En entrevista con La Mañana, Pereyra reflexionó sobre el funcionamiento de la institución durante la pandemia, la visión para los próximos años y la importancia de desarrollar una política de comunicación que apunte a destacar las diversas ofertas de estudio para llegar a un amplio espectro de la población.
Hace algunas décadas, los docentes ingresaban a institutos de enseñanza de la Universidad del Trabajo del Uruguay –hoy CETP-UTU- en virtud de los conocimientos vinculados a cada área, ya que no existía una capacitación docente.
Juan Pereyra, director general de UTU desde mayo de este año, fue uno de esos docentes que ingresó por vocación y destreza. En el último año de su carrera de Ingeniero Agrónomo, tenía ganas de enseñar ya que sentía gusto por la docencia. Llegó a la Escuela Técnica Colón con la propuesta de dar clases de biología, pero faltaba profesor de matemática, y Pereyra cubrió el puesto.
Esos fueron sus inicios vinculados a la UTU. Luego se recibió y fue a trabajar a la Escuela Agraria de Trinidad, posteriormente a la de Libertad, hasta que hizo un posgrado y quedó como encargado de todas las escuelas agrarias. “Concursé y fui director del Instituto Tecnológico Superior, que es el centro de educación media más grande que tiene el país. Y cuando ya me había retirado, hubo personas que entendieron que yo podía dar una mano ahora y acá estoy para colaborar”, asegura en diálogo con La Mañana.
¿Con qué se encontró en el mes de mayo cuando ingresó como director de UTU?
Cuando recién ingresamos, hace cerca de dos meses, ya teníamos bastante experiencia en la institución pero desde otros lugares. La encontramos en marcha, funcionando, pero un poco desprolija desde el punto de vista de la gestión, según nuestra visión.
¿Cómo vienen siendo estos meses de gestión con la pandemia de por medio?
Tal vez no estamos pudiendo hacer lo que habíamos planificado. Teníamos un plan estratégico para el inicio pero nos hemos tenido que dedicar fundamentalmente a la pandemia y los reinicios de clase. Adecuar los centros educativos nos viene llevando mucho tiempo y hemos destinado los esfuerzos en ese sentido.
¿Cuáles son esos primeros planes y qué se ha podido hacer?
Queríamos comenzar reuniendo a las diferentes áreas, trasladando las ideas y comenzando la aplicación, pero con reuniones a distancia no se puede hacer mucho. Además destinamos muchos recursos humanos a los centros educativos. Ese tipo de reuniones, de conocer la propuesta, las hicimos en un 20%.
Si un plan no llega a quien lo debe aplicar y llevar adelante, es muy difícil poder hacerlo. Por eso sacamos el pie del acelerador para seguir trabajando en la emergencia. Ahora estamos entrando en un tema importante que es el presupuesto y nos va a llevar un tiempo también. Pienso que después de eso vamos a poder comenzar con el plan estratégico intensamente.
¿Qué balance podría hacer del funcionamiento de UTU en estos meses particulares?
Soy optimista y positivo. He encontrado que los funcionarios realmente están sacando la institución adelante. La UTU es un sentimiento y eso lo demuestra la gente. Para cada problema que se presenta en la institución se encuentran cinco o seis soluciones, aunque sean “ataditas con alambre” sacan la institución adelante a pesar de las carencias.
La UTU no ha sido novedad a grandes problemas y sin embargo los tiene. Nos encontramos con muchas carencias en determinadas áreas que no esperábamos tenerlas, como la falta de funcionarios de servicio. Hay centros educativos que funcionan con una sola persona para la limpieza y el protocolo actual no permite esto, no está bien.
¿Cuáles son las principales falencias que encuentra en la institución?
La educación es un área en el que se pueden tomar medidas hoy, pero los resultados se ven en 15 o 20 años. Estamos tomando -y tomaremos luego- algunas medidas de alto impacto como es el tema de la organización, destino de recursos a otros sectores donde no eran destinados, por ejemplo. Estos temas se resuelven de manera rápida.
La UTU tiene una gran fortaleza que al mismo tiempo es un problema; es la gran diversidad de cursos que tiene, las áreas que cubre, prácticamente todas las áreas productivas del país. Es muy difícil mantenerlas al día, con los recursos humanos suficientes. Uno de los problemas a largo plazo que hemos encontrado son las currículas desactualizadas con determinadas herramientas que ya no se usan porque van en desuso y no hemos podido incorporar nuevas. Este sí que es un gran desafío.
“Hay cosas muy buenas que hizo la administración pasada pero por diversos motivos no los supo comunicar bien”
También nos hemos encontrado que la diversidad de centros educativos que dispone la UTU tienen tres o cuatro anexos funcionando en forma precaria. Es una realidad que nos está explotando en este momento y lo debemos solucionar. No es una crítica, las autoridades anteriores encontraron esa solución para llegar a zonas que no eran atendidas, pero hoy entendemos que no es lo correcto.
Lo positivo es que los alumnos puedan estudiar, pero no es lo ideal que lo hagan en situaciones precarias y hay que buscarle otra solución. Además, nuestra gestión está pensada en el estudiante, nuestro foco es él y nosotros somos un medio para que tenga todo lo que necesite. El estudiante es el leitmotiv de nuestra presencia. Es la principal línea estratégica que tenemos.
¿Cómo se encuentra la UTU en cantidad de estudiantes y la deserción?
Cada año los inscriptos crecen, estamos cercanos a los 105.000 alumnos. Pero en este momento es muy difícil evaluar la verdadera deserción porque estamos con clases semipresenciales, a lo sumo de cuatro horas diarias. Hay cursos agrarios que no han comenzado porque no tenemos habilitados los internados.
A lo que la concurrencia no es obligatoria sino voluntaria, estamos con un poco más del 50% de asistencia. Pensamos que una vez que se vuelva a clases normales y puedan reintegrarse todos aquellos que realmente quieran, va a aumentar. Creo que este año la deserción va a ser importante y nuestros esfuerzos tienen que apuntar a eso. Será un año en el que se romperán las estadísticas.
¿Cuál es la importancia de la educación técnica en el país y cómo debería ser?
Queremos que la UTU sea reconocida por una educación de calidad a nivel de excelencia. Queremos imponer a la UTU como una marca en el país. Para eso ya tenemos un director de comunicaciones, Pablo Melgar. En primer lugar estamos apuntando a mostrar todo lo que tiene la UTU. Hay cosas muy buenas que hizo la administración pasada pero por diversos motivos no los supo comunicar bien.
Los cursos que mayor impacto han tenido en la educación media son los bachilleratos tecnológicos. El nivel que tienen es muy alto, hay orientaciones como aeronáutica e informática, entre otras. Eso que se comentaba antes de que la UTU fuera para los que no querían estudiar está en desuso.
Ese pensamiento, en parte, está fomentado porque la UTU atiende sectores muy carenciados, tenemos presencia en lugares de contexto muy desfavorable con más de cuatro necesidades básicas insatisfechas. No es que esas personas resolvieron venir a la UTU, vienen porque es la que le ofrece lo que necesitan para poder estudiar y es lo que queremos fomentar, atender a todo el espectro poblacional pero principalmente darle acceso a los más necesitados.
¿Qué expectativas tiene para estos años de administración?
Tengo muchas expectativas porque ahora que he conocido a la UTU desde otro lugar -ya que la conocía más bien de la trinchera del lado del alumno, no tanto de la gestión- he encontrado que tiene un muy buen potencial, que dentro de los recortes tenemos recursos que creo que, usándolos de forma inteligente, aplicándolos en planes estratégicos y utilizando cánones importantes de eficiencia y eficacia, vamos a poder llevar esta institución a donde queremos.
Tenemos que mejorar ampliamente los índices educativos que no son nada buenos. Pienso que la UTU dentro de la educación media y terciaria pública va a tener un lugar de destaque en el país productivo que se necesita.
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