“La derecha dice que soy de izquierda, y la izquierda que soy de derecha”. Esta frase podría ser la presentación del cronista policial Jean Georges Almendras, un profesional que se ganó la confianza de televidentes y lectores en su época de mayor auge. Hoy parcialmente retirado, continúa su labor en el portal Antimafia Dos Mil, donde se dedica a escribir sobre temas judiciales vinculados al crimen organizado.
Su actividad periodística comenzó en 1972 cuando escribía artículos de teatro en San José, en el diario Los Principios. Después, en 1977 trabajó en la revista Actualidad de Las Piedras como notero. Luego en Últimas Noticias desde 1984 hasta 1999. Simultáneamente, desde 1988 estuvo en Telenoche 4 hasta 2010.
Ahora, jubilado hace trece años, escribe en el sitio llamado Antimafia Dos Mil, que tiene base en Palermo, Sicilia. Allí realiza crónicas judiciales con información vinculada al crimen organizado y trabaja codo a codo con periodistas del pool antimafia de Italia.
La crónica policial fue definitiva en el trabajo de Almendras desde 1988. Antes había hecho mucho tiempo crónicas de información general. Recuerda que formó parte, con otros colegas, del primer viaje oficial del Gobierno uruguayo y la Armada Nacional a la Antártida, en 1991. Viajaron científicos, tripulación y unos seis periodistas de diferentes medios. Esa fue su última actividad vinculada al periodismo que no fuera policiales.
Nuevas formas de hacer periodismo
En materia periodística, Almendras entiende que, contextualmente, la época actual es diferente a los años noventa del siglo pasado y los primeros años de este, y que entre 2005 y 2010 se comenzó a vivir otro período. Aseguró que los medios tuvieron una transformación de tecnologías y determinaron otras corrientes y políticas gerenciales a nivel de redacción de prensa y televisión.
“La televisión está en desmedro porque las redes sociales están alterando totalmente al espectador, que casi no ve la TV. Entonces, los diferentes componentes de la redacción de un diario y de un noticiero, obviamente, sufrieron las consecuencias”, relató Almendras a La Mañana.
El periodista afirmó que los encargados de medios de aquella época ya no están y que la violencia también se modificó, aunque dijo que hay hechos de la crónica policial que existieron siempre, como femicidios, así como los vinculados al relacionamiento humano en general. “Las modalidades de estos delitos se mantienen, así como los robos, los delitos contra la propiedad, de guante blanco”.
Sin embargo, indicó que lo que alteró la crónica policial “de una manera virulenta” fue el narcotráfico y la instalación de grupos mafiosos. “Son cosas que hay que asumirlas: la corrupción pública, en el sistema político, en el judicial, en los diferentes ámbitos de la Policía, en donde siempre hubo corruptelas y abusos de funciones”, explicó.
Argumentó que la corrupción pública y el crimen organizado siempre van de la mano de la condición humana y que, en la historia de la criminología en América Latina, sobre todo, la corrupción siempre fue un mal endémico, que en algunos países se acentuó más que en otros o en diferentes ámbitos, no solo en la vida ciudadana.
“En la vida ciudadana la corrupción se visibiliza en el ataque a las personas para rapiñar, sacar bienes, dinero, copamientos, pero son delitos que maduraron, así como las leyes se intensificaron con políticas, se intensificó el delito, algo que es un fenómeno propio de la convivencia humana”, expuso Almendras.
Almendras opinó que el delito violento hoy se visibiliza más y justifica esa apreciación por el uso de las redes sociales y porque, considera, los medios de comunicación sufrieron alteraciones. “Antes se trabajaba más en el campo de batalla, en los años ochenta, noventa o 2000. Incluso se hacía más trabajo de campo antes del período dictatorial, precisamente en el diario La Mañana y El Diario. Se hacía una crónica policial ligada al campo, con un vínculo entre el cronista y las autoridades policiales”, recordó.
El entrevistado sostuvo que hoy se trabaja con base en comunicados y el periodista ya no está in situ. “Si el cronista policial está atrás de un escritorio es más difícil que se tengan los hechos tal como son y pueda transmitirlos. Antes, los cronistas policiales de la época eran referentes, tanto en radio, televisión y prensa, y eso poco a poco se diluyó”, lamentó.
La investigación periodística
El trabajo de investigación en crónica policial no es algo cotidiano, porque la investigación implica infraestructura, recursos, apoyo gerencial y recursos económicos. “En una sociedad pequeña como la uruguaya, en la que todos nos conocemos, la investigación implica romper condiciones y compromisos, ya que tenemos una sociedad muy unida por lazos comerciales, profesionales, familiares, amistad. Por lo tanto, una gerencia que quiera auspiciar una investigación seria lo va a pensar cincuenta veces, porque es probable que, en algún momento, se deba perjudicar a alguien conocido, pariente o vinculado con los intereses económicos”, aseguró.
Ejemplificó sus dichos con una anécdota: “Una vez hice una cobertura de un asalto a un restorán y desde el punto de vista periodístico hicimos un excelente trabajo, registramos todas las instancias hasta la captura del delincuente y una entrevista con los dueños del comercio. Cuando llegamos a la redacción, la dirección del noticiero nos dijo que ese asalto no existía. Fue una censura, y eso es común en nuestros medios televisivos”.
Almendras dijo que esto sucedió con temas como el de los Peirano, los delitos de guante blanco en que se involucran instituciones o personas de poder, de la política, de las castas judiciales, militares o sindicales. “Hay que pensar en qué está pasando con el tema de Sebastián Marset, los pasaportes, los nuevos códigos del proceso penal que elimina la independencia de los fiscales. Es decir, sin entrar en polémica, lo que tenemos que ver es el bosque y no el árbol, y eso es más complejo que antes”, analizó.
Mafia: de Italia a América Latina
Al entender del periodista, existen conflictos de intereses porque al poder económico se suma, desde 2010, la ideología mafiosa. Indicó que en Italia hay un Estado mafioso, por más que internacionalmente no se vea así, “por eso los jóvenes en Palermo gritan ‘¡Fuera la mafia del Estado!’ y eso deberemos cantar en unos años en nuestro país si no nos ponemos los pantalones como se debe”.
Almendras explicó que el narcotráfico y el tráfico de armas son de los negocios más rentables dentro de la criminalidad, incluso más que la trata de blancas y las grandes estafas, ya que dan dinero a toneladas, en cifras siderales.
“El narcotráfico que opera en Uruguay es el efecto de la presencia en el continente de una organización criminal mafiosa que se llama Ndrangheta, que tiene base en Calabria. Los jueces, fiscales y procuradores de Italia tienen en lupa a Uruguay, Argentina, Brasil y Paraguay porque la organización está regenteando masivamente el narcotráfico”, señaló el entrevistado.
En nuestro país, según Almendras, hay una serie de situaciones de descontrol y de desmadre de corrupción. Por ejemplo: “Si pensamos en 2016 y la presencia de Rocco Morabito. Él no llegó ese mismo año, comenzó a principios de 2000, operando bajo otro nombre y maquinando para la organización del narcotráfico de la región. La fuga fue escandalosa con la corrupción de funcionarios policiales y del Ministerio del Interior”, recordó.
Almendras comentó que así como se digitalizó la comunicación y las nuevas tecnologías llegaron para quedarse, el delito también se actualizó y ello involucra al sistema político, en el entendido de que las organizaciones criminales buscan ser parte del Estado, como sucede en Italia, según explicó anteriormente. Dijo que los fallecidos en Marconi, Villa Española, Cerro Norte, Cuarenta Semanas, los descuartizados, los baleados, “son un daño que es el reflejo de lo que pasa arriba, si esto pasa abajo es porque arriba la podredumbre es peor, porque quienes fomentan lo que pasa en el sistema y quien suministra armas son elementos de poder que quieren tener ese desmadre para poder dominar”.
En ese sentido, apuntó que cuando se habla de crónica policial se contempla el factor humano: el delincuente, quien administra justicia y quien hace la represión, “si estos tres aspectos no se contemplan ni se suministran con honestidad, toda la sociedad se desvirtúa. De hecho, la crónica policial visibiliza el estado de sociedad en el que estamos, y por eso a veces se pretende esconderla, para no dejar en evidencia la realidad”, analizó. Afirmó que por eso ya no permiten que los periodistas trabajen en directo con la Policía, “pero el periodista de los años ochenta llegaba a los lugares quizás antes que ellos, y a veces nuestras cámaras evitaban el abuso policial; sin embargo, al incomunicarnos en 2005, se generó un problema”, puntualizó.
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