Nacido en Colombia, Felipe Valencia se formó como economista especializado en desarrollo, historia y crecimiento económico. Obtuvo su doctorado en Economía cum laude en la Universidad Pompeu Fabra y tuvo experiencia en destacadas organizaciones como el Banco Mundial y Goldman Sachs. Su investigación trata sobre la persistencia económica a largo plazo de intervenciones educativas, el conflicto armado y las instituciones coloniales. En una entrevista que brindó a La Mañana, el experto conversó sobre el impacto que las misiones jesuíticas han tenido hasta hoy y el valor de la cultura en la economía.
Usted hizo un estudio económico sobre la persistencia del capital humano agregado por las misiones jesuíticas, lo que se observa hasta el día de hoy en las economías regionales, en zonas que tienen una excelencia académica que supera en un 15% a la de las zonas donde no hubo presencia de misiones jesuíticas u otras, y también tienen un Producto Bruto Interno (PBI) per cápita 10% superior. ¿Podría profundizar al respecto de los efectos que tuvieron las misiones en estas economías?
Así es, podemos hablar de un shock histórico de capital humano o educación. Los misioneros trajeron consigo no solamente la evangelización religiosa, sino también una serie de herramientas educativas. Les enseñaron a leer y a escribir a los niños y niñas indígenas, así como a realizar algunos trabajos manuales a los jóvenes y adultos. En mi investigación, me pregunto si aquella intervención histórica todavía tiene impactos, más de 250 años después. Este tema se puede separar en dos grandes ramas. Una es la importancia histórica, ahí estuvieron las misiones jesuíticas guaraníes de 1609 a 1767, entonces uno podría analizar históricamente ese período de tiempo en esa gran extensión geográfica que hoy correspondería al sur de Paraguay, el sur de Argentina y el norte de Brasil. Y la otra rama tiene que ver con la labor educativa, fuera de su labor religiosa, y si eso pudo tener un impacto a largo plazo. Los jesuitas fueron expulsados del continente como parte de las reformas borbónicas en 1767, por lo tanto, desde el 68 en adelante no había jesuitas misioneros en el área. Sin embargo, al investigar si actualmente esas áreas que recibieron ese shock también tienen niveles educativos más altos, la respuesta es sí. Hoy esos pueblitos que fueron tratados por estos misioneros tienen niveles de educación mayores e inclusive niveles de ingresos mayores: como tú decías, 15% mayor en cuanto a tasas de alfabetismo y 10% mayor en lo que respecta al ingreso.
En ese sentido, ¿cuál es el valor de la cultura en la economía? ¿De qué manera impacta, según sus investigaciones?
En el artículo hago énfasis en la importancia de la cultura. Se puede entender la intervención religiosa como una intervención cultural. Pero además hay elementos importantes sobre la importancia de la transmisión del conocimiento de generación en generación. Podríamos hablar de una cultura educativa. También hay cosas puntuales, como el trabajo de bordado y la música, que vienen de los misioneros y podemos observar hasta hoy. Por lo tanto, entiendo que los canales de transmisión pueden ser culturales, eso es muy importante en este tipo de estudios de persistencia. En este caso tienen más educación, son más ricos, pero a su vez hay mecanismos culturales específicos que no solamente nos llevarían a hablar de un shock cultural, sino que los canales de transmisión son culturales. Como decía, uno de los canales importantes en este caso es la transmisión de conocimiento, puesto que los oficios han sido pasados de generación en generación, aunque ya no haya misioneros allí.
¿Cuáles son las lecciones a futuro que se extraen de ese estudio económico, social e histórico? ¿Cómo una región como la nuestra podría utilizar esos valores culturales con los desafíos que tiene hoy, educativos, de integración social, de criminalidad? En función de sus investigaciones, ¿cómo podríamos apuntalarnos sobre ese pilar jesuita y recuperar esa historia? ¿Cómo eso nos podría servir, en lugar de estar buscando el modelo neozelandés y el modelo finlandés como ejemplos a seguir?
Creo que es importante ser conscientes de las fuerzas históricas, así como las geográficas o institucionales, que marcan el destino de nuestros países. Tuvimos una larga historia de colonización europea cuyo impacto observamos hoy. Así como las misiones jesuíticas, también podemos estudiar la esclavitud, el sistema de resguardo, encomienda y mita, por nombrar algunos pocos. En el caso de las misiones, la lección es la importancia de las intervenciones educativas, que pueden tener réditos no solamente inmediatos sino a muy largo plazo. Examinar nuestra propia historia nos puede dar pistas sobre algunos problemas que mencionás.
En un trabajo que publicó en febrero de 2017 usted habla de la importancia de los ingenieros en la capacidad de la innovación y el desarrollo en las Américas. ¿Cuáles son las conclusiones que sacó de este estudio?
Este es otro ejemplo de cómo intervenciones de capital humano o educación en el pasado tienen un impacto económico a largo plazo. En este caso se trata de la inversión a muy alto nivel, en ingenieros, durante la Segunda Revolución Industrial, en Estados Unidos. De esta forma, condados que invirtieron más en ingenieros son más ricos más de un siglo después. En particular, estudiamos la expansión de las instituciones educativas para la formación de ingenieros alrededor de 1860, después de la guerra civil americana. En definitiva, es otra manera de mirar el problema. En el caso de las misiones jesuíticas guaraníes sí hubo transmisión cultural y educativa, y la pregunta es: ¿Qué pasa en otros campos? ¿También existió ese tipo de transmisión o no?
Y en el caso de los ingenieros en Estados Unidos encontró que sí.
Exactamente. Ahí, en vez de pensar en los misioneros, pensamos en niveles más elevados de educación, en este caso, los ingenieros, y vemos cómo en el siglo XIX, especialmente con una ley de 1862 extendiendo las universidades, también encontramos el mismo efecto. Lo que hace ese segundo estudio es generalizar lo del primero, es decir, esos shocks educativos los encontramos no solamente en las áreas rurales de Paraguay, sino también en una de las áreas más desarrolladas del mundo como Estados Unidos. El estudio es completamente diferente, en otro período histórico, otro país y otra cultura, pero vemos los mismos resultados en términos conceptuales, el mecanismo general económico y si persiste a largo plazo cuando hay un shock educativo, y la respuesta es afirmativa.
¿Qué nos puede contar sobre el libro en el que está trabajando?
El libro saldrá dentro de poco, recopilando la experiencia a través del continente en este tipo de investigaciones. Se titula “Raíces del subdesarrollo: una nueva historia económica y política de América Latina”. En el caso uruguayo, para mencionar uno, vemos que el desarrollo de las redes de transporte favoreció demasiado a Montevideo, a expensas de otras ciudades, en un caso de monocentrismo. Igualmente, el libro habla acerca de las misiones en el caso paraguayo y la Guerra de la Triple Alianza, así como la inmigración histórica a Argentina y Brasil. Es un ejercicio para ahondar en estos casos históricos. Puede haber otro tipo de shocks, por ejemplo, quedándonos en la misma área de las antiguas misiones –donde hicimos un estudio sobre el impacto a largo plazo de la Guerra de la Triple Alianza–, entonces, no solamente es un shock educativo, sino otro tipo de efectos. De manera similar, estamos trabajando en Brasil en el impacto de la esclavitud sobre la desigualdad, la distribución del ingreso. Para generalizar, se puede hablar del impacto a largo plazo de los procesos de colonización que tuvimos de españoles y portugueses.
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