¿Cómo recuerda su llegada al Uruguay?
Presenté mis cartas credenciales al presidente del Uruguay, Dr. Tabaré Vázquez, el 9 de marzo de 2016. Fue una espléndida y bella mañana que siempre perdurará en mi memoria. Desde entonces inicié una intensa agenda para cumplir con mi mandato y estrechar nexos entre nuestros dos países, que nacieron juntos a la vida independiente como repúblicas libres y soberanas en el año 1830. Fue una gratísima coincidencia. Al menos ese año Uruguay y Ecuador adoptaron sus primeras constituciones que son, de alguna forma, las partidas de nacimiento de las naciones.
Antes tuvimos obviamente un largo pasado que comprendió las luchas independentistas, la presencia colonial española y la vida de nuestros pueblos aborígenes que, en el caso ecuatoriano o que habitaron en el actual territorio del Ecuador, se remontan a casi 10.000 años de antigüedad. Esos pueblos que se asentaron en las costas frente al Océano Pacífico, a las montañas y valles de la Cordillera de los Andes y a las selvas amazónicas, marcaron una impronta que perdura hasta nuestros días.
Somos un pueblo de 16 millones de habitantes, de composición racial y cultural diversa, con 14 nacionalidades indígenas y una importante presencia de afrodescendientes en las provincias de Esmeraldas e Imbabura. Un espacio que comprende casi cuatro mundos diversos: las Islas Galápagos (tan famosas desde cuando Charles Darwin las visitó para sustentar sus tesis sobre la evolución de las especies, y la Unesco, muchos años después, las declaró Patrimonio Natural de la Humanidad); la costa bañada por el Océano Pacífico con enormes extensiones de playas y con ciudades portuarias tan importantes como Guayaquil, Manta, Esmeraldas, Puerto Bolívar; la sierra, atravesada por la Cordillera de los Andes, donde está Quito, la capital fundada en 1534, también declarada por la Unesco Patrimonio Cultural de la Humanidad, que tiene el centro histórico más extenso y mejor conservado de América, Cuenca (también patrimonio cultural de la Unesco) y otras hermosas ciudades; y la selva amazónica, que posee una riqueza inconmensurable de fauna y flora.
¿Cómo han sido sus vivencias aquí?
Mis casi cuatro años en Uruguay me han permitido recorrer casi todo el territorio de este bello país, desde Colonia a Salto, desde Montevideo a Melo (la ciudad donde nació Juana de Ibarbourou), de Punta del Este hasta Punta del Diablo, de Durazno a Tacuarembó, de Cabo Polonio a Piriápolis.
Visitamos con mi esposa y una amiga escritora uruguaya que nació allí, la ciudad de Dolores, pocos días después de que fuera golpeada por un tornado. Quería expresar así mi solidaridad con el pueblo uruguayo que había sido tan generoso con el pueblo ecuatoriano cuando fue azotado por un terrible terremoto que destruyó dos provincias costeras, por esas mismas fechas.
¿Cómo evalúa las relaciones diplomáticas entre Uruguay y Ecuador?
Las relaciones diplomáticas entre nuestros dos países se remontan al año 1855, al poco tiempo de que nos constituyéramos como repúblicas, cuando Ecuador nombró un representante consular en Montevideo, el señor Juan R. Gómez. Desde entonces ha sido una relación fluída y cordial, nunca hemos tenido conflictos de ninguna naturaleza. Fuimos países fundadores de la ONU y la OEA. En el ámbito regional también fuimos fundadores de la Celac y la Unasur, que lamentablemente no funcionó, enredada en conflictos ideológicos y en fallas de estructura y concepción de la integración. Ecuador es país asociado del Mercosur y también miembro fundador de la Aladi, que tiene su sede en Montevideo. Tuve el honor de ejercer la Presidencia del Comité de Representantes de ese organismo en el primer semestre de este año. Nuestros vínculos comerciales, académicos, culturales y deportivos han ido en aumento. Las relaciones comerciales podrían aumentar mucho más, al igual que el flujo de turistas y las inversiones.
Hay dos figuras emblemáticas en nuestra historia que son como sólidas bases sobre las cuales se asienta la amistad de nuestros pueblos: José Enrique Rodó y Juan Montalvo, las dos más altas figuras intelectuales de Uruguay y Ecuador en el siglo XIX. Eln julio de 2017 recordamos el centenario de Rodó y me invitaron a pedido de la Sociedad Rodoniana a la Universidad de la República, a presentar una ponencia sobre esa relación que más tarde se publicó en un libro: “Rodó, más allá de la muerte” (coordinado por el filósofo y académico Yamandú Acosta). Rodó fue un apologista de Montalvo. En la bella Plaza República de Ecuador, ubicada entre Punta Gorda y Carrasco, está el monumento a Juan Montalvo que Ecuador donó a Uruguay en el año 1956, el mismo de mi nacimiento. Y hay escuelas en Quito y Montevideo que llevan el nombre de estos dos grandes autores.
Así como hay estos dos grandes referentes en el campo cultural, existen igualmente en el campo deportivo. Alberto Spencer fue un extraordinario futbolista ecuatoriano que jugó en Peñarol y hasta vistió la celeste en partidos amistosos. El expresidente Julio María Sanguinetti es su gran apologista. Y podría decir que no hay equipo del fútbol profesional ecuatoriano que no haya tenido o tenga un entrenador o un jugador uruguayo. Mitad en serio mitad en broma digo que Uruguay nos dio una transferencia tecnológica en esta materia.
¿Qué espera para el futuro de nuestras relaciones bilaterales?
Las relaciones bilaterales entre Uruguay y Ecuador seguirán siendo excelentes con el nuevo gobierno uruguayo.
¿Existen oportunidades comerciales entre ambos países o es un tema a pulir?
Sin duda existen muchas oportunidades comerciales entre los dos países. Hace poco tuvimos un foro en “Uruguay XXI” en el cual empresarios uruguayos contaron sus experiencias positivas de hacer negocios en Ecuador y las particularidades de cada ciudad. Lo mismo podrían decir los empresarios ecuatorianos. El año 2020 se realizará en la ciudad de Guayaquil la Expo Aladi, que se ha convertido en un óptimo espacio para que se concreten acercamientos comerciales y de inversiones. Además puede aumentar mucho más el turismo. Ya dije que tenemos países preciosos con atractivos turísticos para todos los gustos y edades.
¿Cómo es la situación actual de Ecuador?
Como es de público conocimiento, se produjo en octubre de este año un levantamiento indígena en Ecuador, a raíz de un necesario ajuste económico que hizo el gobierno del presidente Lenín Moreno.
Lamentablemente, al justo reclamo de ese sector de la población se unieron vándalos que produjeron serios desmanes (incluso incendiaron el edificio de la Contraloría General) y políticos oportunistas que quisieron desestabilizar al gobierno y sembrar el caos para pescar a río revuelto. Por fortuna se logró controlar la situación gracias a la actitud prudente y democrática del presidente Moreno, que se sentó a negociar con los sectores insubordinados y encontrar soluciones justas que no perjudiquen a los sectores más pobres de la población. Hoy, en todo el país, ha vuelto la paz y tranquilidad y el gobierno avanza en su proyecto social y económico .
Otros países de la región atraviesan problemas similares. ¿Qué opina al respecto?
La región latinoamericana y otras del mundo han vivido en los últimos meses estados de gran convulsión social por muy diversas razones.
Uruguay, dentro de ese espectro, es un verdadero oasis y un ejemplo para el mundo. Acaba de tener una muy reñida elección presidencial por la cual los partidos de oposición llegarán al poder después de 15 años de gobiernos del Frente Amplio, y nada pasa. Ni se encienden las calles ni se acusa de fraude ni se quiere eliminar al adversario. Los contrincantes aceptan con altura la victoria y la derrota, se dan la mano y llaman a la tranquilidad del pueblo. Por ello es una maravilla vivir en un país así, plenamente democrático y de gran civilidad. Un pueblo que, además, ama la cultura en todas sus vertientes; la tiene como una necesidad tan imperiosa como el pan diario.
¿Qué rol entiende que cumple Ecuador en la región?
Ecuador juega un rol importante en Sudamérica por varias razones: es una democracia consolidada (fue el primer país en volver a la democracia en el año 1979, cuando existían en la región muchas dictaduras militares); es un país amante de la paz (no hemos tenido las temibles guerrillas que han tenido nuestros vecinos ni operan los grandes carteles del narcotráfico); tiene una posición geográfica estratégica al estar en la mitad del mundo de cara al Pacífico (que será la región del futuro si ya no lo es ahora); es parte de la Comunidad Andina de Naciones y pronto lo será de la Alianza del Pacífico, ya dije que es asociado del Mercosur; es un país con grandes recursos naturales, dotado de una excelente infraestructura y con importantes reservas de agua dulce.
¿Cuáles son los desafíos que enfrenta la Embajada de Ecuador en Uruguay?
La Embajada de Ecuador en Uruguay cubre tres ámbitos. Primero, lleva la relación bilateral en los más diversos aspectos: políticos, sociales, económicos, comerciales, culturales, académicos. Segundo, cubre la relación multilateral como representación permanente ante Aladi, Mercosur y otros organismos que tienen su sede o sus reuniones periódicas en Montevideo. Por último, tiene a su cargo una sección consular, con jurisdicción en todo el país, para atender al público que busca los diferentes servicios: pasaportes, visas, certificados de nacimiento, constitución de compañías, organización de los procesos electorales en el exterior, relación con la comunidad ecuatoriana residente, entre otros.
Como verá, los retos y tareas de la Embajada en Uruguay son múltiples y complejos pero fascinantes. Si al final de mi gestión llego a sentir que puse un granito de arena, o mejor, un peldaño para afianzar y ampliar la relación con un país hermano, será suficiente justificación mi paso por Uruguay. Espero seguir trabajando un tiempo más en aquí, hasta cuando lo decida el presidente de Ecuador. Normalmente los diplomáticos ecuatorianos estamos cinco años en los destinos a los que nos asignan. Lo que más admiro de Uruguay es la solidez de sus instituciones y el amor que tienen por la cultura, a la que han incorporado como una necesidad vital.
La carrera diplomática, la escritura y el orgullo por la familia
Galarza es un diplomático de carrera con más de cuarenta años de servicio a su país, con muy diversas funciones consulares, diplomáticas y de gestión en el Ministerio de Relaciones Exteriores, donde su última función fue la de subsecretario para América Latina y el Caribe. Ha prestado servicios en las embajadas de Ecuador acreditadas en Nicaragua, Cuba, Canadá, Francia y México, al igual que en los consulados en Nueva York y Sídney. Fue embajador en México entre 2006 y 2012 y hoy tiene “el honor de serlo en Uruguay, la patria de José Gervasio Artigas, uno de los próceres más admirados y venerados en la región latinoamericana”, dice en una charla con La Mañana.
Proviene de una familia de abogados por el lado paterno y médicos por el lado materno. Es el primer diplomático de carrera de la familia. Su padre fue senador de la República y ministro juez de la Corte Suprema de Justicia. “Su bondad y sabiduría siempre han iluminado mi camino. Tengo la dicha de que viva y se conserve con salud y plena lucidez a sus noventa y tres años. También vive mi madre, que es una mujer de enorme fortaleza moral, con sólidas creencias religiosas y un gran sentido de unidad familiar”, expresa.
Está casado con Cecilia Suárez Martínez desde hace cuarenta años. Ella lo ha acompañado en todas sus misiones diplomáticas y ha sido “un puntal esencial” en el desempeño de las mismas. Tienen dos hijos: Sebastián, que vive en el sur de Chile, y Lucía, que vive en Quito. Sebastián es economista especializado en temas de desarrollo ambiental y trabaja para la Fundación Mario Molina. Lucía es politóloga especializada en temas de género y en los próximos meses obtendrá su doctorado en Ciencias Políticas por la Universidad de Ámsterdam. “Mis hijos son mi mayor orgullo y felicidad”, afirma el diplomático.
Paralelamente a su carrera profesional, se ha dedicado también a la lectura y la escritura. De hecho ha escrito libros de narrativa y ensayos. Además, junto a un grupo de amigos escritores crearon en Quito, a comienzos de los 80, una editorial y una revista de literatura, Eskeletra (esqueleto de letras), que ha publicado ya más de 200 títulos y 13 números de la revista. Al menos dos generaciones de escritores ecuatorianos han publicado allí sus obras.
Galarza cuenta que por ello se sintió muy orgulloso y contento cuando Ecuador fue el país invitado de honor en la Feria del Libro de Montevideo del año 2018 y pudo presentar una muestra muy importante de autores y libros, muchos de los cuales se conocían por primera vez en Uruguay. “Los amigos de la Cámara del Libro y muchos amigos escritores uruguayos me han dicho que la participación de mi país ha sido hasta ahora la más destacada de todos los países que han participado como invitados de honor en esa feria”, recuerda. En esa ocasión montaron un stand “excelente”, con más de veinte autores de diferentes edades, regiones y géneros. A su vez, presentaron festivales de cine, de gastronomía y tres grupos de músicos, también de diferentes tendencias. En simultáneo hubo un grupo de artesanos que enseñaron cómo se teje el sombrero de paja toquilla (tan famoso en Ecuador) y cómo se prepara el chocolate con el cacao fino de aroma (uno de sus productos emblemáticos).
José María Velasco Ibarra:
“Dadme un balcón y seré presidente…”
Otro motivo no menor que une La Mañana a Ecuador es el afecto que la familia Manini Ríos profesó siempre al político y conductor de multitudes José María Velasco Ibarra. Desde las líneas de su puño y letra –que aún conservamos- con que el singular dirigente ecuatoriano agradece el saludo que Pedro Manini Ríos, fundador de esta empresa, le hizo llegar con motivo de haber obtenido su primera presidencia, con escasos 40 años en 1933.
No faltó en esta carta una cálida referencia a Rodó , dejando en evidencia su profunda adhesión al pensamiento del que en aquel entonces ostentaba el título de Maestro de la Juventud de América, una de las constantes de su retórica política.
En 1962 tras una fugaz cuarta presidencia retorna a su clásico exilio de Buenos Aires junto a su esposa la poetisa argentina Corina Parral. Y es ahí que la empresa SEUSA (La Mañana y El Diario) le ofrece un puesto de corresponsal, que con su experiecia y su vasta cultura humanista desarrolla una brillantez la labor periodística.
Para los cultores de esquemas ideológicos, Velasco Ibarra resultaba muy difícil de encuadrarlo en un determinado casillero político. Se lo llegó a calificar de “bonapartista”.
Los puntos de referencia en que se apoyaba su discurso estaban ligados a un acendrado “arielismo” y un profundo respeto por el legado de la hispanidad, que sumado a una gran sensibilidad por el pueblo y su reclamo de justicia social, le impedía caer en los esquemas fáciles de manejar de derecha o izquierda.
Se decía que la facilidad con que obtenía el apoyo de las mayorías nacionales, lo debía a sus dotes de orador, que evidentemente sí los tenía. Sin embargo su confianza de que le bastaba un balcón para acceder a la presidencia, se debía mucho más a la conducta austera, disciplinada y severa, que caracterizó toda su vida.
Y en eso radicó que fuera electo cinco veces presidente y cuatro derrocado