En el centro de Malvín Norte el corazón de Miriam Paez late al ritmo de la esperanza de un barrio mejor, con personas que se desarrollen en cada área de la vida. A esto se suma su lucha desde hace 27 años por los derechos de las mujeres afro, comunidad de la que ella forma parte.
El Centro Urbano Este perteneciente al Ministerio de Educación y Cultura se encuentra ubicado en la zona de Malvín Norte, más específicamente en la intersección de las calles Palma de Mallorca y Emilio Boix y Merino. Funciona de lunes a viernes entre las 10:00 y las 18:00, y algunos fines de semana si se organizan actividades de integración.
El director encargado de este centro es Sadiel Hormaza, quien trabaja en conjunto con instituciones estatales que operan en Malvín Norte, Bella Italia, Carrasco Norte, La Cruz de Carrasco, Parque Rivera y Unión, con niños, adolescentes y población adulta. Entre las actividades que organizan se realiza patinaje, skate, música, danza, diversos talleres, próximamente inglés y cursos de gastronomía.
Además, el fin del centro es integrar a la población no solo a través de la cultura, LA educación y lo recreativo, sino desde las propuestas para el mejoramiento de los barrios y la difusión de temas vinculados a los derechos, así como apoyos en materia de cuidado de la salud para todas las personas.
Para lograr estos objetivos no es suficiente con un director encargado, sino que la colaboración voluntaria de vecinos es fundamental, por el conocimiento de las zonas y su gente. Parte de estos colaboradores es la vecina de Malvín Norte, Miriam Paez, quien es concejal suplente del barrio. Trabaja vinculada al tema de la afrodescendencia desde 1996, cuando se formó en Mundo Afro.
En diálogo con La Mañana, recordó que fue parte de la primera Conferencia Mundial contra el Racismo y hasta ahora continúa trabajando en ese tema, principalmente vinculado a las mujeres afro, “a quienes se les hace más difícil llegar a lugares de magnitud”, señaló.
Paez es voluntaria en el Centro Urbano Este, donde atiende a chicos en situación de vulnerabilidad, a través de los talleres y deportes. Comentó que actualmente se firmó un convenio con la Secretaría Nacional de Deporte (SND) y el Plan Juntos para que los chicos de ese territorio tengan otras oportunidades y salgan del contexto crítico en el que viven.
Según Paez, el director del centro permite a los vecinos presentar ideas para el barrio y todo lo que sea cultural es bienvenido. “La semana pasada armamos una mesa –de la que soy referente– vinculada a temas afro, migrantes, discapacidad y diversidad sexual”, informó la entrevistada.
En cuanto a eso, dijo que permite “abrir más la cancha” para que distintas mujeres empiecen a trabajar o sigan trabajando más ampliamente en el territorio, e incluir a otras mujeres que aún no se han acercado por diversos motivos. “En mi caso me interesa que las mujeres afro sepan que tienen muchos derechos, como la ley N° 19.122 que nos ampara laboralmente”, señaló.
Paez fue jefa de hogar y crio a tres hijos en esa condición de madre soltera. “Eso me dio la oportunidad de decirle a otras mujeres que sí se puede, que se puede trabajar y que te valoren como mujer”, expresó.
Conocer todas las realidades
Si bien la entrevistada nació en Ansina, en Barrio Sur, sus padres se mudaron y pasó a vivir en Malvín Norte. “Cuando empezás a vivir en un barrio, ves de cerca las carencias, lo que hace falta”, aseguró.
En esa línea, sostuvo que siempre es bueno trabajar con los vecinos, y que es gratificante cuando ellos se involucran para levantar su barrio, “porque no solamente lo hacen para vivir bien, sino por seguridad, para que vivir allí sea más ameno”.
Paez comentó que el municipio E está abierto para poder cubrir necesidades vecinales. “Con el director del centro urbano hemos hecho muchas cosas. Por ejemplo, el año pasado celebramos el Día de la Mujer Latina-afrocaribeña y de la Diáspora, logramos hacer una actividad de la que participó mucha gente de la zona y parlamentarios, algo importante, ya que muchas veces ellos no están enterados de las problemáticas afro”, explicó.
Paso a paso en el centro
Cuándo los jóvenes o menores acompañados llegan al centro, el equipo que integra Paez se reúne con ellos para evaluar en qué actividades podría participar. “El Plan Juntos trajo talleres de gastronomía y eso sirve porque, a pesar de que el curso existe en la UTU, hay chicos que no quieren cursar diversas materias”, señaló.
Por otra parte, el INJU, participa enseñando a los chicos a hacer currículum, los acompañan a alguna presentación de trabajo, y les da herramientas para las entrevistas. A su vez se practica deporte a través del vínculo con la SND.
“Durante esta semana comenzaremos a armar la agenda de este año, donde habrá un profesor para los chicos que quieran jugar básquetbol, tenis, fútbol, skate. Todo se ha logrado con mucho esfuerzo, pero lo principal es que está sucediendo”, celebró la entrevistada.
Paez comentó que los barrios se están, de a poco, incluyendo al centro. En enero, por ejemplo, estuvo ensayando el Carnaval de las Promesas y eso dio otra apertura. “Nuestros jóvenes miraban y escuchaban, y yo les decía que ellos también pueden hacer lo mismo, cantar, actuar, y se quedaron entusiasmados con la idea de participar en el próximo carnaval”.
La entrevistada sostuvo que la cultura integra a los jóvenes. Ella es profesora de piano y solfeo, y su padre fue quien sacó la comparsa Fantasía Negra. “De ahí vienen mis orígenes y mis genes de la música. Mi nieto participa en el carnaval de las promesas y a la vez estudia, es importante que los chicos de la zona vean que es posible hacer las dos cosas”, dijo.
“Es muy lindo trabajar en todo esto, ver que los vecinos se interesan y, ahora, con esta mesa territorial que se armó, vamos a agrandarnos más. La realidad es que tenemos mucho apoyo del municipio E y diversos legisladores de varios partidos, ya que es un tema que trasciende los colores”, agregó la entrevistada.
Integrarse para cumplir metas
“A las mujeres afro todo nos cuesta el doble, pero se han logrado cosas y por eso es muy importante que nos integremos, para eso es que servimos algunos referentes con años de experiencia, para hacerles saber que tienen derechos, que no solamente pueden elegir quedarse en sus casas criando hijos o ser únicamente auxiliares de servicio”, planteó Paez, quien también es una mujer afro.
Apuntó a que la violencia hacia la mujer está en todos los ámbitos, pero que ha vivido y visto como la mujer afro tiene una doble lucha; por un lado, por ser mujer y por otro, por la discriminación que lleva en su mochila. “A veces se debe lidiar con violencias dentro del hogar, pero sé que podemos salir de eso. Tenemos un historial por ser luchadoras en la vida, siempre defendiéndonos, y considero que eso da fuerzas a las generaciones de afrontar las dificultades al día de hoy”, expresó.
Paez entiende que a veces la sociedad es un poco irónica, y las mujeres soportan cosas por el estatus, por la vergüenza, y no tienen la fuerza para salir adelante solas. “Pero las mujeres tenemos toda la capacidad para salir adelante, así sea como jefas de familia”, añadió.
“Por eso es que trabajo y me dan las fuerzas, para que las mujeres se desarrollen, que los chicos salgan de la calle, que es el logro más importante, que los niños estudien y no comiencen a vincularse con la violencia desde temprana edad. Estoy orgullosa de los logros del trabajo y eso me motiva a seguir. Todo lo que hacemos apunta a realzar la autoestima de las mujeres para que eso se transmita a los hijos”, resumió la entrevistada.
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