La vicepresidenta de la UDI (Unión Demócrata Independiente) de Chile visitó nuestro país la semana pasada para participar del foro de la Unión de Partidos Políticos Latinoamericanos (UPLA), organización que aglutina partidos de derecha de la región. El Partido Nacional actuó de anfitrión del evento, del cual no participaron ni el Partido Colorado ni Cabildo Abierto. Durante su estadía conversó con La Mañana sobre una amplia variedad de temas concernientes a ambos países y la región.
Isabel Plá es una relacionista pública y política chilena. Fue la titular del Ministerio de la Mujer y la Equidad de Género de Chile durante el segundo gobierno de Sebastián Piñera y actualmente es vicepresidenta del partido Unión Demócrata Independiente (UDI) y presidenta de la organización “Somos Mujeres” del país andino, que tiene como objetivo la formación en política y el fomento de la participación femenina en el espacio público. Como asesora legislativa participó en la elaboración de diversos proyectos de ley en materia de pensiones de alimentos, tuición y políticas sociales para la mujer, entre otros.
La semana pasada vino a Montevideo como vicepresidenta de relaciones internacionales, para participar del foro de la Unión de Partidos Políticos Latinoamericanos (UPLA), en oportunidad del 30 aniversario de esta organización, que nuclea a partidos de centroderecha de la región. También asistió al Foro “Mujeres Líderes OMEU 2022”, que se realizó el pasado viernes en el teatro Solís, en el marco de la conmemoración del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la mujer.
“No ideologizar el ministerio de la Mujer”
Sobre su gestión como ministra, Plá comentó en diálogo con La Mañana, que dieron “pasos muy sustantivos para las mujeres”. “Aprobamos doce leyes, doce derechos que no tenían las chilenas y que mejoraron sus condiciones en referencia a la protección y prevención de violencia, en cuanto a su participación de la economía y en otras áreas, y en la igualación desde el punto de vista civil con los hombres”, dijo. Destacó que uno de los pilares de su mandato fue promover el ingreso propio de las chilenas, ya que en su momento cerca del 50% de las mujeres no contaba con uno.
Asimismo, según indicó, dieron un fuerte impulso al acceso al crédito para las emprendedoras, promovieron la incorporación de las mujeres en industrias donde participaban poco, como la minería. También construyeron “Centros de la Mujer” a cargo de gobiernos locales y fortalecieron el apoyo a las víctimas de violencia.
También se promulgó la ley con respecto al fuero maternal para mujeres de las Fuerzas Armadas y de la Policía que no lo tenían, a diferencia del resto de las trabajadoras. Establecieron sanciones al acoso en el espacio público, ampliaron el concepto de femicidio y facilitaron el cobro de las pensiones de alimentos, entre otras.
La exministra destacó que para llevar adelante estas iniciativas convocaron a todos los sectores políticos. “Dijimos, ‘tenemos una agenda que va desde aquí hasta acá. Todo este espacio es de consenso, vamos a trabajar en esto, no vamos a ideologizar este ministerio, es un ministerio de todas las mujeres de Chile, no solo de la izquierda ni de la derecha’. No fue fácil, sin embargo, yo creo que cumplimos con los compromisos”, reflexionó.
Feminismo radical
En particular sobre género e ideología, Plá reseñó cómo la derecha sigue contestando a la izquierda en lugar de desarrollar una propuesta propia. “Lo que yo ofrezco desde la UDI es vocación por la libertad. Nuestro gran desafío es lograr la igualdad de derechos y deberes ante la ley y que cada mujer pueda decidir cómo quiere que sea su destino, sin imposiciones y sin exclusiones”, expuso.
Para la dirigente es interesante ver cómo algunos partidos de derecha y de centroderecha siguen el ritmo de la izquierda sin un discurso o una propuesta propia. “O están los ultraconservadores, que creen que el feminismo es el demonio y que definitivamente no reconocen iguales derechos a las mujeres, o están los entreguistas, que no sé si les da pereza tener su propia narrativa y su propio diagnóstico, o qué les pasa y que se suman a la marcha del feminismo más radical, que es el más vociferante y por eso hay mucha confusión sobre el tema”, opinó.
“El feminismo radical está muy extendido en América y es alimentado desde los gobiernos de izquierda, porque se convirtió en un brazo armado muy útil”, dijo y agregó: “La máxima del feminismo radical es ‘sororidad solo con nosotras’ y el instrumento que usan es cancelar al resto de las mujeres que no pensamos como ellas. Nosotros primero no les tenemos miedo y segundo vamos a levantar cada vez más fuerte nuestra voz. Queremos hablarles a todas las mujeres, no solo a las que piensen como nosotros”.
Narrativa propia
A propósito del foro de UPLA la dirigente chilena reflexionó sobre los desafíos que a su entender tienen la derecha y la centroderecha actualmente en América Latina. Según dijo, estas deben fortalecer a sus referentes para enfrentar a los líderes de una izquierda que está retomando el poder en el continente.
“¿Cuál es la contraparte del Grupo de Puebla, del Foro de Sao Paulo?”, se preguntó. “Tenemos la obligación de mostrarnos articulados también. La izquierda tiene una diplomacia ideologizada, todo lo ideologiza, entonces nosotros tenemos un desafío por cumplir que no hemos cumplido, o si lo cumplimos, en algún momento de los últimos 30 años lo hemos debilitado”, expresó.
“La gran batalla que estamos dando desde la UDI en Chile es encontrar cuál es nuestra narrativa desde la centroderecha. Tenemos vocación por la libertad y desde ésta queremos igualdad de derechos, deberes y oportunidades”, señaló al respecto.
El gobierno de Boric
Sobre el gobierno de Gabriel Boric la opositora opinó que es el más débil desde el retorno a la democracia. “Es el primer gobierno desde 1990 que, antes de cumplir cinco meses, ya tenía más desaprobación que aprobación”, dijo. Para Plá el mandato de Boric tiene varios problemas. “Primero, impulsa un programa de gobierno que fue de facto rechazado en el plebiscito de setiembre (porque el texto que escribió la Convención Constitucional para la reforma estaba muy calzado con el programa de gobierno). Esa nueva constitución fue rechazada por el 62% de los chilenos”, explicó.
Plá señaló que mientras las demandas de los chilenos en el estallido social de 2019 eran mejores pensiones, acceso a la salud y mejor educación, lo que ofreció la Convención Constitucional no fue eso. Por el contrario, lo que hizo la izquierda fue delinear un proyecto de sociedad de inspiración neomarxista. Según la exministra, ese no es el objetivo de una constitución, “nunca se le puede coartar a los siguientes gobiernos la alternancia en el poder y que cada uno vaya poniendo su énfasis”, dijo.
“No fue el texto de una constitución que estableciera las reglas básicas de funcionamiento del sistema político y los chilenos observaron que se ponían en riesgo algunas conquistas de progreso y libertades que no querían perder, como por ejemplo la propiedad de su vivienda social, fondos de pensiones y la heredabilidad de los mismos, la posibilidad de emprender un negocio cuando terminara su vida laboral o de comprar un campito donde pudieran ir a vivir los últimos años de su vida. También hubo una fuerte oposición de un sector de agricultores por unas trabas del texto constitucional que eran prácticamente invencibles para seguir siendo agricultores”, comentó Plá y respecto a los electores agregó: “Tenemos una clase media muy consolidada pero que todavía se siente vulnerable, aún está en una posición emergente”.
Según indicó la política, en la actualidad se está fortaleciendo la demanda por el orden y la seguridad. “Hoy día estamos en un momento en que el péndulo tocó un extremo y los chilenos ya están demandando seguridad y mejores condiciones económicas. Una tercera preocupación es la inmigracion ilegal”.
Consultada acerca de los aciertos del gobierno de Boric, Plá dijo: “Luego del plebiscito, Boric hizo un cambio de gabinete e incorporó figuras políticas como la ministra del Interior, Carolina Tohá, entre otras, que vienen desde una matriz de centroizquierda. Creo que esa incorporación ha sido positiva para mejorar el clima político del país, al disminuir la polarización de la izquierda”.
Uruguay como ejemplo
La dirigente dijo que tienen un problema importante debido a que el gobierno no ha impulsado una herramienta que les permita fortalecer y dinamizar su economía. “En Chile estamos de alguna manera espantando a los inversionistas. Estamos alejando las oportunidades económicas en vez de acercarlas”. Señaló que esto tiene que ver con que en el gobierno hay un sector dominante de la izquierda oficialista que tiene una visión distinta y que ve siempre en las medidas proeconomía, algún “fantasma de explotación de los trabajadores, o de alguna de las cosas que ellos rechazan”.
“En lo económico miramos con sana envidia lo que ha hecho Uruguay convocando capitales de distintos tamaños a invertir y a establecer las bases de sus corporaciones para operar desde acá. Eso significa que probablemente Uruguay tiene hoy día un dinamismo económico que a lo mejor hace tres o cuatro años no tenía, y tiene que ver con convertirse en un país amable con la gente que quiere venir a invertir”, destacó Plá.
“Como lo vemos nosotros desde allá, lo que hace el presidente Lacalle es tratar de unir a los uruguayos y no dividirlos. Él ha entendido que su fortaleza tiene que ser esa y cuando lo vemos, nos da esperanza. Volvemos a creer que la política es precisamente para que vivamos mejor, y no para que estemos enfrentados cada uno en su trinchera, viendo cuantos palos te voy a dar a ti y cuantos me vas a dar tu a mí”, dijo la dirigente y agregó, “segundo que valora lo que han hecho los gobiernos anteriores, sean de su color o no y tercero, es un gobierno que entiende que para que el país le vaya mejor, tiene que fortalecer la economía, que no podemos hacer política social ni garantizar derechos sociales si no tenemos con qué financiarlos”.
El pecado de la derecha
“Nosotros cometimos un pecado, creímos que el progreso se explica por sí solo. Nuestras ideas son las que impulsaron el progreso en toda América Latina en los últimos 3 años. Nunca debimos dejar de conversar con nuestra sociedades, con nuestros pueblos, con nuestros agricultores, de explicarles que el hecho de que estuviéramos teniendo mayores oportunidades de empleo, mejores salarios, acceso a la vivienda, provenía de nuestras ideas, orientadas a la apertura de la economía”.
“Fuimos perezosos, nos rendimos a la pereza de no explicarles a los electores lo que significa progreso y no entendimos, o entendimos tarde, que la democracia y la libertad no se cuidan solas, las tenemos que cuidar todos los días” y abogó “a que todas las derechas de América Latina reconstruyamos las conversaciones con nuestras sociedades y que podamos profundizar y reconectarnos, porque nuestros países han experimentado cambios muy fuertes”, reflexionó.
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