Las acciones llevadas a cabo desde hace cinco años han permitido el resurgimiento de especies autóctonas de la zona. Tierra de Humedales es un proyecto que abarca a la comunidad de Ciudad del Plata, donde viven más de 40 mil personas, a través del cuidado y desarrollo del área protegida humedales de Santa Lucía, uno de los humedales más importantes del país, cuna de oficios de más de 300 familias de la zona.
Apenas con cruzar el río Santa Lucía,
saliendo de Montevideo hacia el oeste, por la ruta 1, el paisaje cambia. Las
chalanas ancladas en la barra son tan pintorescas como el viejo puente
giratorio -aún en uso- y el agua del río pareciera volverse azul con el reflejo
del cielo. A lo lejos, lo que parece ser tierra firme se confunde. Es en
realidad una isla: la del Tigre. Aunque allí no hay ninguno. Dicen que cuando
el hombre blanco llegó por primera vez a la zona, vio tantos ñandúes como
ganado en Europa. Y luego introdujo a estos últimos, claro. Pero esa es otra
historia.
Hoy ya no hay ñandúes allí, apenas sí capinchos, algunos gatos monteses camuflados. Con suerte y paciencia, los búhos orejeros se dejan ver. Lo que más hay son patos, garzas, las huellas de varias nutrias, benteveos, zorzales. Hay también flora autóctona, por supuesto. La marcela florece en todo su esplendor -ideal para quienes siguen la tradición de recogerla en Semana Santa- mburucuyá, ceibo, madreselva, chirla, junco, totora, grandes hormigueros, agua. Silencio. Hay allí un mundo vivo: es el humedal.
El área protegida Humedales de Santa Lucía, administrado por el Sistema Nacional de Área Protegidas (SNAP) desde el año 2015, es la conexión entre el río Santa Lucía y el Río de la Plata. Cubre más de 86 mil hectáreas -más de 57 mil de ellas, terrestres- que comparten los departamentos de Montevideo, Canelones y San José.
Al encontrarse en la zona metropolitana, concentra a su alrededor a más de la mitad de la población del país, aunque una gran mayoría de ellos desconozcan su importancia. Es que, junto con los humedales de Rocha, el humedal de Santa Lucía es de los más importantes para el país, en un mundo donde este tipo de territorio tiende a desaparecer en superficie y calidad.
En su entorno viven personas y se desarrollan actividades industriales, agropecuarias, lecheras y granjeras, por lo que se hizo imperioso buscar formas de protección y desarrollo del humedal. Fue así que, fruto del trabajo en conjunto entre organizaciones públicas y privadas, nació en el año 2016 Tierra de Humedales.
Este proyecto se ubica en el departamento de San José, específicamente en Ciudad del Plata, y abarca un perímetro de 207 hectáreas del humedal de Santa Lucía, en la desembocadura del río Santa Lucía y el Río de la Plata. Su objetivo es potenciar las características humanas, técnicas y económicas de los participantes del territorio.
Tierra de Humedales persigue la premisa del trabajo colaborativo y participativo entre actores públicos y privados, incluyendo en ellos al Ministerio de Vivienda y Ordenamiento Territorial (MVOT), el gobierno de San José, industrias y empresas familiares que se nutren del humedal. Conservación, investigación, educación ambiental y gestión territorial son sus banderas.
Un abrazo de dos ríos
El proyecto tiene lugar en una zona donde viven unas 40 mil personas que trabajan en Montevideo, en comercios o fábricas del lugar. A la vez, unas 300 familias viven del humedal. Dentro de ellas hay cortadores de juncos (triangulares, los únicos de Uruguay, con los que después se elaboran productos que son vendidos en grandes superficies comerciales del país), yuyeros, que recogen flora para importantes homeopatías uruguayas, pescadores artesanales, decoradores, cortadores de totora, que luego comercian con florerías. Además, en este punto se da la mayor producción de esteras del país.
Denis Pías es el encargado de Control y Vigilancia de Tierra de Humedales. Esta área busca crear un sistema de trabajo continuo entre las empresas Effice, Isusa y Air Liquide -enclavadas en la zona- el gobierno departamental de San José y el MVOT. Pías es baqueano de naturaleza, guardaparques y vecino de toda una vida -aunque del otro lado del puente-. Señala que su pasión siempre fue comunicar la importancia del cuidado de la naturaleza, “que no es más que nuestra casa”. Pero no es un capricho de mayor, admite en conversación con La Mañana. Cuenta que a sus veinte años tomaba el camino de la lagunita junto con su caldera de lata para aprontar el mate, y se iba con su cuaderno a escribir versos en el Parque Lecocq.
Hoy comenta entusiasmado cómo los funcionarios de las empresas han levantado trampas puestas por cazadores en el humedal, y resalta que esta acción es fruto de esta labor de concientización. También indica que se han vuelto a ver cangrejales en la zona. La importancia de esto último, explica, es que son alimento de la corvina que entra a desovar, de la cual viven muchos pescadores de la zona. “Sin cangrejo no hay corvina, y sin corvina no hay trabajo”, resume. A la vez, informa para quienes desconocen: “el cangrejo es el último en retirarse”, como medidor del estado del ecosistema.
Consultado sobre el nivel de contaminación actual del humedal, Pías responde: “el medidor más grande que tenemos es la gente que está vinculada al bañado, porque el cortador de junco si nota algo extraño nos lo comenta, ya que el barro es el destinatario real de todo”. A pesar de ello, explica que las empresas están monitoreadas continuamente por la Dirección Nacional de Medio Ambiente.
“Cuando estamos en un área de esta índole, como lo es un humedal continuo abrazado por dos ríos, es fundamental controlar la polución, como se propone este proyecto. Las autoridades han puesto el ojo acá”, asegura.
En este sentido, explica que la idea es que quienes conforman la gerencia de las empresas entiendan que la Responsabilidad Social Empresarial (RSE) también tiene su rédito, dado que luego recuperan parte de lo que están volcando. De todas formas, admite que la pandemia he hecho que muchas empresas redirijan sus fondos o entren en un estado de mayor austeridad.
“En este momento tenemos tres empresas, pero nos gustaría que estén involucradas más. Una curtiembre de la zona aún no forma parte del proyecto, pero ya tiene algunos desarrollos de RSE y eso es importante”, manifiesta.
Aun así, Pías reconoce que los emprendimientos de la zona ya comenzaron a mostrar iniciativas de acciones de promoción de la zona, sobre todo, aquellas dirigidas hacia el turismo. “El humedal en sí es un dador de vida tremendo”, resume.
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