En Uruguay existen hoy seis curtiembres que nuclean a unos 2500 trabajadores, de los cuales unos 500 están en seguro de desempleo. Este sector industrial fue muy importante hace dos décadas cuando llegaba a emplear a unas 12 mil personas, de manera directa e indirecta. Pero las sucesivas crisis mundiales, en especial la del 2008, más la fuerte competencia internacional, llevaron a un franco descenso.
En 2019 la baja en las ventas al exterior de este sector fue muy importante. De una facturación de US$ 223 millones en 2018 se pasó a US$ 155 millones el año anterior. Uno de los productos más afectados son las partes de asientos precortadas, que tuvieron un verdadero boom entre 2011 y 2014, con ventas promedio anuales de US$ 40 millones, pero que en la actualidad han caído a menos de la mitad.
El año pasado la curtiembre Zenda, propiedad de la brasileña JBS (que decidió realizar casi toda la operativa en su país de origen), envió al seguro de paro a 340 trabajadores, y quedaron ocupados unos 100.
El último gran colpaso conocido fue el de la curtiembre Paris, que anunciaba días atrás el despido de 120 trabajadores. El secretario general de la Unión de Obrero Curtidores (UOC), Carlos Bicco, dijo a La Mañana que la curtiembre Paris viene con problemas desde el año pasado cuando perdieron a su único cliente, la austríaca Boxmark, dedicada a la fabricación de tapicería para automóviles, aviones o barcos. En setiembre del año pasado la curtiembre tenía 250 trabajadores, de los cuales en la actualidad quedan unos 40, divididos en el área de producción y la administración. Hay más de 200 que están en el seguro de paro y se anunció el despido de 120 de estos.
Bicco dijo que en el caso particular de la curtiembre Paris la pandemia del coronavirus tuvo su repercusión. La curtiembre al perder su cliente austríaco comenzó a exportar cueros salados a China (que no llevan casi mano de obra) y al surgir la enfermedad los puertos comenzaron a tener serios atrasos en el proceso de entrega de las mercaderías que arribaban, por lo cual la actividad está casi detenida.
Otro factor que afecta al sector, destacado por el dirigente sindical, son los cambios en la moda. La utilización del sintético está creciendo en el sector automotriz y los cueros naturales quedan nada más para los automóviles de alta gama, cuyo mercado es muy inestable.
Hoy no se conocen las repercusiones finales del coronavirus en gran parte de Asia y Europa, un mercado para autos de lujo que estaba en constante crecimiento en los últimos años. Al existir por la pandemia una contracción de la economía, es de esperar que la venta de estos vehículos decaiga. Asimismo se ha observado un cambio importante en este nicho de mercado: cuando a un cliente se le ofrece agregar asientos de cuero o tecnología a su auto de lujo, se decanta por esta última.
“En Uruguay la única empresa que diversifica su producción y no se dirige solo a la industria automotriz es Paycueros” dijo Bicco. Su principal producción es hacia el calzado deportivo y para una empresa francesa especializada en marroquinería. “No sabemos muy bien porque el resto de las empresas no ingresa en el nicho de cueros para calzado deportivo o la marroquinería, porque las maquinarías que se emplean en todas las plantas son casi las mismas. Cuando hemos preguntado a los empresarios nos responden que trabajan con un nicho de mercado en concreto (los automóviles) y no dan más explicaciones”, afirmó el dirigente gremial.
El secretario general de la UOC sostuvo que en el pasado el problema central de la industria era el valor de la materia prima (los cueros), pero eso ahora dejó de serlo. “El problema que antes veíamos como central y que generaba el desempleo hoy no lo es. A nosotros mismos ahora nos cuesta visualizar cual es la solución para este sector. Deberíamos involucrarnos todos en buscar una salida, desde los ministerios de Industria y Trabajo, hasta los trabajadores y las empresas”.
Exportando materia prima y comprando productos terminados
Más allá del fuerte del sector que son cueros para el sector automotriz, también se exportan por parte de pequeñas empresas prendas de vestir (como ser camperas y guantes), las cuales tienen como destino Estados Unidos, Chile, México, Alemania y España.
El sector calzado también participa, aunque en menor medida, y concentra sus ventas en España. Uruguay es considerado el mayor exportador de cueros de Latinoamérica, pero sin un mayor procesamiento de los mismos.
Los “reyes” globales en prendas de cuero son China, Italia y Vietnam, los cuales casi no producen la materia prima. América en general se caracteriza por exportar cueros y comprar productos de este material. Los cueros curtidos que salen de Estados Unidos, Uruguay, Brasil y Argentina, terminan en China, Italia, México y Vietnam.
China y Vietnam utilizan mayormente la materia prima para confeccionar calzado deportivo al igual que México, mientras que Italia se decanta por los denominados “productos de lujo” de las grandes marcas internacionales de la moda. Muchas veces los uruguayos usan calzado deportivo de marcas como Adidas, Reebok o Nike que es fabricado en Asia, pero está hecho con cuero uruguayo, procesado por Paycueros en Paysandú.
Italia tiene gran interés en el acuerdo de libre comercio “Mercosur-Unión Europea” ya que el mismo eliminará una serie de aranceles que se aplican a los cueros curtidos, lo cual le bajará los costos de la materia prima. Como contrapartida, el Mercosur eliminará el arancel de un 35% para el calzado de cuero fabricado en Europa pero con cuero latinoamericano.
Precio del cuero pasó de US$ 1.32 a 10 centavos
El mercado internacional del cuero sufre una fuerte contracción y como toda materia prima es foco de especulación. Si se observan las estadísticas de INAC, en el año 2008, en medio de una gigantesca burbuja financiera global, el kilo de cuero se llegó a pagar a 1,32 dólares, una cifra verdaderamente alta, si se tomaba en consideración lo que habían sido los precios históricos que se habían mantenido en el entorno de un dólar o menos.
Tras el colapso financiero de 2008 comenzó un derrumbe en pocos meses llevó el precio a menos de un tercio: de los US$ 1,32 de enero se cayó a US$ 0,44 en diciembre del mismo año. En 2010 y 2011 la recuperación del precio de los commodities llevó el cuero nuevamente por encima de un dólar el kilo, pero una abrupta corrección se iniciaría nuevamente. Hoy en día el precio del kilo de cuero es de 10 centavos de dólar, el valor más bajo desde el año 2000.