La actividad privada y la pública han formado parte de su extensa carrera. Estuvo vinculado a negocios aeroportuarios, proyectos de inversión, actividad de retail, a la industria panificadora, la del entretenimiento, entre otras. Ya en 1990 se vinculó en el directorio de Antel y luego, en el año 2002, el expresidente Jorge Batlle lo designó como presidente de la empresa. Hoy, en 2020, y en un contexto de vicisitudes de público conocimiento a nivel económico y sanitario, Gabriel Gurméndez fue designado, una vez más, como presidente de la empresa estatal de telecomunicaciones por decisión del presidente Luis Lacalle Pou.
Gurméndez se encontró con un Antel con fortalezas en cuanto a infraestructura y al desarrollo de la red de conectividad, sin embargo, esta no es la misma realidad en Montevideo que en el Interior. En ese sentido, desde su lugar planifica tener una estrategia “clientecentrista” y que se aboque a cubrir las necesidades del interior que no fueron contempladas en estos últimos años, apostando a que el 75 % de los recursos dedicados a fibra óptica se destinen a resolver esa desigualdad dentro del territorio.
El presidente asumió, en diálogo con La Mañana, que existe una gran oportunidad de mejora en la gestión comercial y en la calidad del servicio hacia el cliente. “Así como tenemos fortalezas en infraestructura, Antel hacia adentro es una empresa que todavía se maneja con sistemas antiguos. Se tiene que hacer una gran transformación digital para poder llevarle al cliente una calidad superior de servicio y que tengamos una mejor experiencia”, aseguró.
Es la tercera vez que integra el directorio de Antel, en esta ocasión ¿cuál fue el panorama general con el que se encontró al llegar a la empresa?
Fue un reencuentro con una empresa a la que ya estuve vinculado, en el año 1990 y en el 2002, y realmente para mí es una distinción que, en un momento de dificultades, el presidente, en el marco de un gobierno de coalición, me haya elegido para esta responsabilidad.
Antel, como empresa pública, no escapa al contexto de tener que contribuir llevando adelante los esfuerzos para equilibrar las cuentas públicas y manejar el dinero de la gente con criterios de austeridad y profesionalidad por el momento en que vivimos. A lo que se agrega, también, la circunstancia particular de la pandemia que le impuso tanto a la economía uruguaya como a Antel, una presión aún mayor.
En función de la manera en que impactó la pandemia cambiando los hábitos de las personas en cuanto a los modos de trabajar, de entretenerse, de educarse, de cuidar su salud, el lugar desde el que comenzó a consumir sus datos y su internet, le ejerció un desafío muy importante que coincidió con mi ingreso en Antel. La primera reflexión es que ingresamos en un momento de grandes prioridades y urgencias respecto a dos temas: el déficit fiscal y la situación de la pandemia.
¿Cuál es la situación de la infraestructura de la empresa?
Antel tiene muchas fortalezas en cuanto a lo que es su infraestructura y al desarrollo de su red desde el punto de vista tecnológico. Es algo reconocido y que, en general, siempre se estuvo a la vanguardia, históricamente la empresa se caracterizó por eso. Por ejemplo, la primera inauguración de servicio celular la hicimos en la década del 90, en un directorio del que participé, presidido por la contadora Rosario Medero.
El siguiente salto tecnológico en materia celular fue la digitalización de la red y la incorporación de GSM, que la hicimos en el año 2003. Entonces, hay una línea de innovaciones de Antel desde hace décadas. Entre las fortalezas también me encontré con un equipo profesional importante, de alto nivel en todos los sentidos y particularmente a nivel técnico.
Así como podemos decir que tiene esta fortaleza en cuanto a su red, tecnología, infraestructura y personal, Antel tiene un rezago en este mismo aspecto en cuanto a la visión del país como un todo. Hay un atraso en el cumplimiento de demandas en el interior del Uruguay, tanto en celular como en fibra óptica, y ese es un aspecto en el que creemos debemos poner un énfasis. El interior, en ese sentido y en este último tiempo pasado, ha quedado relativamente atrás.
¿Qué oportunidades de mejora cree que existen en este sentido?
Creo que existe una gran oportunidad de mejora en la gestión, particularmente en la comercial, en la del cliente y en la calidad del servicio hacia él. Así como tenemos tantas fortalezas en nuestros “fierros”, del lado de la gestión y de los sistemas, es decir, Antel hacia adentro, es una empresa que todavía se maneja con sistemas antiguos, con tecnologías de gestión que hay que mejorar, como por ejemplo, tener expediente electrónico para el manejo interno. Se tiene que hacer una gran transformación digital para poder llevarle al cliente una calidad superior de servicio y que tengamos una mejor experiencia entre estos.
“Si Antel es de todos’, como se dice, hay una obligación de ser transparentes hacia la gente”
Una cosa es Antel para afuera y otra para adentro. Creo que debemos mejorar mucho. Desde el principio hemos señalado que uno de los ejes de la gestión es poner al cliente en el centro, que sea el foco permanente de nuestra atención. Nuestra gestión debe ser “clientecentrista”, mantener el liderazgo tecnológico, la transparencia, la eficiencia, cumplir nuestras obligaciones con la sociedad como empresa del Estado, respetar a las personas que integran la organización y, naturalmente, ser competitivos y ágiles.
Estamos en un mundo de cambios tecnológicos vertiginosos y Antel requiere poder adaptarse con flexibilidad para poder ser competitiva. Tenemos desafíos muy grandes en ese sentido en los próximos años, y la única manera de estar fuertes y primeros es teniendo una administración de los recursos eficiente, austera, manejando con criterio el foco de las inversiones y recursos.
¿Cómo mejorar la competitividad en tiempos críticos o de austeridad?
Hay cosas muy interesantes vinculadas a eso en el futuro cercano. La Ley de Urgente Consideración que se acaba de sancionar impone, por un lado, un fortalecimiento institucional de la Unidad Reguladora de Servicio de Comunicaciones (Ursec), con un mandato muy claro de generar reglas de mayor competitividad en el mercado de las telecomunicaciones y, por otro, establece la portabilidad numérica. Creo que estos dos aspectos son de gran beneficio para los clientes, va a permitir un mercado más competitivo en el que todos nos beneficiaremos.
La lucha por el cliente se transforma en una mejor oferta del producto, que se verá reflejada en mejores planes comerciales y, además, obliga a las empresas a embarcarse en el desafío de ser mucho más eficientes y fuertes. Es un lindo desafío profesional que al final le sirve a la sociedad. Como quedó demostrado en el Uruguay en todos los servicios que se abrieron, siempre termina siendo el cliente quien se beneficia.
Antel en competencia terminó, necesariamente, haciéndose más fuerte y teniendo que mejorar. Mejoró para el cliente, para las organizaciones, mejoró la competitividad de la sociedad.
¿Ya se tienen planes para cubrir la demanda que no está cubierta aún en el interior?
Queremos cumplir debidamente con las demandas del interior y en estos días estamos recibiendo la aprobación de nuestro presupuesto de inversión para el año 2021. Apostamos a que en materia de infraestructura el 75 % de los recursos dedicados a fibra óptica sean para el interior. En términos de cantidades de infraestructura celular pensamos crecer casi un 30 % por arriba de lo que ha sido el nivel histórico de los últimos dos años.
¿Por qué se decidió levantar la reserva de los gastos de Antel y con qué se encontraron?
Nosotros partimos de que las empresas públicas deben estar al servicio de la gente y no ser una carga. Si “Antel es de todos”, como se dice, hay una obligación de ser transparentes hacia la gente y que se conozca cómo se manejan los dineros públicos y qué decisiones se han tomado.
En ese sentido, el directorio de Antel tomó la decisión de levantar el velo de confidencialidad que había primado como cultura del secretismo durante estos últimos 15 años, en las que no podían ejercer sus derechos de contralor ni los ciudadanos, ni periodistas, ni legisladores. A partir de esta decisión se ha podido acceder a un montón de información, y el asunto de la publicidad fue lo que generó un gran debate.
Lo que se ha visto es que hubo cifras desproporcionadas que se destinaron a publicidad y, en algunos casos, ni siquiera era publicidad, sino promociones de actividades como presencias en eventos, quizá muy loables todos ellos como expresiones populares, pero de difícil justificación desde una perspectiva de retorno como negocio empresarial.
Han sido cantidades muy grandes que se han aplicado y, como dije, con una difícil justificación desde una lógica de gestión del negocio. Nosotros vamos a cambiar esa mirada, y vamos a apuntar a un manejo más prudente de la publicidad. Sabemos que es necesaria para una empresa en competencia y la vamos a seguir haciendo, pero con el debido balance y con objetivos muy claros y consistentes con nuestra visión. Vamos a tratar de volcar los recursos de publicidad hacia la oferta de servicios y productos para nuestros clientes.
“Vamos a poder llevar adelante una transformación digital en cuanto al relacionamiento con el cliente y también la incorporación de nuevas tecnologías como el 5G”
Creo que haber gastado de más y gastado mal en realidad es el origen de una debilidad para competir y no una fortaleza. Esto fue restar recursos que se podrían haber invertido en el interior. Cuando alguien en Paso del Cerro, por ejemplo, se queja de que no tiene servicio móvil, le debe irritar bastante enterarse que millones de dólares se canalizaron en actividades de cualquier tipo y no en la infraestructura que se necesita.
¿En esa misma lógica podría ingresar la construcción del Antel Arena y el importante gasto que supuso?
Sí, porque al final del día existe allí una injusticia, ya que al Antel Arena es mucho más fácil que lo disfruten los montevideanos. Se hizo a costa de una inversión gigante realizada por Antel y, además, generó pérdida. Antel ha dado pérdidas operativas y este costo lo han soportado todos los clientes, de Montevideo y del interior también.
Creo que fue una distracción de recursos y esfuerzos. Antel estaría hoy más fuerte si no hubiéramos entrado en ese proyecto. Pero por la situación en que estamos hoy, debemos reconocer como realidad que esa infraestructura está allí, que es un edificio muy moderno y apto para actividades. Debemos manejarlo de manera que impacte de la menor forma posible en las cuentas de Antel, que el negocio que hasta ahora ha sido ruinoso pueda manejarse de manera distinta.
Por otra parte, estamos en un contexto de incertidumbre porque la pandemia afecta el negocio de los espectáculos y aún hoy los riesgos son grandes como para permitir abrir estas infraestructuras. Tenemos que tratar de manejar lo que tenemos de la manera más sensata.
¿En qué punto se encuentra hoy el proceso de auditorías de los gastos del Antel Arena?
El pasado jueves el directorio tomó la decisión de adjudicar la auditoría externa, que tiene como objeto, primero, establecer con claridad el costo total final del proyecto. Segundo, confirmar los saldos de deudas pendientes. Porque aún no se ha pagado, existe un fideicomiso y es una deuda pendiente de la que queremos tener claridad.
Luego se hará una auditoría de la gestión del proyecto. El gerenciamiento de las actividades de inversión comenzó con un presupuesto de US$ 40 millones, pero superaron los US$ 100 millones. Entonces queremos que se analicen los mecanismos de contratación y la legalidad de los procedimientos que se llevaron a cabo en la construcción y en la operación.
Es una persona con una larga trayectoria en ámbitos públicos, pero también privados, ¿cuánto de eso colabora hoy con esta nueva gestión que le toca llevar adelante?
Creo que tuve una carrera que me colocó en actividades muy diversas: negocios aeroportuarios, proyectos de inversión, actividad de retail, en la industria panificadora, en la del entretenimiento, entre otras. Lo que puede servir de esa diversidad es que al final del día la gestión empresarial tiene en común que se trata de fijar lineamientos estratégicos claros, de saber orientar las organizaciones, formar equipos y lograr los objetivos. De esta diversidad puede surgir una visión que la llamo “de polinización cruzada” porque hay muchas soluciones en otras industrias que a veces conocerlas permite importarlas.
¿Qué expectativas tiene en cuanto a estos años que tiene por delante al frente de Antel?
Creo que, seguramente, durante el período que nos toca presidir vamos a poder llevar adelante una transformación digital en cuanto al relacionamiento con el cliente y también la incorporación de nuevas tecnologías como el 5G, que seguro llegará durante este período y ya lo estamos planificando.
Vamos a vivir en este tiempo un nuevo salto generacional en materia de tecnología celular y eso tendrá un impacto en muchos aspectos de la vida hacia el futuro. Por ejemplo, el internet de las cosas será un instrumento de gran impacto para la producción, la actividad logística y la actividad productiva, porque va a suponer la conectividad a internet de casi todos los dispositivos, aparatos y controlar mejor la producción; será un gran aporte para la industria, pero también para la vida cotidiana de las personas.
La conducción autónoma, la realidad virtual, el control de las cosas hasta en la actividad ganadera, el seguimiento casi uno a uno de cada animal, puede tener un impacto como lo está teniendo en otras sociedades. Será un nuevo desafío y un cambio en la vida de las personas. Esto va a empezar a ocurrir en nuestro mandato. Además, aspiro a tener un Antel que sea líder, básicamente, que los clientes la elijan como la mejor. Esa sería mi aspiración, ser líderes porque los clientes nos eligen y nos ponen en ese lugar.
Un vínculo histórico y familiar con La Mañana
Gurméndez asegura haber tenido el privilegio de ser editorialista político en La Mañana, en épocas donde, el actual semanario, era diario. Recuerda que fue cuando el diario tuvo la codirección de Eduardo Héguy Terra y el senador Eduardo Paz Aguirre. El actual presidente de Antel entró junto a Washington Abdala, y asegura: “ensayamos nuestros primeros editoriales de artículos de opinión periodística, fueron largas jornadas de aprendizaje y de compromiso por los años 1986 y 1987. Fue un vínculo juvenil muy lindo, porque de alguna manera fue donde aprendimos a escribir”.
Su familia, en tanto, también había tenido una relación histórica con el diario. Su abuelo, quien era diplomático, había sido colaborador, y corresponsal en Europa, y tenía un vínculo político con el anti-colegialismo riverista de Don Pedro Manini Ríos, fundador del diario. “A Carlos Manini Ríos, quien fue director de La Mañana, también tuve el privilegio de conocerlo y tratarlo cuando fue presidente de la Comisión de los Seis del Partido Colorado y estuve muy cerca de él en el plebiscito de 1980”, recordó. Indicó que también su bisabuelo paterno fue Presidente del Comité del Partido Colorado Independiente. “Pero como se sabe, yo les salí batllista de la vieja Lista 15”, finalizó riendo.
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