En conversación con La Mañana, el filósofo y coordinador del Plan Educativo Cultural de ANEP, Horacio Bernardo, indicó que al contrario de lo que podría pensarse la reforma educativa abrió nuevos espacios para la enseñanza de la filosofía uruguaya. También desmitificó que el modelo esté basado en “competencias mercantilistas”.
La reforma educativa (conocida como Transformación Educativa) generó desde su planteamiento hasta su puesta en práctica (y todo apunta a que seguirá provocando en el futuro) sendos debates y polémicas concernientes a su modelo e implementación. Uruguay, con una tradición educativa históricamente francesa, ha pasado a una nueva metodología de aprendizaje.
¿Qué pasa con la Educación Pública? ¿Hay riesgos de perder la riqueza filosófica y cultural por la cual se destacó nuestro país en el siglo pasado? ¿Cómo se une el patrimonio pasado con el presente en pro de un futuro próspero para los nuevos uruguayos? Respecto a estas temáticas, La Mañana conversó con Horacio Bernardo, licenciado en Filosofía, coordinador del Plan Educativo Cultural de la Administración Nacional de Educación Pública (ANEP), miembro de los equipos técnicos de la transformación curricular que integra la Transformación Educativa e integrante de la Sociedad Rodoniana.
“La transformación curricular está en marcha y ha venido avanzando muy bien, a pesar de los distintos conflictos o dificultades. Aunque sus resultados no van a ser inmediatos, ha venido con las consultas y los aportes de los docentes en su construcción”, afirma Bernardo. En cuanto a la influencia extranjera en su construcción, el filósofo se dispuso a “derribar mitos” que ha habido en torno a ella. Uno de ellos, es que los técnicos que participaron en el planeamiento de esta reforma estuvieron conformados por inspectores y referentes académicos uruguayos. El otro mito, dijo, está asociado a que el modelo de evaluación sea “mercantilista”.
Competencias made in Uruguay
La transformación curricular tiene un documento madre: el Marco Curricular Nacional, donde figuran las competencias generales (parámetros de evaluación) que involucran, en términos generales, tres elementos: las habilidades, los conocimientos y las aptitudes. “Si bien el modelo teórico de las competencias no nace en Uruguay, las competencias en sí mismas indicadas en el marco Curricular son de elaboración uruguaya a través de equipos técnicos de nuestro país”, aseguró Bernardo.
El entrevistado desmitificó el hecho de que estas competencias estén basadas en un “interés mercantilista” e indicó que no están divorciadas de las humanidades. Para ejemplificar, mencionó que el perfil de egreso que marca el narco curricular evalúa el pensamiento crítico (libertad de pensamiento), la ciudadanía local, global y digital (el saber convivir con otros), la competencia intrapersonal (el conocerse a sí mismo) y lo metacognitivo (tomar consciencia de los propios procesos mentales). “Son todos competencias que necesitan un trabajo filosófico por detrás”, remarcó.
Profesores uruguayos que aprenden sobre filosofía uruguaya
Más allá de la naturaleza que toma este modelo, Bernardo también señaló los cambios ocurridos en la masa curricular, tanto en Secundaria como en la Educación Técnico Profesional y profesorado. Indicó que se potencia la enseñanza de la filosofía uruguaya y latinoamericana como materia. “A la materia Filosofía en América Latina (el único acercamiento con la filosofía uruguaya desde el punto de vista filosófico y no de la literatura) se le incrementaron las horas en profesorado y, además, se creó la asignatura Filosofía Uruguaya, que tiene una carga horaria importante”, subrayó.
En este sentido, destacó la importancia de que los profesores cuenten con una formación al respecto: “Pocos pueden potenciar a sus alumnos en cuanto a esto si ellos mismos no lo tienen en su propia formación”.
En tanto, Bernardo aseguró que desde el Plan Educativo Cultural, coordinado por ANEP, se realizan proyectos con impactos en aulas, cuyo objetivo es el fortalecimiento del pensamiento uruguayo. En este sentido, recordó que desde 2021 ANEP destaca una figura uruguaya al año. José Enrique Rodó fue la primera personalidad en ser elegida por su trabajo como filósofo y escritor.
Este hecho, para el coordinador del Plan Educativo Cultural, se estimula con el nuevo espacio para la enseñanza de Rodó en la educación. “Si bien no estaba excluido de los programas, muchas veces no se daba, los docentes conocían solo aspectos muy puntuales de él, podría decirse que era algo más marginal. De algún modo, Rodó fue un poco excluido de la Educación Pública, no porque no estuviera, sino porque terminaba siendo dictado dentro de muchas opciones. Ahora esto cambia”, dijo.
De esta forma, Bernardo aseguró que dentro de la Transformación Educativa “todo aquello que estaba licuado o disperso pasa a tener una entidad y un papel fundamental en el sentido de que se le da más peso al pensamiento de nuestro país”. En esta línea, mencionó que esto es importante para que pueda dialogar con el presente y con la realidad de la región y el mundo.
El diálogo con Rodó desde el presente
“El rescate de la figura de Rodó no pretende simplemente comprender que hubo alguien que se llamó Rodó, que hizo cosas importantes, pero que no tiene ningún vínculo. Lo importante es decir que existió una figura como Rodó que produjo cosas que tuvieron impacto en su época y que se conectan también con el presente de Uruguay. En esta conexión se permite que desde el hoy se pueda hacer una relectura de Rodó” sentenció.
El filósofo concluyó que este abordaje de Rodó permite a uno preguntarse qué relación tiene con uno mismo y qué se puede rescatar de ahí. “Esto valoriza a los nuevos productores de conocimiento y de cultura de nuestro presente. Cuando te parás en una tradición cultural lo que producís no es algo aislado, sino que tiene su correlato con la historia del país. No se trata de rendir culto al pasado, sino de dialogar con él para potenciar el presente”, enfatizó.
La educación del mañana
Consultado respecto al futuro, Bernardo indicó que Uruguay “tiene que ser un poco de vanguardia” y resaltó que “hay muchas posibilidades de hacer cosas y generar elementos novedosos desde el punto de vista didáctico, de contenidos y producciones. Me imagino que la Educación Pública vuelva a ser lo que debió haber sido siempre: un ámbito que fomente la movilidad social. Que más allá del punto de origen de cada individuo, el Estado le dé la oportunidad de poder ser quien quiere ser. Esto no quiere decir que se tenga que garantizar un punto de llegada, sino igualar un punto de partida. Y aquí sí veo que este sea uno de los grandes problemas que tiene hoy la Educación Pública, que es la inequidad. Por lo tanto, visualizo a la Educación Pública como un espacio cuidado”, reflexionó.
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