Contador y economista de larga trayectoria –que incluye haber sido presidente del Banco Central en el periodo 1984-1985, siendo sucedido en el cargo por el Cr. Ricardo Pascale–, Juan Carlos Protasi es consultor en microfinanzas para varios países de la región y un severo analista de la realidad económica nacional. En edición anterior de La Mañana expresó: “En los últimos años la economía se estancó y se pretendió hacer crecer artificialmente el consumo”.
“El atraso cambiario es un problema serio”
Los temas referentes a la inflación, atraso cambiario, desdolarización y economía regional fueron tratados por el Cr. Protasi en la entrevista que transcribimos a continuación.
Usted ha sido crítico con los políticos por la falta de ideas para potenciar el país y por el desconocimiento de la economía. ¿Vio reflejadas esas carencias en la reciente campaña por las elecciones internas?
Sin dudas. Las elecciones internas fueron muy pobres y no dejaron entrever ninguna propuesta realmente seria de reformas necesarias para el país. Esto es producto de la falta de voluntad de los uruguayos a efectuar cambios que puedan afectar su bienestar o estatus quo. Aunque tenemos una cantidad de pobres muy importante, todavía hay quienes mantienen cierta visión de bienestar y se sienten cómodos, les gustaría vivir mejor, pero no están dispuesto a hacer cambios en la educación, el Estado, el mercado laboral, etcétera. Hay intereses creados que hacen que la gente no quiera esos cambios y, obviamente, los políticos no quieren perder votos haciendo reformas que pueden no ser bien vistas.
El país muestra una inflación controlada, que es puesta como ejemplo en los países de la región. ¿Esto es producto de medidas acertadas o no es tan real y, por ende, se está ante el riesgo de un aumento inminente de la inflación?
Había que hacer algo con la inflación, hace mucho que el Banco Central estaba intentando bajarla a una banda entre 3 y 6 % anual. Esto se ha logrado y ha sido un éxito de este gobierno, pero ha tenido un costo muy alto para el país, ya que hubo una apreciación de la moneda como no se había visto hace muchos años. Nunca se había dado un desfase tan importante entre el tipo de cambios y los precios. El atraso cambiario es un problema serio que está afectando a la economía, no solo a los exportadores, sino también a empresarios inmobiliarios, prestadores de servicios, a todo el mundo, no queda nadie afuera. Se está estrangulando la rentabilidad de casi todas las actividades económicas del país. Sabemos que se ha logrado el objetivo de bajar la inflación, pero se ha incurrido en costos que no es seguro que puedan hacer perdurar esta situación antes de una corrección.
¿Se puede llegar a corregir el atraso cambiario para atender los reclamos del sector empresarial?
El atraso cambiario debe corregirse, pero no por los reclamos empresariales, sino por la distorsión de los precios relativos en la economía, que es demasiado grande y no permite que esta crezca. Es cierto que hay muchos factores que impactan en la tasa de crecimiento de la economía, pero evidentemente es muy difícil para las actividades estar en un proceso permanente de recorte de gastos para aumentar la productividad. Eso no puede ser permanente, tiene que haber una paridad de precios relativos para que la economía funcione. Creo que hay un problema que tarde o temprano va a provocar una corrección.
¿La unidad indexada es parte de la solución para desdolarizar la deuda?
Sí, es instrumento que se creó en medio de la crisis del 2002 para facilitar la confianza de los inversores en la moneda uruguaya. Ha tenido resultados positivos, ha ayudado a que las personas inviertan, pero también ha significado un instrumento por el cual se produce una especulación indebida en contra del tipo de cambio ante la expectativa de que sea constante o en caída. Eso puede cambiar, las expectativas pueden estar equivocadas y entonces habrá un costo para quienes invierten. No es el caso hoy en día, ya que hay confianza en el país y su institucionalidad y eso hace que los inversores tengan apetito por nuestros papeles. Pero esto puede cambiar si no se dan muestras de una recuperación económica.
¿Cuánto influye el gasto público en la economía local? ¿Es posible bajarlo?
Es posible, pero no hay voluntad. Este gobierno había anunciado que haría cambios importantes en el manejo de las finanzas públicas, pero tuvo la mala suerte de enfrentar la pandemia, la sequía, la guerra, todo lo cual hizo que llevara adelante una política de ortodoxia fiscal. El último que logró bajar el gasto fue el gobierno del Dr. Jorge Batlle. Pero después, cuando vino la administración del Frente Amplio, el gasto aumentó a un nivel totalmente indeseable. Un nivel de gastos alto implica un mayor nivel de impuestos, generando, además, pocas inversiones porque se las castiga con cargas tributarias desmedidas.
¿Cómo se posiciona Uruguay, en materia económica, dadas las variables de cambio en Argentina y Brasil?
La situación de Argentina es un signo de interrogación. Están adoptando medidas muy sanas, en la dirección correcta, como liberalizar la economía, reducir restricciones para la inversión, fomentar el ingreso de capital, etcétera; pero por el momento no se ve posible, ya que el gobierno no tiene cómo salir del cepo cambiario impuesto por el gobierno anterior. Eso nos puede perjudicar ya que genera expectativas de devaluación, movimientos de tipo de cambio paralelo, tira abajo los precios y provoca otra vez problemas de competencia, haciendo que los consumidores uruguayos gasten en Argentina. No veo una salida inmediata de esa situación, por lo que puede seguir afectándonos por el momento. Más tarde, si todo esto tiene éxito, como es esperable y deseable, creo que Argentina dará un vuelco importante y podrá impulsar nuestra economía. Pero por el momento eso no se da.
Con Brasil creo que hay un problema, si bien hay buenos resultados en términos de crecimiento económico y eso de alguna manera nos ayuda. Pero el gobierno brasileño está gastando en exceso, hay un aumento muy importante del gasto público, del déficit, lo cual obligará en algún momento a que se haga un ajuste. Eso nos va a afectar. Espero que no haya un ajuste monetario como en 1999. Lo cierto es que el crecimiento de Brasil es un poco ficticio porque se basa en subsidios y gasto público, han debido corregir las metas fiscales para sostener la política que quiere llevar adelante Lula, quien está enfrentado al presidente del Banco Central, cuyo cargo vence en enero y será sustituido. El presidente pretende que se baje la tasa de interés, pero Brasil está viviendo una salida de capitales que puede generar inestabilidad si el gobierno no cambia su rumbo. Sin embargo, Lula está muy empeñado en seguir con su gasto para enfrentar la pobreza, que es muy elevada en el país vecino.
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