Sus ganas de cumplir sueños y de salir adelante la hicieron trabajar desde muy pequeña. Su primer trabajo como modelo le llegó por un hecho casual, y así fue que empezó una larga carrera en el modelaje, la actuación y la televisión. En una entrevista con La Mañana, la reconocida comunicadora Claudia Fernández repasó su trayectoria y explicó por qué eligió al Uruguay para formar a su familia, luego de varios años de haber residido en Argentina. También contó en qué proyectos está trabajando actualmente.
Empezó a trabajar desde muy temprana edad, algo no tan común. ¿Cómo se dio esa situación?
Empecé como modelo con María Raquel Bonifacino, tenía 14-15 años, y después continué con Carlos Cámara, hasta que comencé una carrera televisiva. Lo primero que hice en televisión fue en Canal 4 con Omar Gutiérrez, presentaba videos de música desde exteriores, y luego seguí trabajando en el canal con Robert Rocha, que hacíamos un programa de entretenimiento que iba los domingos de tarde, “Dale que podés”.
¿Cómo se inició en el modelaje? ¿Tenía esa inquietud?
No, la realidad es que estaba caminando con mi abuela por 18 de Julio y un fotógrafo, Carlos Díaz, me propuso si quería hacer algo de modelaje, que estaba buscando chicas para el casting para la tapa de una revista de computación llamada Smart. Mi abuela le preguntó si ella podía acompañarme, él le dijo que sí y a la semana estaba haciendo las fotos. Quedé en ese casting, hice la tapa de esa revista y él sugirió que me presentara en la agencia de María Raquel Bonifacino y ahí empezó todo.
¿Qué importancia tiene para usted poder transmitirle el valor del trabajo a sus hijos?
Mis hijos me ven trabajar desde que son chiquititos porque me han acompañado al estudio de televisión, al teatro, lo han mamado desde que nacieron. Mis ganas de cumplir sueños y de salir adelante me hicieron trabajar desde muy temprana edad, siempre tuve muy claro lo que quería y qué tenía que hacer para conseguirlo.
¿Cómo ha cambiado el mundo del modelaje con los años?
Se ha ido aggiornando. En mi época trabajaba para catálogos de ropa interior como Fiamma, Patty Collins, que son marcas que ya no existen, o de mallas Zíngara y Giovanna. La venta se hacía a través de catálogos. Hacíamos fotos con Victoria Zangaro, con Eunice Castro. En mi caso era complicado porque yo iba a un colegio de monjas y a la vez trabajaba como modelo y las madres de mis compañeros vendían esa ropa interior por catálogo. También hacíamos desfiles internos porque todas las fábricas de acá vendían a los mayoristas del interior. Hoy no solamente hay más chicas que trabajan a más temprana edad como modelos, sino que además hay toda una generación que trabaja como influencer.
La exmodelo Sonia Baldi en una entrevista con La Mañana contó que en otra época había muchas marcas uruguayas que fabricaban la ropa, pero ese mundo fue desapareciendo. ¿Qué reflexión hace de que eso haya virado a otra cosa completamente distinta?
Yo no soy de estar mirando qué cambió respecto a lo que hacíamos antes, soy una persona que se adapta a todo lo nuevo, me he sumado a todos los cambios, pero es algo que se da mundialmente.
¿Cómo era ser modelo en ese momento? ¿Era un rubro competitivo?
Este es un país muy chico. Seguramente en la gran industria de la moda sea así, pero acá no. Uruguay es muy chiquito y yo tengo amigas de esa época como Andrea Sheppard, Varina de Cesare. Creo que tiene que ver con que éramos muy poquitas y había trabajo para todas.
¿Cómo llevaba las exigencias sobre el cuidado del cuerpo?
En mi caso, por un tema de altura, yo nunca hice desfiles de alta costura, eso lo hacían Silvia Holly, Eunice, Marianella Baladán, Margaret Geymonat. Nosotras, las más bajas, éramos más modelos de jean, entonces no teníamos esa exigencia. Nunca lo viví, nunca me dijeron: “bajá de peso”.
¿Cómo ha sido su experiencia de tantos años en televisión, que la hizo ser una figura pública? ¿Qué aprendió?
Fueron muchos años y sigo aprendiendo, porque a medida que uno va cambiando de trabajos y de compañeros, se va nutriendo y va aprendiendo un montón. Mi experiencia en Canal 4 la disfruté muchísimo, pero mi casa siempre fue Canal 10. El “Gato” Ricardo Artola fue el primero que me dio la oportunidad en el casting que hice para “Dale que podés”, que lo conducía Luis Alberto Carballo y salía en vivo los lunes, miércoles y viernes. Fue lo que me dio la popularidad acá, porque era una época donde no había redes, no había cable, el programa era en horario central y lo miraba toda la familia. Tuve la suerte de trabajar con Luis, que me enseñó muchísimo todo lo que es la improvisación, igual que “Bananita” González, que también estaba en el elenco. Eso me fogueó mucho y yo me siento muy cómoda en la televisión, lo disfruto, me muevo libremente, siento que es mi lugar.
¿Cómo ha vivido este boom de nuevos formatos que vienen de afuera?
Me encanta. Eso también exigió más a la producción nacional. Tenemos muy buenos productores que están a la altura y cumplen cuando viene un formato internacional. Escape Perfecto, por ejemplo, lo disfruté muchísimo, lo mismo con Got Talent. Hicimos tres temporadas con muchísimo éxito. Creo que este año era necesario el aire porque somos muy pocos en el país y los talentos empiezan a agotarse o a ser repetitivos. A mí me ha pasado en el supermercado que me han dicho: “este año —por el año pasado— no sé si me gustan tanto los talentos, tendría que venir otra cosa”, entonces, yo le digo a esa persona: “¿tú, qué talento tenés?”, y me dice: “no, ninguno”. Claro, y yo tampoco, y así debe haber un montón de gente y debe haber otro montón que tiene talento y no tiene ganas de presentarse en televisión, y somos tan pocos que se terminó, no somos 30 millones.
¿Cómo se explica el éxito que tuvo el programa?
Creo que la gente está ávida de programas familiares. Con Got Talent nos reuníamos en familia a esperar el programa, que es algo que se ha ido perdiendo con los años porque cada uno está en la suya, uno con la tablet, otro con el celular, otro viendo tele, y creo que con Got Talent se dio eso de la reunión familiar.
¿Fue complicado grabar en pandemia?
Teníamos que grabar sin público y la verdad es que era bastante tedioso, teníamos un panel que nos dividía, entonces se perdía todo tipo de espontaneidad en las charlas que se daban en el jurado. Incluso era frío con los participantes, porque pasaban de ronda y no podían abrazarse, no podían festejar. Fue raro, pero me saco el sombrero por el gran trabajo que se hizo.
¿Cómo está parada hoy la televisión, que debe competir con muchos nuevos formatos de entretenimiento que han ido ganando terreno como Netflix y el resto de las plataformas?
Claramente que todas estas plataformas y las opciones que tenemos hoy de ver entretenimiento sacuden a la televisión, pero sigue habiendo un público que ve la tele y que está ávido de programas, sobre todo, de entretenimiento. La gente quiere distraerse y pasarla bien.
¿Cómo se maneja con el ser conocida?
Para mí es natural, hace tantos años que estoy en el medio, que es parte de mi trabajo. También viví casi nueve años en Argentina, que había otro tipo de exposición, y acá es mucho más tranquilo.
¿Qué recuerda de esos años allá?
A mí me encantó, fue una bisagra muy importante, no solamente me sumó artísticamente, porque aparte trabajé con muchísimos de primera línea como Antonio Gasalla, Emilio Disi, Miguel del Sel. Trabajé con casi todos y me di varios lujos. Hice ficción en “Patito feo”, estuve en un reality que era lo más visto en ese momento, con 40 puntos de rating, como “Bailando por un sueño”, y en el primer “Patinando por un sueño”. Viví una época muy gloriosa de la televisión y el teatro en Argentina que hoy ya no existe, y además conocí el amor y tuve mi primera hija allá. Fue una época maravillosa, que no es la Argentina de hoy.
¿Por qué?
Porque tengo amigos artistas y no todos la están pasando bien, no hay trabajo para todos, no hay la cantidad de ficciones que había antes, todo cambió, o sea, la crisis televisiva de la que hablábamos sucede en todos lados.
Muchas veces hemos visto cómo los argentinos reciben de buena manera a los uruguayos que van, recientemente tuvimos el caso de Cavani, y sabemos que los uruguayos son bien vistos allá. ¿Cómo fue en su caso?
A mí me recibieron siempre con muchísimo cariño y hospitalidad, ayudándome para conseguir lugar para vivir, dándome trabajo continuamente, nunca estuve un año sin trabajar, nunca estuve una temporada parada. Me han dado lugares que eran muy peleados. Sin ir más lejos, que hayan elegido a una uruguaya para acompañar a Antonio Gasalla en “Maipo siempre Maipo”, que era el centenario del Maipo, habla de mucha generosidad de parte de ellos. Los argentinos a nosotros nos quieren mucho, el tema es al revés, pero contra esos complejos de algunos no se puede luchar.
Ya que lo menciona, recientemente tuvimos un caso muy polémico de Dady Brieva que vino a promocionar su obra en una serie de entrevistas, pero se terminaron cancelando en varios lugares. ¿Cómo vio esa repercusión de mucha gente criticando lo que dijo y todo lo que se desencadenó?
La realidad es que eso es un tema político, no roza lo artístico. Si fuese artístico, opinaría, pero es político, entonces no tiene nada que ver conmigo.
Pero, más allá de eso, como artista, ¿le preocupa que pasen estas cosas, que por decir una opinión se termine afectando la imagen del propio artista?
No, creo que los artistas tienen que dedicarse al arte y no a la política, cada uno en sus menesteres.
¿Se ha planteado volver a vivir en Argentina?
No, nuestra casa está acá y todo el proyecto familiar está acá, los chicos están estudiando acá. Lo que sí me gustaría sería ir a presentar el unipersonal, cuando lo estrene, un fin de semana a Buenos Aires, pero volver a vivir en Argentina hoy no es una posibilidad.
¿Cuándo estrena el unipersonal?
En octubre en La Trastienda. Se titula “Se dice de mí”. Lo estamos escribiendo junto a Alfredo Leirós. Habla de mi vida, de mi infancia, de mi adolescencia, de mis comienzos, la idea es contar lo que soy yo con mucho humor. Creo que va a gustar muchísimo.
¿Cómo surgió la idea de hacerlo?
Hace mucho tiempo que tenía ganas de ponerme a escribir y la realidad es que este año me vino perfecto que no saliera Got Talent, porque cuando uno está muy para el afuera es difícil hacer un trabajo tan para adentro como escribir un unipersonal, porque tenés que estar siempre con la uña perfecta, las canas cubiertas, impecable de peluquería, o sea, estás en otra postura a la hora de grabar un programa como Got Talent, es otra exigencia, y me vino genial este año para poder dedicarme a escribir, a ensayar, a hacer todo el proceso de ir a la casa de mi abuelo en Punta de Rieles a buscar fotos y empezar a armar todo, y se ha dado un movimiento muy lindo.
¿Por qué decidió volver a Uruguay en su momento?
Lo decidimos en familia, nos pareció el mejor lugar para que crecieran los chicos y creo que fue una decisión muy inteligente porque ellos están felices. Tenemos un país que es hermoso, muy tranquilo, que más allá de que todos nos quejamos, es soñado, todo el que viene quiere quedarse a vivir acá y de hecho muchos lo hicieron, sobre todo en la pandemia. Pero el uruguayo es de quejarse y no nos damos cuenta de que tenemos un país increíble, que tenemos un clima divino. Se quejan del frío, después se quejan del calor. El uruguayo es inconformista. Yo disfruto de todas las estaciones, llegás a todos lados en un toque, si querés irte a pasear un fin de semana con tu familia tenés mil opciones divinas. Tenemos un país hermoso, no tenemos desastres naturales, o sea, ¿de qué nos quejamos?
¿Qué perspectivas o proyectos tiene a futuro?
Tengo varios proyectos, pero no soy de contarlos hasta que no estén plasmados. El 21 de setiembre se estrena una película muy linda, argentina, que se llama “No me rompan”. Las protagonistas son Carla Peterson y Julieta Díaz. Fui al casting en febrero –nunca había hecho un casting para cine– y tuve la suerte de quedar para hacer una participación chiquita, pero que está muy buena, muy contundente. Me divertí muchísimo en el proceso del casting, la prueba de cámara, y ni hablar en la grabación, donde descubrí una Julieta Díaz –porque mis escenas eran con ella– muy generosa a la hora de trabajar. Realmente me sorprendió porque no es muy común en el medio. Se estrena acá en las salas del Movie y en Argentina. Y en octubre el unipersonal. Este año básicamente lo que estuve haciendo fue escribir y ensayar.
¿Cómo es hoy su relación con los argentinos? ¿Viaja seguido?
Voy todo el tiempo, porque aparte tengo muchos amigos. Flor de la V es una de mis amigas, cada vez que voy almuerzo con ella, salimos. Lo mismo con Gladys Florimonte, Virginia Gallardo, Moria. Tengo a mi suegra en Argentina también, entonces viajamos mucho a verla.
¿Cómo es el mundo del espectáculo argentino?
Hay una farándula muy grande, pero hay diferentes códigos dentro de ella, no es real. La realidad la sabemos todos, pero nadie la dice, por eso te hablaba de códigos. Hay otros códigos que muchas veces se rompen, pero es un juego que hay que saber jugar. Para estar en los medios argentinos y para trabajar en la farándula hay que saber moverse, acomodar el cuerpo, y saber que hay momentos para todo y cuándo decir “hasta acá llegué y no quiero más esto”.
¿Le pasó eso?
Sí, y siempre pensé mucho cada paso dentro de mi carrera, según lo que quería hacer.
Pero, ¿le pasó de decir “hasta acá llegué, no quiero más esto”?
Claro. Llegó un año en el que me dijeron para seguir participando en “Bailando por un sueño” y yo creí que ya era suficiente, que ya había estado cuando estaban las figuras de verdad, que fueron los mejores años, al principio, cuando había que bailar todos los ritmos, cuando no era un tema de pelea ni previa mediática de quilombo. Estuve en otro momento del “Bailando”, mucho más tranquilo, entonces después no era algo que me sumara y mi ego no lo necesitaba. Hay que saber decir que no.
El rol de empresaria y sus diversos pasatiempos
Durante su primer embarazo empezó a buscar fajas de posparto, pero le parecían “tan espantosas, en un momento donde a la mujer hay que elevarla y no hacerla sentir peor de lo que ya se siente”, y fue así que se vinculó con la tienda SiSi para sacar una línea de ropa interior. De esta forma comenzó a forjar su rol como empresaria y hoy “es impresionante” la cantidad de prendas que se venden, contó Fernández a La Mañana.
Este año se van a sumar nuevas prendas, adelantó. Ya se agregó la línea deportiva y a futuro se va a lanzar una línea de agua para hacer SUP yoga, que es una actividad que practica hace años.
Otros pasatiempos que tiene la artista son bailar, pintar, la cerámica y la escultura. El gimnasio, sin embargo, no lo toma como hobby, sino como una rutina que realiza por motivos de salud.
Por último, afirmó que para los próximos años desea salud para todos los que ama y seguir creciendo en lo que le gusta y conquistando sueños. Para sus hijos, lo que más quiere es que sean felices, “que los sigan queriendo como los quieren sus amigos, que los vean y sonrían cuando ellos llegan”, subrayó.
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