El histórico jugador de fútbol que supo defender la camiseta de Uruguay en decenas de partidos, conversó con La Mañana acerca de la situación actual de los clubes, que, en su opinión, padecen los mismos problemas que hace 40 años. También se refirió al deporte como herramienta de inclusión social.
¿Cuál es la función social del fútbol según su punto de vista?
No solamente del fútbol, digamos del deporte, también del boxeo, del básquetbol… yo lo veo muy positivo para la sociedad. Desde chico ya un niño piensa en tener una pelota cuando vienen los Reyes Magos o el cumpleaños, sueña con vestir el equipo de fútbol del cual el padre o los familiares son hinchas.
Después eso va a acompañado del deseo de llegar a jugar al fútbol, al básquetbol. Son niños con sueños positivos y no andan con problemas como tiene la sociedad, que ahora hay otros elementos que son negativos para la muchachada joven. En ese sentido el fútbol, más bien el deporte, es una herramienta, es decir, te saca de la noche, de la calle. Además, es muy importante porque se mantienen atletas cuidándose el físico, la salud.
El secretario nacional del Deporte, Sebastián Bauzá, dijo a La Mañana que “el deporte tiene que ser el nexo de inclusión para todas las clases sociales”. ¿Está de acuerdo?
Sí. Creo que tendríamos que tener un proyecto en la escuela que estimule más a los chicos. A veces, a un niño, cuando le prohibís jugar al fútbol si no estudia, es un gancho (para que estudie).
Cuando yo estaba de coordinador de juveniles en Wanderers hace años, el niño que no me traía el carné o tenía la conducta baja, se hablaba con los asistentes sociales o con los padres, se hacían las comunicaciones y se reprimía con que no iba al fútbol.
Estoy de acuerdo en el sentido de brindarle una herramienta para que vaya por el buen camino.
¿Cómo es actualmente la situación de los clubes uruguayos?
Yo hace 40 años que estoy en el fútbol y si vos ves un reportaje de un periodista de hace 40 años, siempre es lo mismo: tenemos que arreglar las canchas, la plata no les alcanza a los clubes.
Se ha cambiado un poco, algunos tienen bien los campos de juego, la FIFA empezó a poner reglamentos y entonces está más coordinado para que los clubes tengan un poco más de respeto, que el jugador o el empleado puedan cobrar.
Cada año que pasa se va haciendo, pero es muy lento; tendríamos que haberlo hecho hace 15 años para que el fútbol uruguayo se compare con el europeo. No se ha estancado, está caminando bastante bien, pero lento, como somos nosotros.
“Siempre habrá 100.000 niños que tengan el sueño de ser jugadores de fútbol; ahí te das cuenta de que levantás una piedra y sale un jugador de fútbol, por algo es que siempre se están vendiendo”
O sea, todavía hay carencias, pero el fútbol uruguayo está en buen camino.
Sí. El tema es que la parte económica ahoga a los clubes e impide que tengan proyectos buenos. Están viniendo sociedades anónimas, hay clubes que venden bien, siempre hay un escape en algún club de moda o que está haciendo las cosas bien o teniendo un buen gerente.
¿Concuerda con el presidente de Nacional, José Decurnex, quien dijo a La Mañana que “el fútbol uruguayo tal como está planteado hoy no tiene ninguna viabilidad”? Según explicó, la gran mayoría de los partidos son deficitarios y es necesario clasificar a las copas internacionales para tener un ingreso extra.
Hay dos mentalidades, una es la empresarial, que quiere hacer un fútbol de sociedades anónimas, y hay otro fútbol que tiene que ser de dirigentes, de hinchas, una administración más apuntada a lo social, donde no se pierda el calor del hincha, del dirigente.
Decurnex, por lo que he visto, se ha puesto razonable. Nacional tenía un presupuesto muy grande y, por lo que he escuchado de los periodistas, ha bajado casi 560.000 dólares, o sea que antes era una burbuja que no se podía vivir.
Yo siempre les digo a los dirigentes que tienen que tener el club como la casa de uno: si yo gano 10 pesos, en mi club tengo que gastar ocho y guardarme dos, por cualquier problema que haya. Lo que pasa es que la sociedad quiere tener otro fútbol, vistoso, consumista.
Lo más fácil es que el gobierno se haga cargo de los gastos que tienen los clubes, ya sea de la luz de los complejos, del gasoil para transportar a las divisiones menores, del seguro que tienen que tener todos los clubes que pagan la DGI, los aportes sociales, todo lo que sea “sacable”.
Cuando salíamos campeones siempre íbamos al Palacio Legislativo, nos entregaban medallas, estaban en las fotos, era el tema del momento, entonces el país tiene que estar con el deporte; tendría que sacarles la carga económica a los clubes.
“Ya no tenemos tantos problemas con la seguridad porque no tenemos público, pero yo pienso que la sociedad está agresiva, no hay tolerancia, entonces, el deporte, que es una pasión, se duplica, y la gente tiene que cambiar la manera de pensar”
Estoy de acuerdo con Decurnex en que el fútbol es así, pero él trató de hacer algo que lo tenemos que hacer en Wanderers, en Peñarol, en la selección uruguaya, en todos lados, para que el fútbol no gaste más de lo que le entra, y que las empresas que quieran aportar, valoren la historia del fútbol uruguayo y de cada equipo.
¿La formación de juveniles está bien encaminada?
Lo mejor que hay es el baby fútbol. Yo escucho a Alfredo Etchandy a veces decir que en el baby fútbol hay no sé cuántos niños, en AUFI también, o empiezan en divisiones menores en OFI. Siempre habrá 100.000 niños que tengan el sueño de ser jugadores de fútbol; ahí te das cuenta de que levantás una piedra y sale un jugador de fútbol, por algo es que siempre se están vendiendo.
Ahora, ¿cómo venderlos después? ¿Para qué? Para lo que hablamos anteriormente, que los clubes sean potables y que no tengan problemas económicos, que tengan proyectos seguros, que los empleados cobren, que los jugadores puedan concentrar, que coman bien, que descansen, que sean profesionales, y que puedan mantener a esos juveniles más años para que tengan buenos equipos y podamos lograr un fútbol fuerte en el Uruguay.
En los 80 y los 90, tanto los equipos grandes como los chicos clasificaban y ganaban copas. Tenemos que volver a lo que éramos antes, con un fútbol económicamente tranquilo y que se queden los jugadores jóvenes que aparecen. Ahí el fútbol uruguayo a nivel internacional sería competitivo.
¿Cómo vivió el impacto de la pandemia en el fútbol?
Siempre decimos que las cosas llegan tarde a Uruguay, pero entró y nos desacomodó todo, en lo deportivo, en lo social, en lo comercial. Es algo que nunca habíamos vivido. El fútbol se ha estancado en el sentido de que no poder ir y tener que verlo por televisión, es mucho más frío y se pierde la parte social.
La seguridad en el deporte es un tema siempre latente. ¿Qué opina al respecto?
Ahora está espectacular (risas). Esta pandemia trajo algo bueno, ya no tenemos tantos problemas con la seguridad porque no tenemos público, pero yo pienso que la sociedad está agresiva, no hay tolerancia, entonces, el deporte, que es una pasión, se duplica, y la gente tiene que cambiar la manera de pensar.
Volver a las raíces
“Chifle” Barrios tiene los mejores recuerdos de su participación en la selección uruguaya, con la que jugó 60 partidos entre el 80 y el 92. Nacido en Las Piedras, reconoce que por el fútbol recorrió todo el mundo y destaca que es un agradecido a sus compañeros de la “celeste”. “Siempre vivimos en una burbuja donde lográbamos los objetivos porque había jugadores de gran calidad”, expresa.
Luego de pasar por divisiones de menores en Wanderers, llegó a primera y más tarde a la selección, tras lo cual tuvo un pasaje por Grecia. Hoy sigue vinculado con el club que lo vio nacer, donde el mes pasado volvió a pelear por la presidencia, pero su contrincante, Gabriel Blanco, fue reelecto.
Su segunda casa siempre fue Wanderers y los hinchas lo saben. Tan es así que los socios lo homenajearon con una tribuna que lleva su nombre en el Parque Viera. “Me dieron más de lo que yo les di, soy un agradecido. Vestir la camiseta de Wanderers, pasar por el Parque Viera, es como una universidad privada que tenemos. Para mí es una enseñanza tanto en lo futbolístico como en el crecimiento personal”, cuenta el ídolo bohemio.
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