El caso en Rivera de Agustina Nuñez Saavedra, transformado primero en una causa departamental y luego nacional, ahora se encuentra en manos de la Justicia civil y penal.
El 4 de diciembre de 2022 fue el comienzo de una larga batalla en la vida de Kenny, Carla y su hija Agustina para recuperar la calidad de vida de la niña.
Una caída, una fractura y el comienzo de un calvario
El día 4 de diciembre de 2022, Agustina sufre una caída en un monopatín en el patio de su casa. Al caerse sufre una fractura en el brazo derecho cerca del codo. De inmediato sus padres la trasladan a la Emergencia de la Mutualista Casmer, donde es evaluada por el traumatólogo de guardia, el Dr. Neminwa, el que luego de realizar una placa aconsejó enyesar el brazo fracturado. “Los huesos de los niños son como chicle, va a quedar bien”; esas fueron sus palabras al hacerle una media férula. Al día siguiente se comunica con la familia la Dra. Guadalupe para informar que habían revisado las placas con el traumatólogo Dr. Favaro y que resolvieron realizar una cirugía para corregir la fractura. Ante la consulta de la familia la doctora expresó: “Es una cirugía sencilla, no va a pasar nada, el cirujano está acostumbrado a realizarla y es un procedimiento rápido. Es para que su brazo no le quede torcido”. De inmediato se comunica que la niña debía ser internada el día 5 con cirugía programada para el martes 6. A pesar del intento de los padres de conocer los detalles de la cirugía, no les fue posible comunicarse con ningún profesional.
A la hora de la cirugía, el anestesista les dijo a los padres: “Pensé que era una niña de 11 años. Vuelvan a la habitación y la traen en media hora”. Con la niña en la habitación fueron visitados por el Dr. Favaro, responsable de la cirugía quien expresó: “El brazo no solo está fracturado sino también luxado, por lo que tenemos que alinearlos”. En diálogo con La Mañana, Kenny, el padre de la niña, señaló: “Fuimos a buscar a Agus a la habitación; ella obviamente estaba muy asustada. Si bien traté de explicarle todo, estaba muy asustada. Pero cuando vio que venían a buscarla para la cirugía se me abrazó y empezó a llorar sin parar, a gritar, por lo que el enfermero vino y me la sacó de los brazos y se la llevó. La dejamos en sus manos. Ella llorando desconsoladamente lo que fue traumático para nosotros. Fue la última imagen que tuvimos de nuestra hija con vida ‘normal’”.
Fin de la cirugía, principio del drama
El relato del padre de Agustina es continuo y cargado de emoción al tener que revivir los momentos que cambiaron la vida de toda una familia. “Empezamos a controlar la hora. Nos dijeron que era un procedimiento que demoraba unos 40 minutos. Pasaron las horas y estábamos sumamente preocupados, nadie nos decía nada. Comienza un movimiento anormal, funcionarios que salen y entran corriendo. Entran con máquinas, con oxígeno (quién necesita oxígeno en un block donde supuestamente tiene que estar todo sumamente revisado y completo) un caos completo”, recordó. “Nadie se digna a decirnos nada. Ingresamos al lugar donde la habíamos dejado exigiendo una respuesta. Nos informa el Dr. Favaro que su cirugía había sido realizada correctamente pero que había sufrido una descompensación con su presión arterial y que ya la estaban estabilizando”.
“Sale el anestesista a hablar con mi esposa y le dice: ‘Revisamos todo, todas las dosis de lo que le administramos, no sabemos qué pasó’ y que ellos como rutina luego de una cirugía de miembros le toman el pulso para ver cómo estaba la circulación y que se dieron cuenta que no tenía pulso”.
“Como a las dos horas sale la Dra. Guadalupe para informarnos que estaban tratando de estabilizar para poder trasladarla a la CTI pediátrica de Tacuarembó, Salto o Montevideo. Me explica que no saben qué pasó, que se le empezó a bajar mucho la presión luego de finalizada la cirugía, y que posiblemente sea por una reacción adversa a la bupivacaína que está descrita, y que creen pueda ser eso porque le empezaron a administrar los lípidos y ella empezó a normalizar su presión. De hecho, fui en ambulancia con ella y fueron todo el camino pasándole eso intravenoso”.
“La trasladaron en ambulancia al CTI pediátrico del Hospital de Tacuarembó donde permaneció una semana internada. En ese lugar desconocen los lípidos (ese antídoto) y nunca habían escuchado hablar de una reacción así, por lo que se pusieron a investigar del tema”, continuó.
“El diagnóstico que nos dieron era una lesión cerebral bilateral difusa a causa de la hipoxia sufrida por un paro cardiorrespiratorio causado por una ‘reacción a la anestesia’. Luego de esa semana en Tacuarembó la niña es devuelta a Rivera desde donde la derivaron al Sanatorio Americano para que la vea el equipo de Cuidados Paliativos por la experiencia en estos casos. El 21 de diciembre ingresaron al Sanatorio Americano donde Agus fue evaluada y comenzaron las terapias de fisio y fonoaudiología. A los pocos días comenzaron con los tratamientos en Teletón”.
A fines del mes de enero, las autoridades del Sanatorio Americano informaron a la familia que desde la Mutualista Casmer estaban coordinando el regreso de la niña al departamento de Rivera.
Se les envió una solicitud a las autoridades de la mutualista para permanecer en el Sanatorio Americano con tratamiento de fisioterapia, fonoaudiología, terapia ocupacional, terapia láser, hidroterapia, psicólogo entre otras. La solicitud fue junto a una nota del equipo de Teletón que como lo que le había ocurrido a Agus fue algo adquirido y ella había sido una niña totalmente sana, era fundamental y más en los primeros meses estimularla de todas las formas que se pueda. Por medio de un correo electrónico, el director de Casmer, el Dr. Nelson Belzarena, que es el hermano del anestesista que trató a la niña, les expresó a los padres que la institución se hacía cargo de un mes en el Sanatorio Americano, a cambio de firmar una nota donde se explicitara que lo que le sucedió a Agustina fue una “reacción natural adversa a la anestesia”. La familia no accedió y a partir de ese momento el diálogo se dio a través de los respectivos abogados.
El abogado de Casmer, el Dr. Nelson Alonso, en comunicación con el representante legal de la familia, informó que no estaban dispuestos a realizar más gastos ya que saben que iniciarían un juicio. Textualmente dijo: “Acceder a eso en la medida que se evite la eventualidad de un juicio, que sin duda va a venir, ya sabemos. Entonces, si va a venir un juicio, acceder a eso para que se inicie un juicio dentro de un mes, no tiene sentido, por eso es que no accede”. La mutualista accedió finalmente a la solicitud hasta que el 6 de marzo la familia emprendió un viaje a Estados Unidos en busca del milagro.
Estados Unidos de punta a punta
El primer tratamiento se realizó en la cámara hiperbárica con el Dr. Paul Harch en la ciudad de Nueva Orleans, pero surgieron complicaciones en su sistema digestivo lo que obligó a que la niña estuviera internada durante un mes en el Children’s Hospital de Nueva Orleans. Dentro de ese período, se le realizó la cirugía de implantación de su botón gástrico.
En Nueva Orleans también le realizaron el implante de toxina botulínica.
Para realizarle un tratamiento de células madre con el Dr. Proefrock en la ciudad de Phoenix, debido al historial y que en ese procedimiento se debería utilizar anestésicos locales, se solicitó que se le realice diversas pruebas de alergia a anestesias.
Estas pruebas se realizaron en la clínica “Family Asthma and Allergy Clinic” y el resultado fue que Agustina no era alérgica a ninguna de todas las anestesias que probaron, incluida la bupivacaína que fue la aplicada en la cirugía inicial.
Se realizaron procedimientos de células madre en Phoenix, posteriormente en Austin para realizarle un tratamiento láser con el Dr. Crawford en la clínica Neuro Solution durante 3 meses y 3 semanas en la clínica NAPA.
El 7 de septiembre, vencida la visa, la familia retornó al país. Al momento los tratamientos están bajo la responsabilidad de la mutualista Casmer, quien hasta ahora no pudo proveer los servicios de fonoaudiólogo ni de un neurólogo pediatra.
Nicolás Pereira (abogado de familiares de Agustina): “El médico incurrió en una culpa médica grave”
El viernes 12 se celebró una audiencia en la Fiscalía de 3er. Turno a cargo de la Dra. Alejandra Dominguez. En diálogo con La Mañana, el abogado de la familia, el Dr. Nicolás Pereira, señaló: “La denuncia se presentó el pasado miércoles donde se solicitaron medidas cautelares en contra del médico acusado. El buen nivel económico del profesional y el hecho de tener familiares fuera del país aumentan los riesgos de sustraerse a las resultancias del proceso penal”.
“La Sede Letrada Penal de 2do. Turno en presencia de las partes involucradas aceptó las medidas solicitadas para luego de diligencias probatorios presentadas por Fiscalía determinar que el médico sospechado podrá tener contacto con los familiares de la niña, además de obligarlo a entregar sus documentos de viaje, todo por el plazo de 120 días”, explicó y por último expresó: “Tenemos un informe del Dr. Guillermo Lopez, que tiene una larga trayectoria a nivel del Poder Judicial y dentro del Instituto Técnico Forense, quien luego de estudiar la historia clínica y escuchar el relato de los padres concluyó que había una grave responsabilidad por parte de este anestesista. Lo que determina que incurrió en una culpa médica grave”.
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