La proyección de una población de 2.750.000 habitantes para fines de este siglo, alarma a algunos especialistas, mientras que otros, lo relativizan. La revisión de los esquemas de jubilaciones y pensiones no solo es uno de los procesos técnicos y políticos más complejos, sino que, adicionalmente, pone sobre la mesa algunas tendencias que provocan cuestionamientos sobre la marcha del país.
El gobierno entiende que las circunstancias hacen necesaria una valoración de tres aspectos centrales: la cobertura poblacional, la suficiencia o adecuación de los beneficios que entrega y la sustentabilidad financiera de mediano y largo plazo, en el marco de la dinámica demográfica de las sociedades.
Para ese cometido se formó una Comisión de Expertos en Seguridad Social (CESS) -creada por la Ley de Urgente Consideración- en el ámbito del Ministerio de Trabajo y Seguridad Social y de la Oficina de Planeamiento y Presupuesto, que desde el 7 de noviembre trabaja en la elaboración de un diagnóstico del sistema previsional uruguayo para luego formular una propuesta de reforma.
La CESS está integrada por 15 especialistas de la materia, tanto del gobierno como de la oposición, además de expertos en ciencias económicas y ciencias sociales.
En diálogo con La Mañana, uno de sus miembros, el economista Álvaro Forteza, dijo que hay un tema que es claro que implica un desafío importante para la seguridad social que es el envejecimiento de la población. “El hecho de que la población no crezca y que, además, vivamos más años. Eso es muy marcado en Uruguay y, a su vez, en años recientes se ha producido una caída fuerte, de la tasa de fecundidad (la cantidad de niños que tiene cada mujer en promedio) que no era esperada realmente”. “Ya venía cayendo hace un par de décadas, pero los últimos cuatro-cinco años cayó muy fuertemente”, subrayó Forteza.
La incidencia del proceso demográfico y el crecimiento económico
Sobre el proceso demográfico de Uruguay, el economista sostiene que “la mayor parte de los demógrafos opina que la reversión, en todo caso si ocurre, va a ser muy parcial. O sea que buena parte de esta caída se va a mantener”. “Eso implica, menos activos para sostener a los pasivos, y eso es un desafío para los sistemas de seguridad social, fundamentalmente aquellos que están organizados en base a reparto. Son sistemas en los cuales se están pagando los beneficios, las prestaciones de cada momento en base a las contribuciones que se reciben en el mismo momento, y eso es absolutamente mayoritario en Uruguay”.
Forteza espera que el Uruguay crezca, “pero que crezca quiere decir que crezca la economía y, en particular, lo que importa es que crezca el producto per cápita”. Una cosa muy distinta es la cuestión de si la población crece en número de habitantes o no. En Uruguay no se espera que el número de habitantes crezca, más bien es un escenario muy poco probable que eso ocurra”, explica el especialista.
En el marco de la Secretaría Técnica que asesora a la CESS, se elaboró un informe, en conjunto con Centro Latinoamericano de Desarrollo (Celade), el Fondo de Población y el Programa de Población de la Udelar, en el cual estimaron que la población uruguaya en 2100 será de 2.750.000 personas (800 mil menos que hoy).
Sobre estas estimaciones, Forteza sostiene que “eso no quiere decir que el país no crezca en términos de cómo medimos usualmente la economía, y que creo que es lo que importa, que es per cápita, por persona. Allí va a seguir creciendo, espero”. “Esto sugiere que este país no tiene un horizonte tan negro por delante”.
No obstante, alertó que “aunque crezcamos en término de producto e ingreso por persona, sí es un problema para los sistemas de reparto de seguridad social que la población no crezca, y más si se achica, porque las prestaciones de las jubilaciones que se están pagando se financian con las contribuciones de cada momento”. “Si hay pocos contribuyentes y muchos beneficiarios, hay menos plata para repartir, es más complicado financiarlas”, explica el economista del CESS.
La relación activo-pasivo en Uruguay
Según un informe que presentó el jueves pasado el CAF (Banco de Desarrollo de América Latina), con presencia del gobierno y de la CESS, actualmente Uruguay tiene 3,2 activos por cada pasivo, lo que representa la cifra más baja de la región.
Forteza explicó que “nosotros tenemos una población más parecida a la europea, lo cual desde este punto de vista es un problema, porque nuestra población se envejeció con niveles de ingreso menores que los europeos”. Agregó que todavía “Uruguay tiene un pequeño bono demográfico, una relación de dependientes activos que no es mala, si uno considera dependientes en los dos extremos del ciclo de vida”. Entiende que si bien la población está envejecida, a su vez, hay pocos niños, entonces implica que los dependientes totales, los dependientes por niñez, hacen una suma en relación a los activos “que no es tan mala en este momento”. “Al contrario, pero va a empezar a empeorar pronto”, dijo Forteza.
“Se seguirá reduciendo la cantidad de niños, pero va a aumentar muchísimo la cantidad de adultos mayores porque está aumentando mucho la esperanza de vida, por suerte, pero eso implica que sostener una jubilación desde las mismas edades que pudieron haber tenido nuestros padres y abuelos ya no es tan fácil”, consideró.
La necesidad de cambiar la estructura productiva de la “lógica rentista”
Para el experto en desarrollo Fernando González Guyer la relación activo-pasivo en Uruguay “viene deteriorándose a ritmo acelerado”. “Somos un país en el que no solamente nacen pocos niños, sino que hay un fenómeno de emigración permanente”, y cambiará si “tenemos más hijos o vienen más inmigrantes y si, además, logramos retener a nuestra gente”.
González Guyer dice estar en contra de las “teorías maltusianas” que esgrime el demógrafo Juan José Calvo en un artículo publicado en La Diaria el pasado 24 de octubre. Según el demógrafo, “el envejecimiento es el principal fenómeno demográfico en Uruguay y el mundo”, y que no solo no se detendrá, sino que “se profundizará”.
Al economista le resulta llamativo que Calvo se “tranquilice” con las cifras proyectadas y que compare a Uruguay con países europeos. “El problema es que esos países primero fueron ricos y después fueron viejos, pero nosotros somos viejos antes de ser ricos, y eso nos condena a ser pobres para siempre”, aseveró González Guyer.
Además, apuntó a una lógica rentista de Uruguay, en la que “no hay que preocuparse de que seamos cada vez menos, es la lógica de la no vida”. Para González Guyer “Uruguay tiene la necesidad de tener poca gente”, por su estructura productiva basada en la renta diferencial, un fenómeno que explica en profundidad en su libro: Uruguay, el país de los fisiócratas (2009).
“El Uruguay fisiocrático no precisa gente, por su estructura productiva, porque los árboles no nos necesitan, ni las vacas tampoco”, ironizó. El economista explicó que cuando se estaba agotando la lógica rentista “vino una yapa rentista a través de la forestación, que convirtió a la celulosa en nuestro principal rubro exportador. Otra renta diferencial, en la que “trabaja la naturaleza en vez de nosotros”.
Para González Guyer, “Uruguay tendría que entrar en otra lógica productiva, completamente distinta a lo que es la lógica rentista tradicional del Uruguay agroexportador, y ahora el Uruguay forestal”. “Yo quiero un país vital, con optimismo, con esperanza, genuinamente productivo, con trabajo de calidad, que apueste a la vida y retenga a su gente, y no que desaparezca del mapa, porque con la proyección de 2100, dentro de dos siglos no existimos”.
Sobre la proyección del estudio demográfico, el especialista subrayó: “en la lógica del Uruguay rentista son 800.000 problemas menos”.
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