Desde el inicio de la emergencia sanitaria han ingresado miles de inmigrantes por la frontera de Rivera-Livramento. En la actualidad, un número aproximado de 480 ciudadanos extranjeros viven, trabajan y estudian en nuestro departamento dentro de la legalidad. No obstante, la masiva llegada, en especial de ciudadanos cubanos, ha tenido como resultado la formación de un asentamiento en la zona límite de los barrios Santa Isabel y Santa Teresa.
La última semana ha sido la de mayor llegada de migrantes a nuestra frontera, sumando 107 desde el martes al jueves de la pasada semana, que llegaron en horas de la madrugada, lo que obliga a las autoridades departamentales y de la salud a montar operativos con el fin de otorgar alojamiento, alimentación y atención médica.
En declaraciones brindadas a La Mañana, el director general de Promoción y Acción Social Cr. Giovani Conti expresó que “junto con el CECOED hemos tenido que hacernos cargo del alojamiento, ampliando el número de hoteles a los efectos de que cumplan la cuarentena a la espera de los hisopados, además de la alimentación de estas personas por el tiempo que dure su presencia en nuestro departamento”. “Son familias, algunas con niños muy pequeños que han pasado hasta 24 horas sin alimentarse”, agregó.
Hasta ahora, el 34 % de las personas detectadas han sido positivos de covid-19. En la actualidad, hay 48 ciudadanos extranjeros en los centros de contingencia, de los cuales 21 son positivos y el resto cumple cuarentena. Por su parte, la presidenta de Cruz Roja Uruguay, Ximena Pardo, al ser consultada manifestó: “ante la llegada masiva de inmigrantes tuvimos que enviar un grupo de apoyo para respaldar al equipo de voluntarios que trabaja en los diferentes centros de contingencia que existen en Rivera”.
El delito como opción
En los últimos 60 días se han dado casos como, por ejemplo, el de un ciudadano nigeriano, quien fue sorprendido en la terminal cuando transportaba en su mochila una importante cantidad de cocaína que tenía como destino la capital del país, motivo por el cual fue condenado, y el de ciudadanos cubanos acusados de robo de motos.
La nueva modalidad delictiva está vinculada a los préstamos extorsivos. Por lo general, ciudadanos, en su mayoría de nacionalidad colombiana, que se alojan en apartamentos ubicados en el centro de la capital y recorren pequeños comercios de diversos rubros en capital e interior ofreciendo préstamos en efectivo a pagar en cuotas diarias y con intereses de usura. En el caso de atraso de dos cuotas en más, se presentan en pareja y armados para con extrema violencia para apropiarse de efectos personales del deudor. Las denuncias han llegado a las Jefaturas de Rivera y Tacuarembó, donde también se han detectado, logrando la detención, formalización y condena de varios.
En la actualidad, un nuevo grupo se ha instalado en la frontera, de acuerdo a denuncias que nos han hecho llegar a nuestra mesa de trabajo. La variante es que ahora se alojan en pequeños hoteles de la vecina Santana do Livramento, lo que complica la tarea investigativa de la policía local.
Además, las autoridades policiales de ambos países han tenido que trabajar intensamente ante las denuncias que se presentaron por el clonaje de tarjetas, y la sospecha firme recae sobre ciudadanos centroamericanos que de la misma forma que los anteriores, eligen la frontera como base de operaciones.
Una familia, otra historia
Hay casos en los cuales queda demostrado el interés de llegar a nuestro país en busca de una oportunidad. Es el de la familia venezolana que integran Ellyson, su esposa Yossbin y Angélica de 6 años, los que ingresaron a nuestro país en julio del 2020, en calidad de refugiados, luego de un largo recorrido que los trajo desde Venezuela a Uruguay atravesando varios países. “Hicimos todo a pie, y trajimos una bicicleta para poder aliviar a nuestra hija”, relatan.
“Nos fuimos hasta Tacuarembó, gestionamos la documentación y así pudimos inscribir a nuestra hija en una escuela. Pero junto a otros compatriotas ocupamos un terreno municipal y fuimos expulsados por orden del intendente de aquel departamento. Hoy estamos aquí en Rivera contando con la ayuda y generosidad de varias familias (una de ellas les dio alojamiento) y esperando poder inscribir a nuestra hija en una escuela de la ciudad”, dijo Yossbin.
Por su parte, Ellyson contó que era policía, pero decidió abandonar cuando los obligaban a reprimir las diferentes manifestaciones que se daban. “Hoy vengo dispuesto a trabajar en lo que sea”, asegura. La actitud solidaria de un grupo de personas les ha permitido conseguir un lugar donde vivir, además de víveres y materia prima para la elaboración de Arepas, una comida local y, desde su comercialización, buscar una forma de sustento.
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