El Gobierno planifica la venta de la Escuela Naval, Ex Hotel Miramar. En el 2020 se cumple el centenario del comienzo de su construcción, una edificación que hoy desde la Armada Nacional, sus alumnos, docentes y egresados consideran totalmente adecuada para su propósito actual.
El conjunto edilicio del ex Hotel Casino Miramar tuvo un curioso proceso de gestación. En 1918, a partir de una donación del Dr. Alejandro Gallinal, la Asistencia Pública Nacional comienza a gestionar la construcción de un Hospital Marítimo que se denominaría “Gallinal-Heber”, con la finalidad de aprovechar los efectos beneficiosos para la salud del yodo y el aire del mar.
Para ello se adquiere, en 1920, un extenso predio de aproximadamente 10 hectáreas, al este del Balneario Carrasco, con frente a la Av. General Rivera y limitando al sur con el Río de la Plata. Es importante tener en cuenta que la Rambla de Montevideo fue construida por etapas durante los primeros cincuenta años del siglo XX.
El actual barrio Carrasco había sido fundado en 1912 como balneario con el nombre “Villa del Mar”, fue un proyecto privado llevado adelante por la Sociedad Anónima Balneario de Carrasco, fuera del límite oficial de Montevideo.
En los años 30, afianzado el carácter balneario de la zona y en pleno auge turístico de la costa montevideana, la rambla de Carraco se conectó a la de Punta Gorda; y se construyó el Hotel Miramar en la deshabitada zona Este de Carrasco. Hasta él se prolongó la rambla en 1950, completándose las obras con la construcción del puente sobre el Arroyo Carrasco.
El concurso de anteproyectos para la construcción del Hospital Marítimo, realizado en 1912, fue ganado por el Arq. Juan Giuria, con un planteo organizado según un esquema simétrico, en base a pabellones conectados por galerías, conformado un amplio patio rectangular. Diversas causas retrasan las obras, y si bien estaba hecha toda la cimentación, el proyecto debió ser reducido por Giuria, a la mitad del planteo original.
Entre los años 1934 y 1935, el Ministerio de Salud Pública transfiere en carácter precario a la Intendencia Municipal de Montevideo las instalaciones, que incluían los dos pabellones principales casi terminados. La IMM encargó al Arq. Juan A. Scasso la realización del nuevo proyecto destinado a Hotel, enmarcado en una “amplia política municipal en materia de construcción de hoteles económicos, confortables e higiénicos”.
Scasso retoma el planteo en base a pabellones, rediseñando lo ya construido e incorporando nuevos y significativos volúmenes al conjunto. Entre ellos, se destaca particularmente el Pabellón Central, destinado a un Gran Comedor, Bar, Salas de juego y servicios, ubicado cerrando el patio hacia el mar, y frente al cual se construye una piscina en las arenas de la playa. El conjunto se completa con el acceso y administración hacia la calle Rivera, y los dos bloques paralelos de habitaciones (correspondientes a los viejos edificios) a ambos lados del patio. Luego se agregarán dos bloques que flanquean el Pabellón Central, con los que se llegarán a las 250 habitaciones.
Como Hotel Casino fue un importante centro cultural y de esparcimiento de los Montevideanos a mediados de la década del 30, las vehículos motorizados que ya eran bastante populares en las clases altas, se estacionaban frente a la entrada principal de la Avenida Rivera, las principales orquestas animaban las reuniones bailables, Juan D´Arienzo y Francisco Canaro llenaron de tango el hotel, las orquestas de Jazz, música tropical y brasileña engalanaron las noches, en el patio interior, un espacio con un cuidado jardín rodeado por los edificios de las habitaciones, el edificio de la administración y las instalaciones de la cocina, la pista de baile tenía por techo el gran comedor, sostenido por sendas columnas.
El 2 de mayo de 1950, el edificio vuelve a la órbita de Salud Pública, funcionando en él la Escuela de Nurses y una serie de laboratorios especializados. Desde el principio la Escuela de Nurses entendió que pese a las excelentes instalaciones, la permanencia en él debería ser transitoria, dadas las constantes quejas de los docentes por lo lejos que quedaba Carrasco para concurrir a dictar clases y los tiempos que demandaba la visita a Hospitales y Laboratorios de la Ciudad.
El 18 de marzo de 1968 intercambiarán locales la Escuela de Nurses con la Escuela Naval, que desde 1916 funcionaba en el Ex. Cuartel de Dragones de la esquina de Sarandí y Juan Lindolfo Cuestas. La Armada Nacional recibió de esta forma un edificio potencialmente más adecuado para desarrollar los cursos de formación de Oficiales Navales y Mercantes, a la vez que también funcionó allí la Escuela de Guerra Naval.
Los principios no fueron fáciles, dado el pésimo estado de conservación en que se encontraban las instalaciones, entre 1959 y 1963 hay numerosos comunicados al Ministerio de Salud Pública que dan cuenta del importante deterioro del Hotel Miramar, a tal punto que los días de lluvia existían goteras en los dormitorios de las alumnas, se inundan las oficinas y faltaban más de un centenar de vidrios grandes, esta situación trasciende a la prensa y es publicada por el diario El Día, esta situación siguió empeorando lo que provocó que se abandonara la planta baja y el primer piso, pasando a usarse los pisos superiores. Le llevó a la Escuela Naval años de trabajo, en los que participaron sus alumnos y cuantiosos recursos para devolverle el esplendor que supo tener como Hotel.
Hoy a 52 años de la mudanza el ex Hotel Miramar es orgullo de la Armada Nacional de sus alumnos y ex alumnos, su arquitectura náutica la hace única y sus simuladores, Biblioteca, Salón de Honor y aulas además de los alojamientos, comedores, salón de fiestas, Plaza de armas, campo deportivo, piscina y gimnasios la hacen un centro de estudios que no tiene nada que envidiar a las Escuelas Navales del continente.
La obra, que se encuentra en excelente estado de conservación y con mínimas modificaciones en su estructura, muestra la particular capacidad del arquitecto Scasso para producir arquitectura en términos de modernidad, integrando diversas vertientes contemporáneas en propuestas adecuadas a las condiciones del medio nacional.
El proyecto para su venta
Ante las Comisiones de Defensa Nacional del Senado y de la Cámara de Representantes el 14 de setiembre del 2020, el ministro de Defensa Nacional, Javier García, expuso que pretendía vender entre otros el predio de la Escuela Naval con la finalidad de obtener fondos para renovar la flota y mudar el instituto a Laguna del Sauce.
El ambiente marítimo uruguayo se está organizando y manifestando, en referencia a esta idea presentada por ministro. El Club Naval, la Asociación de Amigos de la Escuela Naval Ramiro Joan, La Liga Marítima Uruguaya y muchos ex alumnos en forma individual están haciendo sentir su voz.
Desde Cabildo Abierto estamos convencidos que la propuesta de vender, para luego con el dinero que no retenga el Estado, construir una nueva Escuela Naval, una nueva Escuela de Guerra, un nuevo Complejo Deportivo, mejorar las bases Navales de Paloma y de Fray Bentos y pretender además aportar capital a un fidecomiso para la compra de buques, está llena de muy buenas intenciones, pero no es viable económicamente y no mejorará la infraestructura educativa de la Armada Nacional, ni la calidad de la educación y menos probable aún es que permita comprar buques con un sobrante de recursos.
Algunas dudas se nos plantean. ¿Para qué? Si las instalaciones son adecuadas para su propósito, próximas a los docentes y en buen estado. ¿Es para mejorar la educación naval y náutica?, aparentemente esa no es la causa, ya que no hay un proyecto de una nueva escuela ni un predio elegido para este fin.
¿Es un negocio? Con 11.000 m2 construidos y un precio promedio de construcción en Uruguay de USD 1.800 el m2 igualar solamente el edificio ronda los 20 millones de dólares. Sin considerar el terreno, el equipamiento, la caminería, los espacios deportivos abiertos, el porcentaje de la venta que irá a rentas generales, etc. Si fuera un negocio, ¿Es negocio para la Armada, el Estado o para un particular? ¿Estamos como sociedad dispuestos a perder patrimonio cultural y arquitectónico para construir unas 90 casas de lujo o para otro Shopping?
(*) Capitán de Navío (R) y presidente de la Agrupación Pedro Campbell (Cabildo Abierto)
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