos al tema de la pandemia es un error”. “En Uruguay no hubo confinamientos estrictos como en otros países en los que para salir a la calle tenías que llevar un certificado y había controles de la policía”. En los lugares donde las cuarentenas no fueron obligatorias “los delincuentes siguieron actuando”, señaló.
Uno de los cambios que impactó en la baja, según Holfman, es que “ya no se gestiona todo desde Montevideo”. “Ahora se dio más independencia y mayor radio de acción en el territorio a los jefes de policía del interior. Se descentralizó. Antes todo reportaba al comando unificado en Montevideo”, agregó. “Los recursos se destinaban desde Montevideo hacia el interior, y hoy son los jefes de policía los que realmente gestionan la seguridad de los departamentos”, destacó el experto.
Además de la descentralización, otro “ingrediente” favorable para combatir el delito, según el especialista, fueron algunos artículos votados en la Ley de Urgente Consideración (LUC) como el de la ampliación de la legítima defensa. “Fue importante para la policía porque tenía miedo de utilizar el arma y no saber cómo iba a actuar la Justicia después. Creo que la LUC le dio un respaldo más al policía, y hoy lo ves en los enfrentamientos entre los policías y los delincuentes”.
En el caso de los homicidios “ya habían bajado en 2019” tras el pico más alto ocurrido en 2018 (416) y en 2020 siguió esa tendencia. También bajaron en los demás países de la región: Argentina, Brasil, Chile y Paraguay, señaló Holfman.
No obstante, existen otros datos que hacen referencia a un aumento de determinados delitos durante la pandemia. “Los delitos de fraude, estafa y ciberataques año a año se han incrementado, y en época de pandemia han crecido exponencialmente, no solo en cantidad, sino también en montos”, advirtió el experto.
“Es difícil que un banco o una institución financiera te diga que sufrió un ciberataque y perdió una cantidad de dinero en determinada maniobra que hicieron los ciberdelincuentes, porque primero está la imagen del banco que debe generar seguridad ante los ciberataques (que hubo varios)”, señaló Holfman.
El problema de las bocas de droga
El ministro del Interior, Jorge Larrañaga, explicó que bajaron los delitos porque el gobierno lo que hizo fue combatir el narcotráfico. Holfman dice que el narcotráfico “genera un montón de actividades delictivas conexas”.
Algo que generaba grandes rebrotes de violencia y que atinadamente “empezaron a atacar en el último período del anterior gobierno y después lo siguió haciendo el actual, eran esos delincuentes que robaban la droga y la plata de las bocas”. Porque después de esos robos “se dan ajustes de cuenta muy violentos que a veces vemos que descargan un peine de una subametralladora en una casa equivocada o que le pegan cuatro balazos a una persona” en la vía pública.
Por otra parte, los cierres de bocas generan un conflicto a corto plazo. Mientras varios van a prisión, las bocas cambian de líderes con mayor frecuencia. “Cerrás la boca, y después se genera un conflicto, porque hay alguien que quiere ese territorio o ese mercado, y es ahí donde se generan los problemas”. Según Holfman, Uruguay está en la “cuarta generación narco”, que son personas que no llegan a 24 años, y son líderes por su “recorrido” delictivo en la adolescencia.
En la ruta del narcotráfico internacional
Holfman afirma que Uruguay entró hace diez años en la ruta del narcotráfico internacional con la presencia de tres jugadores importantes en el país: El Primer Comando Capital (PCC), la mafia calabresa (Morabito) y la mafia de los balcanes.
“El PCC es el responsable de toda la comercialización de la cocaína que sale de Bolivia y gran parte de la marihuana que sale de Paraguay por la triple frontera”. Pero como esa droga no va hacia Estados Unidos, sino que va a Europa, entonces “la DEA es más flexible con ellos y se preocupa más de Perú, Colombia y México”.
“La droga sigue ingresando y saliendo de Argentina y Brasil a granel. Hace poco incautaron 23 toneladas de cocaína”, entre el puerto alemán de Hamburgo y el de Amberes (Holanda), en un barco que salió de Paraguay y pasó por el puerto de Buenos Aires y el de Santos. “Si vos mandás esa cantidad es porque tenés todo aceitado y todo arreglado para que esa droga llegue a destino. Todo el sistema, la producción, la distribución, la logística, los contactos políticos, policiales, judiciales y aduana está afectado para que la droga siga entrando”, apuntó. “El sistema del narcotráfico ni se crea ni se destruye. Solamente se transforma”, agregó.
“Cuando se cierran un poco esos canales de apertura empieza a figurar Uruguay por el tránsito marítimo importante que hay hoy en la hidrovía”, dijo Holfman. Tal como en Argentina y Brasil, en Uruguay “buscan empresarios endeudados, que pongan empresas fantasmas para mandar mercaderías hacia Europa”, indicó.
Reunión de jerarcas de Uruguay y EE.UU. por seguridad y narcotráfico
Acompañado por Larrañaga, el ministro de Defensa Javier García y el director de la Secretaría de Inteligencia, Álvaro Garcé, el presidente Luis Lacalle Pou recibió en la Torre Ejecutiva, el pasado jueves 15, a una delegación del gobierno de Estados Unidos, integrada por el director principal del Consejo de Seguridad Nacional, Juan González, entre otros participantes. González destacó la tradición pragmática y de liderazgo de Uruguay, la cual debe reconocerse en el ámbito global y mencionó que hablaron con el equipo de seguridad nacional de Uruguay acerca de cómo avanzar en áreas concretas de colaboración contra el narcotráfico y el terrorismo, a fin de que “nuestra robusta democracia siga siendo la misma”.
El jerarca añadió que Estados Unidos regresó al medio internacional y multilateral y quiere trabajar de forma conjunta con Uruguay en varios temas. Sobre el combate al narcotráfico, indicó que la mayor parte del impacto en la región es resultado de la demanda de Estados Unidos, pero que mucha de la droga que pasa por Argentina y Uruguay va en ruta a Europa y África, por lo que es necesario el trabajo coordinado entre ambos países. Las delegaciones acordaron crear una hoja de ruta con una próxima reunión en Washington.
En octubre, el gobierno uruguayo había pedido a la DEA que reabra su oficina en Uruguay, mediante un planteo realizado por el secretario de Presidencia, Álvaro Delgado, al consejero del Departamento de Estado de los Estados Unidos, Ulrich Brechbuhl. Días después, el canciller uruguayo, Francisco Bustillo, conversó con el secretario de Estado norteamericano del gobierno de Donald Trump, Michael Pompeo, para que se expanda la cooperación en seguridad entre ambos países.
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