Ciento treinta efectivos de los batallones de Ingenieros de Combate No 2 y de Infantería Mecanizada No 15 de Florida llevaron adelante tareas de apoyo durante una de las mayores catástrofes de ese departamento. Por momentos enfrentaron situaciones límite, como cuando rescataron a una niña que dormía en su casa y las aguas no le permitían hacer pie.
Tal vez la tarea más difícil que los efectivos militares debieron llevar adelante durante los momentos críticos de las inundaciones más grandes de que se lleve registro en Florida fue cuando tenían que convencer a la gente para que abandonara sus hogares. La orden era clara: “Primero, la vida humana” dijo a La Mañana el jefe del Batallón Sarandí de Ingenieros de Combate No 2, teniente coronel Carlos Cedrés. “El agua es traicionera” y en esos momentos lo principal era evitar la exposición de esas familias en lugares donde era inevitable que llegara el río Santa Lucía Chico.
El momento más dramático transcurrió en la noche entre el 20 y 21 de marzo, cuando el río fuera de su cauce cortó los principales accesos y dejó aislada a la ciudad de Florida. El Paso de los Dragones ya había sido inhabilitado la semana anterior, cuando las lluvias ya habían sido intensas y la creciente obligó a evacuar a diez personas. Se le sumaron el puente Piedra Alta y la ruta 5 a la altura del kilómetro 97. Mientras transcurría esta “catástrofe”, como la definió el jefe militar, sesenta efectivos de esta unidad acudían a los barrios más afectados para evacuar familias enteras y realizar tareas de limpieza en las vías de tránsito de la ciudad. Parte de esta estaba a oscuras y había que facilitar las labores que también estaban llevando adelante otras instituciones y organismos públicos.
Por esas horas, la principal incertidumbre estaba centrada en cómo harían para que los alimentos que se iban a elaborar en la unidad militar les llegaran a los 110 damnificados contados hasta ese momento, sin ninguna posibilidad de accesos a la ciudad. Los días previos, la unidad había recibido los víveres que trimestralmente se les destina para a la alimentación del personal y que la intendencia de Florida repondrá en las próximas semanas. A instancias del intendente Guillermo López, el personal militar pudo descansar entre las 5:00 y las 7:00 horas en el Estadio 10 de Julio, después de varias horas de trabajo, que incluyo que en algún momento algunos de estos efectivos salvaran vidas con el agua al pecho. A media mañana el agua cedió y permitió la reanudación de la circulación de los camiones del Ejército para la distribución de los alimentos.
Muchos de ellos vivieron en carne propia cómo las aguas se abalanzaron sobre sus propiedades y pertenencias. Cedrés contó que, dentro de su personal, trece efectivos sufrieron estas inundaciones y en algunos casos lo perdieron todo. En esas circunstancias, se los liberó para que fueran a atender a sus familias y salvar lo que pudieran.
El 5 de marzo esta unidad cumplió 84 años en la ciudad de Florida. “Es un hecho que a medida que van pasando los años participamos mucho más en la sociedad floridense”, dijo Cedrés, a través de estas misiones subsidiarias como pueden ser incendios o inundaciones. “A nosotros nos pone muy contentos poder colaborar” de esta manera, en una sociedad que cuando pasan hechos de estas características saca a relucir su solidaridad.
En 25 de Agosto
Un poco más focalizados en la localidad de 25 de Agosto, unos setenta hombres del Batallón de Infantería Mecanizada No 15 participaron en el rescate de personas y su realojo en el campamento que se levantó en la Plaza de Deportes de ese lugar. “Nunca esperaba llegar a esa situación”, contó el jefe de esta unidad militar, teniente coronel Sebastián Beracochea. Tal vez haya sido una de las experiencias más removedoras para el jerarca, que confesó nunca había pasado por algo así.
Mientras una parte de la misión levantaba el campamento en las carpas destinadas a tal fin, otra evacuaba familias y hasta realizaba mudanzas enteras en los barrios más complejos. El pueblo entero puso manos a la obra para colaborar en las diferentes tareas. Todo el mundo sabía lo que había que hacer, conocen el río, saben cuáles son las zonas donde el agua se desborda rápidamente y sobre todo están atentos a las necesidades del vecino. Beracochea resaltó el sentido de solidaridad de la comunidad, como un capital que al igual que en la ciudad de Florida por esas mismas horas, sacaron a relucir todos sus integrantes.
En esa localidad floridense que alcanzó los cien evacuados, se vivieron momentos de dramatismo, como cuando los militares evacuaron a una señora que no podía caminar, con su casa totalmente inundada, o el caso de una niña que dormía y debió ser rescatada cuando ya no hacía pie. Fueron situaciones complejas, señaló el militar en las que “uno trata de controlar el nerviosismo”, aunque a veces no se logre del todo. “La unidad ya tiene un poco de cultura en eso”, remarcó el entrevistado.
A diferencia de lo que sucedió en Florida, donde el desborde del río generó un shock en todos los niveles, la población más al sur de ese departamento se mostró más ordenada, “tenían mucho conocimiento y lo trataron de una manera diferente”. Ese orden fue indispensable para facilitar las tareas que debieron llevar adelante los militares.
A este tipo de misiones “las tomamos como una tarea principal”, porque “el soldado nuestro sufre los mismos problemas que sufre cualquier persona”. El jerarca destacó la disponibilidad de todo su personal, hasta aquellos que se encontraban en sus domicilios en uso de su licencia y que acudieron al llamado desde el primer momento. “Lo sentimos como algo digno de nuestras tareas”, subrayó sabiendo que para muchas de las familias afectadas será un comenzar de cero.
El Centro Coordinador de Emergencias Departamental se reunió en las últimas horas para hacer una puesta a punto de las tareas llevadas adelante. Aunque las precipitaciones del domingo no fueron anunciadas como intensas, siempre encienden una luz amarilla teniendo presenta lo sucedido hace una semana atrás. Ambos jefes militares se mostraron orgullosos de su personal y cómo afrontaron la tarea que les fue encomendada.
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