Luego de dos años de afrontar serias dificultades, el turismo se encuentra en vías de recuperación. Hacia el futuro hay optimismo por parte de los representantes del sector, aunque también hay conciencia de las complejidades que aún persisten, según dijo a La Mañana la presidenta de la cámara que nuclea a las empresas del rubro. Cantera resaltó el papel del Ministerio de Turismo en la búsqueda de soluciones y se mostró conforme con los beneficios para impulsar el turismo interno.
¿Cómo se encuentra el sector turístico hoy, luego de los daños que sufrió por la pandemia?
Eso nos genera mucha esperanza de cara a la temporada de verano. Siempre ponemos la realidad en el contexto: venimos de un momento extremadamente malo. Eso hace que todo el sector, además de sentir esa resiliencia y ese impacto que tuvo, afronte lo que se viene. Hay un sentido de optimismo hacia el futuro.
¿Cómo se ha venido preparando el sector y cuál ha sido el rol de la cámara?
Uno de los principales roles de la cámara es la articulación entre el sector privado y el público, y en ese aspecto hemos tratado de generar distintos espacios. Uno muy importante es el de la promoción, donde trabajamos en conjunto con el Ministerio de Turismo y nos preparamos muy bien en 2022, realizando varias acciones de promoción en distintos mercados. Estuvimos más abocados a la región por la situación sanitaria, sobre todo a Brasil y Argentina, pero ya tenemos un plan trazado para el 2023 para seguir trabajando en otros destinos. Argentina es nuestro principal “comprador”, tiene casi el 60% de los ingresos de extranjeros a Uruguay y eso hace que siempre estemos pendientes de ese país. Igualmente, es fundamental salir de la región.
Otro aspecto en el que hemos venido trabajando es la flexibilización de los ingresos para los turistas, los trámites aduaneros y de pasaje por los puentes, más que nada, de las fronteras secas, de modo que sea lo más rápido posible.
En 2022 se trabajó mucho tratando de hacer entender lo importante que era tener beneficios para los turistas uruguayos, porque el turismo interno fue el motor que mantuvo al turismo vivo durante la emergencia sanitaria. Trabajamos todo el año en medidas para el sector, para mantener a las empresas que estaban más golpeadas, para incrementar el consumo turístico.
A propósito de este tema, ¿cómo analiza las medidas de alivio fiscal recientemente anunciadas por el Ministerio de Turismo para fomentar el turismo interno?
Era lo que nosotros habíamos estado pidiendo, el apoyo de IVA tasa cero para el alojamiento, que era importante por dos factores, para impulsar el consumo turístico y también para dar una mano a las empresas, para que pudieran descontar ese IVA, lo cual es vital. La medida está pensada para todos los alojamientos registrados en el Ministerio de Turismo que no hayan facturado más de US$ 1.500.000; los de menor porte, que venían más golpeados y a los que les costó más volver, retomar a su personal del seguro de paro, la inversión pospandemia. No nos olvidemos de que muchos alojamientos estuvieron más de un año cerrados y la inversión en esos lugares se hace bien compleja. Estas medidas son de muy buen recibo, van en el sentido de tratar de posicionar al sector y que, como motor de desarrollo del Uruguay, se ponga en marcha.
¿Cómo ha sido el diálogo con las autoridades?
Ha sido muy fluido. Tenemos un diálogo muy bueno con todo el sector público, fue muy bueno en la pandemia y lo sigue siendo en este momento, el traslado de la problemática de los distintos subsectores del turismo ha estado constantemente. El ministro Tabaré Viera ha sido un excelente interlocutor durante todo este proceso, y así se han ido logrando estas medidas y este impulso al turismo. Esperamos cosechar buenos números con el trabajo que hemos hecho en conjunto.
¿Cómo afecta al turismo la realidad económica de las fronteras, que se ve perjudicada por la diferencia cambiaria con los países vecinos?
Muchísimo. Las empresas están sufriendo la situación cambiaria de una forma muy intensa, porque, además, del lado argentino ha ido creciendo el turismo termal con una oferta que tiene una diferencia de precios enorme con la uruguaya. Hay un trabajo muy fuerte desde el sector empresarial para ver cómo posicionarse, porque no es fácil en este momento.
¿Se plantean posibles soluciones a las autoridades para al menos paliar estos efectos?
Es muy difícil contra una política macroeconómica de un país vecino encontrar soluciones, y muchas veces son paliativas, pero no tratan los problemas de fondo. No es solo un tema del sector turístico, sino que toda la actividad económica de la frontera está buscando un objetivo a mediano y largo plazo, porque no es fácil para nadie, el comercio, la industria, el agro.
¿Cuáles son los subsectores turísticos más complicados?
Hoy, por suerte, todo lo que es transporte turístico está trabajando a full con la temporada de cruceros, es un sector que terminó de volver a la normalidad. El rubro receptivo de agencias de viaje, o sea, el que trae turistas de fuera, viene todavía un poco más rezagado. Y el turismo de congresos y eventos este año tuvo una incidencia bien importante en la economía del país y la vuelta a las actividades fue más rápida de lo que se esperaba.
Todavía hay muchas empresas con cierta inestabilidad o incertidumbre porque hemos tenido altibajos el año pasado y el anterior. De repente parecía que se había terminado, vino ómicron, después se fue y vino la guerra en Ucrania, que limitó mucho los viajes. Ahora se ve un futuro bastante promisorio y una temporada de verano con un movimiento importante, pero tenemos un 33% menos de llegadas al aeropuerto, lo que complica bastante la conectividad.
¿Qué puede contarnos sobre el trabajo para la creación de productos turísticos para todo el año?
Ese es un trabajo que el Uruguay viene realizando desde hace unos 10 años por lo menos, muy consistente. Los distintos gobiernos que han pasado han entendido eso y han actuado en consecuencia. Es un trabajo acumulativo de largo tiempo y de muchos actores para tratar de lograr productos para todo el año. Por ejemplo, el sector del turismo en espacios rurales y naturales, que engloba todo lo que es agroturismo, turismo enológico, turismo aventura, gastronomía local, que hace 10 o 15 años tenía serias dificultades para desarrollarse, hoy tiene una oferta sólida en todo el país, que además es para todo el año. También hay muchos productos culturales que se han trabajado en el último tiempo donde hay una oferta de festivales, gastronomía, que es variada y hay cosas para hacer en todo el país.
¿Qué expectativas tiene la cámara de cara a la temporada que ya comenzó?
Las expectativas son buenas, esperanzadoras, más allá de las dificultades que la caracterizan, sobre todo con Argentina y el tipo de cambio. Todos estamos mirando a la temporada con esperanza porque venimos de un lugar muy malo, de prácticamente un parate del sector durante un año y medio o dos, con muy pocos negocios concretados. La temporada pasada también se veía con buenos ojos y terminó siendo no tan buena. Creemos que esta sí lo será, quizás no alcancemos los números previos a la pandemia, o se necesite más tiempo para que los mercados renueven la confianza en nuestro país y en el sector, porque no solamente nosotros tenemos poca conectividad, sino que es algo que pasa en todo el mundo, con un combustible caro, con pasajes de avión muy caros, con aerolíneas que están en una situación de rentabilidad muy mermada. Todo esto hace que el turismo todavía no logre poner sus motores en marcha totalmente.
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