Queda mucho por hacer, pero el último censo indica que el Inisa va en el camino correcto, y dando sus frutos, dijo la presidenta de la institución, Rosanna de Olivera.
Para explicar la importancia del Instituto Nacional de Inclusión Social Adolescente (Inisa) a los legisladores que estudiaban y debatían la Rendición de Cuentas, la presidente de la institución, Rosanna de Olivera, dijo que el Inisa “es una de las últimas oportunidades que podemos dar desde el Estado para transformar la vida de los adolescentes que están en conflicto con la ley”.
Consultada sobre esa definición al ser entrevistada por el programa La voz de La Mañana, explicó que todo el Estado debe colaborar con la función de “administrar las medidas socioeducativas tanto privativas como no privativas de libertad”, porque el Inisa sólo no puede, y porque luego que el adolescente vuelte a la sociedad “necesita de todas las instituciones para poder sostenerse”.
“Las personas adultas también pueden reconvertirse, pero los adolescentes son más manuables y tienen otra impronta, parece que ese es el momento de darles una oportunidad en todos los sentidos para que puedan capacitarse, estudiar y encontrar su proyecto de vida”, porque además “es en esas edades que empiezan a pensar y ver a que se van a dedicar”.
El censo de Unicef
A mediados de setiembre se conoció el censo de Unicef realizado en noviembre de 2021 cuando el país atravesaba la pandemia, el trabajo se compara con otro similar en su metodología y técnica realizado en 2018, año sin pandemia.
Se trata del “Censo de población adolescente privada de libertad y capacidad de respuesta de Inisa”, el cual mide el trabajo y la gestión a través de consultar directamente a los adolescentes y el personal de los centros.
De Olivera señaló que “el último censo indica que el 48% de los adolescentes que entran a la institución vienen de familias con alguna vinculación al delito por lo cual la función del Inisa es fundamental”.
Para atender a esos adolescentes “nosotros intentamos abrir el abanico lo más amplio posible porque son adolescentes con diferentes motivaciones y diferentes intereses, y si bien nadie quiere estar privado de libertad, menos un adolescente, se intenta que lo vea con buenos ojos en el sentido de que pueda estudiar, aprender un oficio, tiene las cuatro comidas, una cama caliente, un gimnasio”.
Sobre este último punto destacó la importancia de la actividad física: “Pusimos un profesor de educación física en cada centro, invertimos casi un 50% más en deporte, porque el deporte es una pieza fundamental”.
Por otra parte, señaló que se trata de adolescentes que “tienen un nivel de violencia naturalizado, que ya lo traen desde sus casas, además de que tienen conflictos que traen de sus barrios”, y se agrega “el flagelo de que pertenecen a bandas del crimen trasnacional organizado”.
Por ejemplo, “este año tuvimos 9 jóvenes extranjeros que vienen de la zona de frontera con Brasil y pertenecen a bandas brasileras. En Inisa estamos reinventándonos porque cambian las realidades y las leyes, y nosotros tenemos que ir abordando todos los problemas para darle solución”.
De esos 9 adolescentes que tuvimos, el total ahora bajó a 4 o 5. “Llegan con un idioma que no es el nuestro, tienen que insertarse en las actividades cotidianas y sumarse a todas las actividades que tiene el centro”, comentó.
También “estamos en vinculación con el consulado porque a veces no tienen ninguna documentación”. Otro aspecto es que “pierden el vínculo con sus familias y el Inisa debe vincularlos aunque sea telefónicamente”.
Otro dato del censo es que “casi el 90% de los adolescentes ingresan con consumo de sustancias” por lo que se implementó mejorar la atención desde ese aspecto. Hasta la conformación del nuevo Directorio, el Inisa solo contaba con tratamiento de consumo para los adolescentes en los centros de Montevideo, “los demás estaban desprovistos”, lo que es una “falta muy grande”. Se conformó un equipo para trabajar en ese tema que es la Unidad de Consumo Problemático y se instaló un centro en Colonia Berro para mejorar la atención.
Otro dato importante es que hubo un “corrimiento de los delitos, bajó la rapiña y aumentaron los delitos vinculados con estupefacientes que en 2018 era del 2% y en 2021 el 11%”.
Respecto a la medición de la infraestructura, del censo surgen las mejoras que ha tenido el Inisa. “Hemos hecho muchas mejoras y obras en ese sentido” dado que “ninguna medida puede ser exitosa si estamos en un ambiente oscuro, sin ventilación y con humedad. Cuando asumimos lo primero que dijimos fue que esa realidad tenía que cambiar cuanto antes y lo hemos logrado”.
Otro indicador destacado es el de cómo los jóvenes resuelven sus conflictos. Se les pregunta a ese respecto y “antes mayoritariamente la respuesta era peleando, ahora es hablando. 9 de cada 10 adolescentes manifiestan que el vínculo con sus compañeros y con los adultos de los centros es bueno y muy bueno”; a su vez “se bajó el consumo de medicación y hay corrimiento con las horas de encierro”.
Sobre este punto De Olivera aclaró que “de los trece centros solo 2 son de máxima seguridad, había tres pero hay uno que está saliendo porque la Dirección está haciendo muy buen trabajo y los adolescentes que antes no se podía cruzar en un pasillo hoy están jugando al rugby”.
“Ese censo es un respaldo enorme para la gestión, queda muchísimo por hacer, pero estamos seguros que este es el camino”, enfatizó.
Las políticas de apoyo no terminan cuando el joven egresa
Al ser consultada sobre qué pasa con el adolescente que debe dejar el centro en el que se encuentra, De Olivera dijo que “por ley la función del Inisa termina cuando termina la medida. No podemos tener más vínculo cuando el adolescente se va de la institución”, pero tampoco se lo puede soltar a su suerte. Para eso “tenemos un programa que deja las redes tendidas en todos los sentidos”, incluyendo salud, educación o vivienda.
Algunas de esas redes consisten en preparar al adolescente para su egreso: “Seis meses antes de que salga se lo prepara, se le deja una pasantía laboral; pero si visualizamos que vive en un lugar donde hay venta de pasta base sabemos que no puede volver allí porque si no va a caer en lo mismo, para esos casos tenemos un convenio con el Ministerio de Vivienda”.
Inisa también tiene acuerdos con el Instituto Nacional de la Juventud, con el Ministerio de Desarrollo Social, con el Ministerio de Salud Pública; la red de apoyo es amplia.
“Cada tres meses tenemos un consejo consultivo honorario” del que participan varias instituciones del Estado y la sociedad civil, y en equipo “vamos trabajando para mejorar esa salida que no corresponde al Inisa pero que sí tenemos que dejar las redes tendidas para que todo el trabajo que se hizo se mantenga y el adolescente pueda ser un ciudadano de bien para la comunidad”, concluyó.
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