La Mañana se entrevistó con Daniel Fernández, presidente del Centro de Almaceneros Minoristas, Baristas, Autoservicistas y Afines del Uruguay (Cambadu), para conocer la realidad comercial del Centro y Cordón de Montevideo, con el cierre La Papoñita como triste recordatorio de las dificultades del sector.
¿Cuál es la evaluación que está realizando Cambadu sobre el tema seguridad, en especial sobre la avenida 18 de Julio?
En la zona céntrica la seguridad es buena, para lo que es el resto de la ciudad. Más allá de esto, en la noche se pauperiza mucho la avenida, con gente pidiendo o durmiendo y haciendo sus necesidades en la calle, por lo cual esos ambientes se pueden tornar peligrosos. En lo particular, creo que más que nada es la impresión, más que el hecho en sí. No obstante, existe un malviviente de la noche, al cual lo vemos. Un ejemplo de esto es que las vidrieras de los comercios tienen grandes persianas.
¿Cuándo comenzó este deterioro?
El Centro se empezó a morir cuando entraron a tomar cada vez más vuelo los shoppings. Fue cambiando el público en el Centro. Fueron muriendo los cines y los grandes bares, que eran el gran atractivo durante la noche y en el día estaban las grandes tiendas. Esas cosas no existían en otras partes de la ciudad. Pero después, con la llegada de los shoppings, el Centro se fue pauperizando lentamente. En una época el problema eran los vendedores ambulantes, que después se regularizaron. Pero se puede decir que desde hace 20 años a esta parte comenzó la caída. Los fines de semana vemos a los shoppings rebosantes de público, ya que ofrecen variedad y, por ejemplo, calefacción y estacionamiento. Y si vamos en ese mismo momento al Centro, nos chocamos con otra realidad: mucha gente pidiendo en la calle, el ambulantismo, y si a eso le sumamos la suciedad son hechos que van corriendo la gente. Lo que se produjo en más de dos décadas fue una lenta muerte del centro.
¿Este fenómeno de la muerte de los centros se da en todas partes?
Es como un fenómeno global. En mucha de las grandes ciudades de todo el mundo, las zonas tradicionales se han ido muriendo. Puede haber excepciones en capitales europeas, con una afluencia de turismo masivo. Pero basta ir acá enfrente, a Buenos Aires. Todos conocíamos la calle Florida y Lavalle, hoy es peligrosísima esa zona. Se ha corrido todo el centro de Buenos Aires, por ejemplo, a Recoleta. Estos fenómenos son multifactoriales y a veces se intentan hacer recuperaciones. Un ejemplo es la Intendencia de Montevideo y su proyecto para que la Ciudad Vieja crezca. Ya hubo muchos intentos. Por ejemplo, en la época del intendente Mariano Arana se intentó impulsar los pubs y discotecas en la zona y después tuvieron que eliminarlos. Se han hecho intentos para embellecer y darle seguridad a la Ciudad Vieja, pero lo cierto es que llega la tardecita y surge un submundo en la calle que corre al público. En Ciudad Vieja ya no saben qué inventar para recuperarla. Ahora han creado una cantidad de peatonales que han quedado muy bien. Esperemos que la gente las utilice y sean un éxito. Pero comercialmente, por ejemplo, a la gastronomía la han corrido de la Ciudad Vieja.
Con referencia al cierre de La Papoñita, un lugar tradicional del Cordón, ¿es un fenómeno que se está repitiendo en otras partes de la ciudad?
En el resto de la ciudad ya no se ven esos grandes bares y restaurantes (quedarán cuatro o cinco). La pandemia fue un antes y un después en la ciudad, quebró todo, cambiaron los hábitos de la población y eso afecta al gran comercio. Hoy vemos que las esquinas importantes de la ciudad la están copando cadenas internacionales de comida, que en general todavía no son de del paladar de todo el público uruguayo. Solamente a una de estas cadenas la vemos que trabaja muy, muy bien. Otras están desembarcando y todavía no se han asentado como correspondería para hacer un buen negocio. Y las otras grandes esquinas se las van quedando comercios que no tienen nada que ver con la gastronomía, como las cadenas internacionales de farmacia. Ahora veremos lo que llegue al local de La Papoñita, que es hermoso, en una esquina frente a una plaza.
¿Cómo terminó afectando la pandemia al rubro gastronomía en el centro de la ciudad?
La noche en el Centro, después la pandemia ya no existe. Son las 11 y no queda nadie. Yo tuve siempre comercio en el centro y cerrábamos a las 2 de la mañana y los viernes enganchamos con el turno que venía a las 6. Bares que estén 24 horas hay algunos en la ciudad que prestan un buen servicio y trabajan bien, porque son muy exclusivos. En la gastronomía han surgido nuevas casas y con mucha fuerza en un nuevo polo gastronómico en Carrasco. Lo que pasó fue que la Ciudad Vieja se vació de estudios importantes, de despachantes de aduana, jurídicos y contables, más allá que quedan muchos todavía. Para que se fueran, entre otras razones, estaba el tema del estacionamiento. Se instalaron en Carrasco, en grandes casonas, y eso ha llevado hacia esa zona a un público con buen poder adquisitivo. Hoy la gastronomía en Carrasco goza de una salud como en las mejores épocas de la historia de la ciudad. Esto fue en consonancia con el detrimento total de la Ciudad Vieja y hoy del Centro. Este corrimiento lleva muchos años y se puede ver en que Montevideo, como ciudad, puede llegar perfectamente a Salinas. Basta con observar el tránsito. Temprano a la mañana todas las vías de entradas a Montevideo están trancadas. Se han convertido todos esos balnearios en ciudades dormitorio.
Las dos realidades del comercio de comestibles
¿Qué sucede en el comercio en el rubro almacenes y supermercados, en comparación con un año atrás?
Si lo comparamos con el año pasado estamos dos o tres puntos arriba, acompañando en parte la inflación. Pero se debe recordar que primero sufrimos el efecto de Argentina y la situación cambiaria, lo cual fue mortal para todo el comercio, no solo del litoral sino también para Montevideo. Se acabó ese efecto negativo y entramos en un invierno como hace 20 o 30 años que no había. O sea, el presupuesto de la casa se incrementa en calefaccionar la propiedad y se evita salir a la calle, con el agregado de que se compra únicamente lo esencial. Pero, en general, diría que el rubro está bien.
Esto que usted menciona, “en general el rubro está bien”, ¿se aplica en diferentes sectores de la sociedad?
No es para todos. Los barrios periféricos se encuentran muy deprimidos. Hoy se dice que la desocupación anda en un 8 o 9% y no hay forma de bajar ese guarismo, ya que se transformó en un núcleo duro de trabajadores desplazados por la tecnología. Ahí tenemos un problema social muy serio. Entonces nos encontramos con que, en esos barrios periféricos, para la gente trabajadora que sale a buscar el mango cada vez es menos la posibilidad de la changa.
¿Y en esas zonas las ventas del comercio han disminuido?
Sí, lo han hecho. Montevideo tiene varias realidades. Carrasco es el primer mundo y otras realidades que están muy complicadas.
¿Cambadu tiene prevista la presentación de un documento con propuestas a los candidatos presidenciales?
Somos parte integrante de la Confederación de Cámaras Empresariales. Se les está llevando personalmente a los candidatos nuestras iniciativas y en la inauguración de la Rural del Prado de este año están invitados todos los candidatos para presentarles la propuesta en conjunto. Todas las cámaras coincidimos en que son grandes puntos, que son los históricos, como inserción internacional, seguridad y el tema cambiario, entre otros.
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