El 8 de setiembre de 1962 se colocó en la Catedral de Florida la puerta creada por José Belloni y su hijo Stelio. Esta puerta de 800 kilos de bronce contiene doce placas donde figuran los principales acontecimientos de la historia del país y de Florida.
La puerta de la Catedral de Florida se inauguró en 1962, pero es con la edición del libro La Puerta de German Álvarez que muchos miembros de la comunidad local y visitantes del resto del país toman conocimientos de la obra. La puerta con sus doce placas pasa inadvertida, o bien porque las placas quedan opacadas por las rejas delanteras o bien porque cuando hay celebraciones la puerta está abierta y no llama la atención. A través del libro, se da a conocer cada una de esas figuras y las explicaciones que la rodean sobre episodios de la historia nacional como departamental.
El autor tomó como referencia los trabajos de su madre Marcelina Riva, más conocida por Nina, quien tuvo un largo recorrido periodístico y editorial a través de las páginas de El Heraldo. Además, editó libros cuyos contenidos tuvieron como centro la historia del departamento. Uno de los tantos materiales es la entrevista que ella le hizo en 1979 a Stelio Belloni, donde frente a la puerta fueron recorriendo uno a uno los doce paneles que contienen elementos de la historia de Florida y nacional.
“Tenía que hacer algo con todo esto porque es una obra de arte accesible a todos, pero que no todo el mundo ve”, dijo Álvarez a La Mañana, refiriéndose a esa necesidad de contar la historia detrás de ese bronce “porque las cosas cuando se explican, se genera un interés”. Quien sabe cuanto tiempo pasó el autor leyendo y releyendo esos artículos de su madre y de otros historiadores locales hasta que tomó la iniciativa de crear el libro. Y como en la vida no hay casualidades, fue justamente el año de Belloni, en 2022 se cumplían 60 años de la instalación de la puerta y 140 años del nacimiento del artista, el momento ideal de sacarlo a luz.
Seis meses de intenso trabajo
El libro contiene fotografías para que los lectores tengan claro el significado de cada uno de los paneles. Acompaña a cada una de las figuras un texto escrito por Nina Riva extraído de trabajos anteriores y otras notas de prensa de los historiadores como Fernando González y Eduardo Lorier, entre otros. Fue una elección acertada entendiendo que el cometido fue que los lectores tuvieran frente a sí las figuras y las explicaciones correspondientes.
El autor aprovechó que debía presentar el trabajo final de su tecnicatura en gestión cultural y eligió precisamente la puerta de la Catedral de Florida, editando 500 ejemplares que se colocaron rápidamente. Según Álvarez, la preparación de los materiales le insumió seis meses de intenso trabajo. Como gestor cultural tiene muy presente que hay que ayudar al público a descubrir lo que está detrás de cada obra. “Nosotros menospreciamos al público de alguna manera” al no aportar las herramientas necesarias para generar interés, explicó. Agregó que es importante trabajar en comunidad y que, por suerte, “en Florida cuando es algo local” se pueden hacer cosas en comunidad.
Todo un acontecimiento
Con gran repercusión nacional, hasta el punto tal que participó de la ceremonia el presidente del Consejo Nacional de Gobierno, Faustino Harrison Usoz, la puerta se inauguró el 8 de setiembre de 1962. Originalmente la obra había sido encargada al propio Belloni por Pizzorno Scarone que vivía en Punta del Este para que fuera colocada en alguna de las catedrales de la zona. Luego de encaminada la tarea, las obras fueron detenidas tal vez por falta de fondos. Un tiempo después el monseñor Rafael Forni –de origen ticines al igual que el artista– a su taller de Belloni y luego de ver la obra aún inconclusa quedó maravillado. Se empieza a movilizar para que fuera terminada y “ubicarla en algún lugar acorde a su valor”, según se cuenta en el libro. De esta forma la señora Luisa Gallino de Avellanal donó los recursos necesarios para los 800 kilos de bronce y otros gastos que requiriera la obra.
La ruta de Belloni
La edición del libro La Puerta de Germán Álvarez le permitió a Florida ingresar en la “Ruta de Belloni”, sostuvo a La Mañana la directora de Turismo de la Intendencia de Florida, Carmen Passarella. A través de esa puerta, el artista vinculó una serie de acontecimientos importantes de la historia del Uruguay y del departamento de Florida.
Ese departamento se ha destacado por su turismo religioso e histórico que se puede ver a través de la Catedral, San Cono y la Piedra Alta donde se leyó el Acta de Independencia de nuestro país. Cuando paras a un grupo de turistas o visitantes frente a la puerta y le mostrás los pasajes vinculados a nuestra historia “quedan admirados” indicó Passarella. La puerta pasó a ser un producto turístico vinculado al arte y a la historia de Belloni, señaló la entrevistada.
También hizo referencia al edificio que no necesariamente hay que practicar su religión para admirarlo. En cada una de sus figuras se aprecian la presencia y el carácter indentitario de la ciudad.
En las últimas dos gestiones de Turismo de esa intendencia –al frente del maestro Gervasio Martínez y la actual gestión con Carmen Passarella– se ha intentado generar un relato vinculado a cada uno de los lugares turísticos e históricos del departamento. “Hemos encontrado una manera diferente de contarlo” para que los visitantes le encuentren un sentido a cada una de esas riquezas que tiene el departamento. Reconoció que aun siguen faltando guías que quieran ser cicerones o anfitriones turísticos. Porque en la medida que se puede mostrar los edificios y los lugares turísticos también empieza a surgir la demanda que oficia como un ida y vuelta que se fortalecen juntos.
La puerta de la Catedral de Florida es una riquísima obra de arte de los escultores José y Stelio Belloni. Se trata de dos portales de bronce que pesan 800 kilos con doce placas que pintan acontecimientos relevantes de la historia de Florida y del país. Las guardas están conformadas por elementos de la fauna y flora autóctona de nuestro país. Como suele verse en las obras de Belloni, los personajes pocos conocidos cobran mayor importancia. En este caso, los indios y los misioneros. Pero también dejó espacio para aspectos religiosos. Si bien no fue una obra pensada para Florida, las vueltas de la vida hicieron que fuera colocada en el Santuario Virgen de los Treinta y Tres.
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