Es piloto de rally y tiene en su haber cuatro campeonatos del mundo, conseguidos durante los diecisiete años que vivió en Europa. Para él manejar es intuitivo y lo hace desde muy corta edad. En 1978 dio la vuelta por América del Sur, en la carrera más larga de la historia, en la que recorrió unos treinta mil kilómetros en 36 días en un Ford Escort.
Los premios obtenidos por Gustavo Trelles, más allá de los mundiales, no caben en esta presentación, sin embargo, se pueden conocer en el documental de su vida que será estrenado en cines el próximo 11 de abril. Gustavo Trelles hace honor al título de su película y en diálogo con La Mañana cuenta que “todo es posible”.
¿Cómo surgió la idea de producir el documental sobre tu trayectoria profesional?
Me lo propusieron. Un amigo, Diego Vigorito, que ya ha escrito libros del automovilismo de carreras de rally y de pista de todos los pilotos de la historia uruguaya, vino hace unos cuatro años con la idea de hacer un documental sobre mi carrera deportiva. Al principio me pareció muy extraño porque no entendía cómo harían para buscar material de hace más de veinticinco años, pero él sabía dónde buscarlo y pedirlo. Básicamente la idea nació de mi gran amigo, y la llevó a cabo la productora JD Producciones, que pertenece a Jonatán Bordoni y la productora Box-multimedia.
¿Qué siente cuando ve imágenes del documental? ¿Se puede representar toda su carrera de forma eficaz en una hora y media?
Cuando me propusieron lo de la película, y luego de algún tiempo de meditarlo, llegamos a un acuerdo con la productora: cuando el documental estuviera terminado, solo lo haríamos público si realmente me gustaba –porque yo no participé para no interferir en el proceso–, pero si no, haríamos un asado e invitaríamos a unos amigos para verlo juntos. El documental dura una hora y media, es muy entretenido. Obviamente, es muy difícil cubrir casi cincuenta años de carrera en ese tiempo, pero presenta mucho de lo que fue mi vida deportiva.
¿Cuál es su deseo al presentar esta película, qué mensaje quiere que se lleven las personas que la miren?
Una cosa es el deseo de quienes la realizaron, que siempre pensaron que era un mensaje muy fuerte para distintas generaciones y un recordatorio muy importante para los que vivieron esa época. Creo que los que tienen menos de veinticinco años nunca me vieron competir, por lo que el documental será una novedad, es bueno que lo vean y se enteren de lo que pasó. Sobre todo, me gustaría que dejara un mensaje como el del título de la película: todo es posible. Hay que poner todo lo necesario para que las cosas sean posibles.
Considero que la película apunta a que el rally sume más adeptos, la producción se encargó de que deje enseñanzas, mensajes fuertes, sobre todo vinculados a nunca bajar los brazos y estar siempre yendo para adelante. Soñar primero en lo que creés y después de soñarlo tratar de hacerlo posible.
En algún momento, pasó de correr en moto a correr en auto. ¿Cómo recuerda el surgimiento de su interés por el automovilismo?
Comencé a correr en moto a los quince años, porque en esa época no podía competir en automóvil. El pasaje se dio primero como copiloto de mi padre a los dieciséis o diecisiete años y, después, cuando tuve la licencia me largué a conducir. De ahí en más no toqué nunca más las motos.
Mi familia tiene historia de emprender en concesionarias de autos, entonces los automóviles siempre eran un tema de mi entorno, y sin duda eso influyó también en mi interés por las carreras. Mi padre corría en el Pinar, ganó una “6 horas del Pinar”, que era una carrera muy importante en aquella época, y creo que esas cosas me influyeron, a su vez, a tomar decisiones hacia ese sentido.
En su pasaje por España se colmó de premios y se forjó como profesional del volante, ¿cómo recuerda esos años de su vida?
Primero corrí en Uruguay, gané siete campeonatos nacionales de rally, luego gané dos campeonatos nacionales de pista de circuito, dos campeonatos sudamericanos, y en ese momento, con veintinueve años, la decisión estaba entre seguir corriendo en el país o irme a Europa a competir. Me fui a España, más que nada para aprender a correr en asfalto, porque en Uruguay los rally son todos en tierra y allá se corría mucho sobre carretera de asfalto.
La ida a España fue muy exitosa, porque gané cinco campeonatos de ese país. El primer campeonato de asfalto de España lo gané el año que llegué. Y luego pasé a ser piloto oficial de una marca muy importante de ese momento, que era Lancia. Gané cuatro campeonatos de rally de España con este auto, que era de mucha potencia, de quinientos caballos, era una belleza de conducir. Después de haber ganado esos campeonatos pasé al mundial, y gané cuatro campeonatos del mundo.
Creo que en esos diecisiete años la enseñanza importante tiene que ver con dejar la comodidad de tu casa y tu país. Llegamos a España y vivíamos en una pensión, corríamos y volvíamos a la pensión en la que el dormitorio estaba lleno de cubiertas, amortiguadores, repuestos de autos. Fue un momento duro en lo personal y para el equipo.
Fue muy sacrificado, pero tenía muy clara la idea de para dónde quería ir y, muchas veces, además de eso, se necesita estar en el momento justo y el lugar adecuado, y creo que hubo algo de eso, porque cuando ganamos el primer campeonato de España realmente fue todo un suceso ya que los autos eran todos iguales. Al año siguiente nos presentaron un programa de piloto oficial en el que nos entraba un apoyo importante. Así pasamos a ser pilotos oficiales de Lancia.
Siempre tuvimos la idea de ir al campeonato del mundo, entonces, por lo general mezclábamos participaciones en las carreras de España con las del mundial, y así fue como en 1990 quedé vicecampeón. Podía haber ganado el campeonato en la última carrera en Inglaterra, pero tuvimos un accidente grande y lo perdimos. Altibajos siempre se tienen en las carreras deportivas, hay momentos muy lindos de puro éxito y otros en los que parece que todo viene saliendo no tan bien.
¿Esa carrera de rally de Inglaterra fue la más complicada en el que participó?
Los rally son siempre muy complejos, es de las especialidades del automovilismo más difíciles porque se corre en asfalto, en nieve, tierra, barro, de noche, lloviendo, en carreteras. No es lo mismo correr en pista que en ruta, es muy diferente el tema de los accidentes, curvas, pozos. Realmente el rally de Inglaterra me marcó porque podría haber ganado mi primer campeonato del mundo, pero terminé en el hospital con dos vértebras fisuradas. Sin embargo, creo que de todo se aprende, en ese momento teníamos la idea clara de que debíamos seguir en el campeonato del mundo y seguimos hasta que pudimos ganarlo cuatro veces.
¿Cuál cree que es su característica principal como deportista y que lo diferencia de la mayoría de los corredores?
Destaco que siempre me adapté muy bien y rápidamente a los distintos tipos de autos, así como a las condiciones en las que debía correr. No tenía problema para correr en los diferentes tipos de caminos y, normalmente, en esa época los pilotos eran muy buenos en algún material en específico, pero no tan buenos en otro. Cuando lograbas tener las dos capacidades, adaptarte al vehículo y a cualquier tipo de carrera, sin duda, se hacía una diferencia. Considero que esa fue una de las cosas importantes de mi carrera.
¿Son muy distintas las carreras de hace tres décadas de las que se corren actualmente en el sentido de la seguridad y tecnología?
Si se mira el rally de hace treinta años eran en caminos que contaban con público abarrotado en las rutas, a veces veníamos a velocidades muy altas y ellos se abrían adelante nuestro porque no se contaba con las medidas de seguridad que existen hoy: tienen que estar todos lejos de la ruta, detrás de un alambrado. Pero hace unas décadas era una locura, doblabas una curva y teníamos vallas humanas, no de chapa.
Además, tecnológicamente los autos son diferentes, por lo tanto, es obvio que la competencia cambió. Sin embargo, en cuanto a potencia, nosotros corríamos con autos de quinientos caballos, hoy se corre con autos entre 350 y 370. Antes eran autos que iban de cero a cien kilómetros por hora en dos segundos y medio, era impresionante en aquellos tiempos. Considero que toda época es distinta, lo ideal es que los autos sean parejos en cada categoría, y eso sigue sucediendo.
¿La personalidad que tiene en las carreras es la misma en los diferentes aspectos de su vida?
En lo personal, creo que es muy similar mi forma ser como deportista y en la vida. Soy una persona que medito las cosas, una vez que tomo decisiones agarro el camino que me lleva a esa meta. Aunque sé que la vida presenta muchas dificultades, cosas difíciles que surgen inesperadamente. Vengo del rubro comercial, era vendedor de autos con mi padre, y creo que todo deja enseñanzas, por eso las he tratado de aplicar en la vida siempre, con la seriedad y responsabilidad que las decisiones merecen.
¿Hoy se dedica a la venta y alquiler de autos?
Cuando volví de España me dediqué a otros temas como los inmobiliarios y es lo que hago hasta hoy, pero lo vinculado a la gestión permanente de la venta y alquiler de automóviles ya no lo hago. A mí me gusta mucho el tema inmobiliario.
¿Cuán importante es tener otra salida laboral o profesional más allá del deporte? ¿Considera que es un tema que se debe contemplar desde los inicios como deportista?
En mi caso comencé al revés, primero trabajé mucho y corría como un pasatiempo, y siempre estuve ligado al comercio. Luego me fui profesionalizando en el automovilismo al irme a Europa, pero al volver ya tenía la base comercial. Es diferente ser corredor que futbolista, por ejemplo, en donde se arranca desde muy pequeño, el retiro es de joven y, a veces, no les da el tiempo, el físico o la mente para crear formas de vida por fuera del deporte. En mi caso no me costó mucho volver a adaptarme al comercio.
Si bien a algunos pilotos les ha pasado que al retirarse no tienen claro qué hacer, más bien le sucede a quienes primero corrieron, es decir que empezaron muy bien de jóvenes y al final no terminan tan convenientemente, pero no le adjudico la carga al deporte, sino que es la vida la que te va llevando por distintos lugares.
¿Hace falta más financiamiento y apoyo para impulsar a jóvenes promesas de las carreras en Uruguay?
Toda la vida fue difícil, cuando me fui a Europa el panorama era igual, a todos los pilotos que se fueron a correr afuera se le hizo muy cuesta arriba. Este gobierno desarrolló una propuesta muy interesante en la que las empresas que apoyen al deporte pueden desgravar determinado porcentaje de sus ganancias en pos de los deportistas en general. Creo que el automovilismo, hace dos o tres años ha explotado, sobre todo en lo que respecta a quienes se van al exterior, hay diversos casos de chicos que están corriendo en Argentina.
Esa herramienta es buenísima y habría que agrandar un poco más la torta para que muchos de los buenos pilotos puedan hacer más cosas importantes. También se necesita de una comisión de expertos que se encarguen de estudiar quiénes realmente se ganan por mérito llegar a ciertos lugares y que no sea al tun-tun. Debe existir una fuerza especial para quienes de verdad resaltan, como el caso de Santiago Urrutia, que es un gran piloto.
Usted es un referente de nuestro país, ¿qué les diría a esos chicos que quieren dedicarse al rally?
Hoy se empieza desde muy temprano, tenemos un karting en Uruguay en el que en cada carrera participan entre 130 y 140 corredores. Creo que los chicos que tienen la vocación, que manejan muy bien y resaltan, están yendo adelante. Ahora tenemos una camada de pilotos de pista que son buenísimos y tienen entre diecisiete y dieciocho años, son realmente personas muy bien preparadas y, por lo que veo, están siendo apoyados por adultos como managers o sus padres.
El tema es nunca bajar los brazos, simplemente saber que sos diferente en lo que estás haciendo, y que podés llegar a determinados lugares. En esto juega mucho el apoyo, porque se trata de un deporte que necesita de un respaldo económico, pero creo que con el programa de ayuda de las empresas para desgravar impuestos se puede conseguir mejores cosas y bien usado puede hacer que muchos pilotos lleguen a lo que quieran.
Más allá de las carreras, ¿qué lo apasiona?
Toda la vida jugué a paleta frontón, con catorce años fui vicecampeón nacional de la disciplina. Es un deporte que lo dejé de hacer por mucho tiempo, y hace unos cinco años que comencé nuevamente, me gusta muchísimo, juego unas tres o cuatro veces a la semana, porque me apasiona y me ayuda a descargarme. La paleta es un deporte divino que en Uruguay se juega bastante, más en el interior.
Si su vida deportiva comenzara de nuevo, ¿volvería a hacer todo igual?
Haría todo igual, menos irme a los veintinueve a Europa, me iría antes. Creo que partir de los veintidós años hubiera sido importante estar en el automovilismo europeo. Sé que ahora es diferente y se puede tener un mejor automovilismo en Uruguay, pero creo que, si querés superarte y llegar a metas más importante, lo mejor es dar el salto cuanto antes. Hoy los chicos que van a correr a Argentina tomaron una muy buena decisión, y es probable que puedan llegar mucho antes a Europa o Estados Unidos, en donde están los sponsors fuertes y los grandes campeonatos mundiales.
Hasta ahora, y más allá de los resultados que están a la vista a nivel de carreras, ¿cuál es su mayor legado?
Me acuerdo de que cuando ganamos el primer campeonato del mundo, llegué a Uruguay e hicimos una pista de karts que era excepcional en el Montevideo Shopping, debajo de los cines. De ese lugar salieron numerosos pilotos que hasta hoy están corriendo en las distintas categorías del Uruguay. Para mí, en ese momento, era algo que podía servir para que muchos tuvieran las herramientas que les permitieran competir cuanto antes en autos de verdad.
En definitiva, es muy difícil decir “dejo un legado”, creo que lo que tiene esta historia del documental es creer que todo se puede y que, si vos creés en algo, primero lo soñás y luego hacés lo necesario para llegar a eso, nunca hay que bajar los brazos, todo se puede lograr y es lo que quiero transmitir a las generaciones que vienen.
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