Ajustes de cuentas, reyertas y un incendio accidental provocaron en la última semana la muerte de seis reclusos en las dos principales cárceles del país. En lo que va de 2021 fallecieron 79 personas bajo custodia.
En la madrugada del pasado jueves, dos individuos privados de libertad murieron calcinados a raíz de un incendio que se produjo en su celda del módulo 4 del ex Comcar (Unidad 4 Santiago Vázquez). De los tres internos que habían resultado con heridas graves, uno murió el sábado; en tanto, los otros dos se encuentran internados en el Centro Nacional de Quemados (Cenaque) y en el Hospital Español.
En base a la información primaria brindada por el cuerpo de bomberos que concurrió a la celda 35 del sector 2A del módulo 4, el ministro del Interior, Luis Alberto Heber, indicó que el fuego comenzó por “un accidente eléctrico que desprendió fuego”.
El director del Instituto Nacional de Rehabilitación (INR), Luis Mendoza, explicó que, si bien el módulo tiene instalación eléctrica, “hay otros elementos sobre los que ellos hacen instalaciones caseras y derivaciones”. Mendoza señaló que “en ese módulo no es donde están más hacinados”, y es uno de los sectores denominados de “convivencia”.
Mendoza destacó el trabajo de los policías, encabezado por el oficial Feliciano Suárez, que auxiliaron a los cinco privados libertad y los llevaron a la enfermería. No obstante, en un video del trágico incendio que se viralizó en las redes, un recluso denunció que en ese momento no había ningún policía en la guardia y que fueron los propios internos quienes los sacaron de la celda donde se originó el fuego.
En tanto, el comisionado parlamentario para las cárceles, Juan Miguel Petit, acreditó que quienes sacaron a las personas fueron policías y presos, a los que “la guardia les abrió las celdas para que apoyen en el rescate”. Petit dijo que se necesita “mucha reflexión, mucho diálogo, pensamiento y trabajo para tratar de que haya garantías para que ciertos mínimos estén cumplidos y que el Estado pueda cumplir su rol”.
Por su parte, a partir de este episodio, Heber planteó que tiene que realizarse “una inversión” y que para eso va a contemplar “un proyecto de los reclusos para mejorar la instalación eléctrica”, aunque lamentó que después “mucha de la gente que está recluida rompe los cables y hacen conexiones diferentes, colocan muchos aparatos y eso lleva a que estén recargados y pueda generar lo que generó, un accidente fatal”.
El problema de los enfrentamientos con incendios intencionales
El director de Convivencia y Seguridad Ciudadana del Ministerio del Interior, Santiago González, descartó la hipótesis de un incendio intencional producto de un enfrentamiento entre los internos, “como a veces pasa en las cárceles”. En este caso “no hubo pelea, no hubo problema”, remarcó el jerarca. Argumentó la versión del accidente dado que los técnicos de Bomberos indicaron que el incendio comenzó de adentro y no de afuera hacia adentro.
“Nosotros hemos tenido en este período problemas de enfrentamiento y celdas que han ido a atacar a otras celdas y este hecho es absolutamente distinto”, aseguró González. Agregó que “uno puede evitar que haya un enfrentamiento con presencia policial, puede evitar una pelea, cualquier cosa se puede evitar, pero no puede evitar un cortocircuito, porque es algo accidental”.
Tal como dijo el propio González, en los últimos meses han sido frecuentes los incendios provocados intencionalmente a raíz de enfrentamientos entre reclusos. El 18 de noviembre, en el mismo módulo donde el jueves se ocasionó el fatal incendio, se produjeron incidentes entre internos donde algunos incineraron la celda de los otros.
El último caso sucedió el pasado sábado 11 durante un enfrentamiento que mantuvieron reclusos de dos celdas del módulo 3 de la cárcel de Santiago Vázquez. Uno de los grupos perpetró un ataque en la celda del otro, la que posteriormente prendieron fuego; aunque no hubo que lamentar heridos porque los que fueron víctimas del ataque pudieron salir a tiempo de la celda. Los hechos fueron constatados por la guardia perimetral militar que avisaron a la jefatura y a la guardia del módulo.
Cuando el personal –comandado por el jefe de servicio Feliciano Suárez– procedió a abrir la celda 13, notaron que no estaba ninguno de los privados de libertad, dado que estos se habían trasladado a la celda 12 a través de un boquete que la comunica con la celda donde ocurrieron los hechos. Cuando fueron indagados los internos que habitaban la celda 13 explicaron que, desde afuera de la celda, otro preso había tirado por el sapo (ranura que tiene la celda) un líquido inflamable y después prendió fuego.
Durante la caótica situación que demandó de varias horas de trabajo y la evacuación de 132 privados de libertad de los sectores adyacentes a la celda incendiada, uno de los policías que participaba en el rescate con una escopeta en una mano y en la otra un extintor, involuntariamente efectuó un disparo con munición no letal que, tras rebotar en el piso, dio en el tórax de uno de los reclusos que estaba siendo evacuado. Este fue inmediatamente trasladado a enfermería y luego a un hospital para ser evaluado.
Tres homicidios en pocos días y armamento bélico encontrado en un baño
En la misma jornada en la que ocurrió el incendio que ocasionó tres muertes, hubo una reyerta entre internos ubicados en las celdas 17 y 18 del sector B del módulo 3 que tuvo como resultado la muerte de Jhonatan Javier González Rocha, de 23 años, producto de las graves heridas sufridas por los golpes punzantes recibidos en la pelea. El enfrentamiento se desencadenó luego de que reclusos de la celda 18 entraran a robar a los de la celda 17, por uno boquete que las comunica. En la celda de los agresores se incautaron nueve cortes carcelarios, uno de ellos ensangrentado.
Horas antes, inteligencia carcelaria permitió encontrar dos armas de fuego, una granada y dos kilos de marihuana que estaban escondidos en un baño ubicado frente a la puerta de ingreso de centro carcelario de Santiago Vázquez. En ese mismo centro penitenciario, en un procedimiento de rutina en 2009, los guardiacárceles habían encontrado una granada perteneciente al Ejército. Como esa vez, la granada fue enviada al Servicio de Material y Armamento del Ejército para que sea periciada.
Por otra parte, en el Penal de Libertad, sobre las 7 de la mañana del domingo 12, el brasileño Marcio Pontes, un exmiembro de la organización delictiva Primer Comando Capital (PCC) que estaba preso por sicariato, fue asesinado con un arma blanca por su compañero de celda del sector D, Matías Trindade, también ciudadano brasileño, que estaba privado de libertad por asesinar a un policía en Artigas. Para poder neutralizar al homicida –luego de la autorización de la fiscal letrada de Libertad– el jefe de servicio tuvo que realizar disparos con municiones lacrimógenas, mientras otro efectivo realizó disparos con un arma con munición no letal, hasta que finalmente consiguieron reducir a Trindade y constatar la situación de Portes, que yacía moribundo.
En la madrugada del martes 14 ocurrió un nuevo asesinato en el ex Comcar. Esta vez sucedió en el sector C del módulo 11, donde la víctima de 22 años se enfrentó con otros reclusos que le quisieron robar la radio. En diálogo con Doble Click, el director de Convivencia, Santiago González, lamentó que “una radio valió la vida” de una persona.
En 2021 aumentó 65% la cantidad de muertes en las cárceles uruguayas
Las pésimas condiciones de salubridad y de posibilidades de rehabilitación –sobre todo en los grandes centros penitenciarios como el ex Comcar y el Penal de Libertad– advertidas año tras año en los informes del comisionado parlamentario, están intrínsecamente relacionadas a un aspecto no cualitativo como es la cantidad de muertes (en su mayoría violentas) en las cárceles y su comparación con el mundo exterior.
La tasa de homicidios en las cárceles es 15 veces mayor que la tasa a nivel nacional, mientras la tasa de suicidios es 7 veces superior a la de la población general.
Si bien es cierto que Uruguay nunca tuvo tantas personas privadas de libertad como en la actualidad (más de 14 mil), las 79 muertes ocurridas en las cárceles en lo que va de 2021 significan un aumento de 65% con respecto a las 48 que fallecieron bajo custodia en 2020, cuando la población carcelaria uruguaya era 10% menor, con casi 13 mil. En 2019 habían sido 44 los fallecidos, 37 en 2018 y en los tres años anteriores, 47.
De las 78 muertes de este año, 20 fueron homicidios, 14 suicidios, en tanto, 12 fueron identificadas como dudosas (incluidas las tres del incendio) y las otras 33, naturales.
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