La selección de los textos escolares en ciertas ocasiones es motivo de discusión, ya sea por razones pedagógicas o ideológicas. Expertos en educación consideran que la elección de estos recursos es tan importante como la de los docentes. El ministro Da Silveira toma como referencia a países donde existe un institucionalidad y metodologías de evaluación.
El pasado miércoles 7 de julio, La Mañana publicó una entrevista al ministro de Educación y Cultura, Pablo da Silveira, en la que se le preguntó sobre la preocupación planteada por algunos legisladores respecto a algunos libros de texto utilizados en la educación pública, que consideran que estarían violando la laicidad en ciertos abordajes.
El ministro explicó que la Administración Nacional de Educación Pública (ANEP) está realizando algunas acciones al respecto, aunque entiende que “se trata de un campo donde el sistema educativo aún tiene que madurar”.
Para Da Silveira, en países con sistemas educativos maduros existe una institucionalidad y metodologías para la evaluación de textos escolares. “De hecho, hay especialistas en la materia, programas de formación universitaria dedicados a la tarea de auditar textos, no solo en cuanto a su contenido sino respecto a la eficacia pedagógica y calidad de redacción”, explicó.
Reconocer los recursos de aprendizaje
Para el experto en educación, Claudio Rama, existe una amplia discusión al respecto, no solo en Uruguay. Consultado por La Mañana, comentó que en general los países suelen trabajar con dos modelos de libros: un modelo de texto único –incluso producidos especialmente-; o el modelo de utilizar diversos libros, seleccionados por los profesores, ya sea libremente o de una lista establecida por el sistema educativo.
“El caso más conocido en América Latina es México, ya que no solo existe un libro de texto único, sino que la producción de los libros de texto es una función del Estado”, planteó. Agregó que el tema de los libros o de los materiales de aprendizaje es cada vez más importante, “porque cada vez más se verifica que la enseñanza no solo se basa en el maestro sino en los libros de referencia”.
En el caso de Uruguay, indicó que se toman los libros de un listado de posibles publicaciones y, muchas veces, se han ido incorporando libros que no necesariamente están ajustados a los parámetros más claros de la enseñanza. “Otras veces, lo que ocurre es que el consejo incorpora libros que, de alguna forma, responden a una problemática más sesgada y no tanto a la generalidad”, opinó.
Recordó que Uruguay ha tenido discusiones sobre la actualización de los libros, con debates políticos de por medio, ya que las publicaciones representan o expresan una posición filosófica o ideológica.
“El tema de la discusión es realmente muy complejo, en el mismo entran en juego varias interrogantes como: ¿hasta dónde dar libertad a los docentes para elegir los libros? ¿Hasta dónde producir textos únicos? ¿Hasta dónde utilizar textos de mercado? O, ¿hasta dónde los libros son una decisión de un listado fijo? Esas son las diversas polémicas”, detalló Rama.
Para el experto en educación, cada vez es más importante reconocer los recursos de aprendizaje como un elemento fundamental, incluso más que el docente. “Estamos pasando a una educación que se centra en el recurso de aprendizaje, por lo tanto, así como para seleccionar docentes, hay prototipos y exigencias, cada vez más, los libros deben ser el resultado de un proceso de estudio. O, en todo caso, discutir hasta dónde debe haber diversidad y en qué niveles”.
En ese sentido, sostuvo, se da una fuerte polémica con el lenguaje inclusivo. “Efectivamente, hoy no hay una decisión positiva o favorable del Consejo en cuanto a este asunto. Pero tiene que ver con otras problemáticas que es la libertad docente. Esta, en algún punto, está acotada. Porque el docente tiene programas que seguir, un currículum, bibliografías”, aseguró.
Agregó que la educación se está enfocando, cada vez más, en las competencias, entonces, más allá de los contenidos y las bibliotecas, no se debe transferir información sino crear competencias en el estudiante. “Eso también lleva a que los libros deban tener un enfoque pensado en las competencias. Los libros y recursos tienen que orientarse a la creación de aptitudes profesionales, humanas, técnicas”, puntualizó Rama.
Educar desde la ética
Consultada por La Mañana, la inspectora técnica de Primaria, Selva Pérez, sostuvo que las propuestas son pensadas por comisiones de expertos y maestros que trabajan tomando en cuenta cómo se enseña a leer, a escribir y a hacer matemáticas. “No es que se piense en la enseñanza del texto en sí mismo, sino que es un texto que le da orientación y puede disparar a que el maestro busque otros materiales”, agregó.
Pérez aseguró que la administración actual está revisando la propuesta curricular para ver si está en sintonía con la política educativa imperante, “porque se habla de una reforma curricular y hay un impulso en ese sentido”, señaló.
Agregó que en un campo adulto las personas tienen sus ideologías, adhieren más a una cosa u otra, y sostiene que los profesionales, cuando están educando, deben generar espíritu crítico. “Un niño tiene que estar en contacto con las diferentes miradas del mundo y los adultos tenemos que ser conscientes de la influencia que podemos llegar a tener en el niño si le mostramos una parte de la moneda y no la otra. Para eso tenemos que ser profesionales y educar desde la ética”, dijo la inspectora.
Efectos de la pandemia
Huellas cognitivas y emocionales en escolares
Desde que llegó la pandemia por covid-19 al país, educadores y educandos se vieron obligados a modificar el salón de clase por una sala de Zoom, los cuadernos por archivos de Word, las conversaciones cara a cara por un audio de Whatsapp. Es así que a nivel inicial y primaria se estima –según diversos estudios mundiales– que algunos niños tendrán consecuencias en varios niveles de su vida.
Para Selva Pérez, más allá del esfuerzo docente, se van a percibir huellas desde lo cognitivo y lo emocional, hecho que obligará a reformular la manera de educar. “Hay cuestiones aprendidas en este tiempo que son muy positivas, como el lugar de la familia coeducadora, mejor comunicación intrafamiliar, y conocimiento del papel del maestro”, destacó.
Pérez añadió que estos elementos brindan autonomía en los estudiantes que la pueden trasladar en la escolaridad y, posiblemente “algunos niños traerán conocimientos de la casa que gestó dentro del ambiente familiar. Ese tipo de cuestiones serán altamente redituables”, opinó.
Sin embargo, todas las realidades de los niños no son iguales, y la inspectora entiende que se notará mucho la diferencia entre aquellos niños que estuvieron acompañados con familiares y aquellos que no lo estuvieron. “También creo, más allá de tener el hogar calentito y a la familia cerca, hay una posición que deberemos reparar: el tiempo perdido con los amigos, con sus pares, poder estar con los cinco sentidos en la escuela. Eso dejará huella y lo tenemos que considerar especialmente”, indicó.
Respecto a lo anterior argumentó que las emociones son un acto de cognición e incidirá en la forma de relacionarse y en cómo se volverá a determinados hábitos. “Todo se debe considerar con atención, porque jugar con el otro, relacionarse, leer lo corporal del otro, no se dio por mucho tiempo y se perdió la posibilidad de esa experiencia”. Añadió que va más allá de si se trabajó bien o no. “Son cuestiones fundamentales que debemos considerar, porque educar es un acto humano y eso implica el relacionamiento con el mismo”, puntualizó Pérez.
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