Una pandemia no moviliza únicamente a los profesionales que se vinculan con los hospitales como los médicos, enfermeros, auxiliares de servicio, entre otros, también involucra al personal que desempeña su actividad generalmente detrás de escena. En ese grupo ingresan los químicos farmacéuticos, al frente de farmacias comunitarias y hospitalarias del ámbito público y privado. Las farmacias hospitalarias tienen jornadas laborales extensas y trabajan para asegurar la accesibilidad de los insumos, para ofrecer los mejores insumos posibles y ofrecer información sobre ellos, de manera de amortiguar para los pacientes los datos pocos fundados y sacar el mayor provecho de lo que sí es útil.
La Asociación de Química y Farmacia del Uruguay (AQFU) representa a químicos, químicos farmacéuticos, licenciados en química, entre otros profesionales de la Facultad de Química. Se abordan cuestiones referidas a la capacitación continua, se trabajan temas científico-técnicos inherentes a los profesionales, se definen aranceles profesionales, se llevan adelante negociaciones gremiales, y posicionamiento de los profesionales, a nivel público y privado. Los químicos farmacéuticos poseen distintas áreas de desarrollo dentro de las que se destacan la industria farmacéutica y la farmacia hospitalaria y comunitaria (las farmacias de barrio y cadenas).
Con la llegada de la pandemia al país, las exigencias de trabajo aumentaron en el ámbito de las farmacias y requirió readecuar procesos e implementar otros. Algún sector, como por ejemplo el farmacéutico hospitalario, tenía generalmente coordinadas 80 distribuciones a domicilio para pacientes, pero en cuestión de pocos días pasaron a tener que organizar 1.800 envíos.
“La llegada del COVID-19 generó en las personas querer tener previsto insumos, y hemos visto cómo la gente se abastecía y sobreabastecía de productos. Una de las cosas que nos preocupó fue asegurar la existencia de medicación en farmacias. Hubo una logística y trabajo reforzado para prever de ellos”, aseguró a La Mañana, Mariela Méndez, presidente de la AQFU desde agosto de 2019.
La farmacia es un servicio esencial y quienes están asociados a ellas y a los medicamentos, desde la manufactura, distribución, llegada y atención al público, deben estar activos todo el tiempo. Con la pandemia esta situación implicó un esfuerzo muy rápido e importante. Fue preciso generar confianza al principio y después las personas entendieron que no era necesario abastecerse de esa manera, sino también pensar en la solidaridad.
Otro desafío que tuvo el sector fue transmitir al usuario que “somos trabajadores de la salud porque estamos en el sistema, pero nuestro trabajo es en silencio, no nos identifican mucho, aunque en situaciones como esta nos hacemos más visibles en la sociedad y se entiende el rol que tenemos desde siempre. Poseemos la gran chance de tener contacto directo con los pacientes y demás profesionales de la salud”, resaltó la entrevistada.
Méndez aseguró que debieron ser proactivos porque el servicio tenía que funcionar, implementaron barreras físicas en mostradores, distancias, trabajo con tapabocas cuando las distancias no se podían cumplir, aumento de la limpieza y desinfección de áreas de las farmacias, y elaboración de pautas internas y externas. Además se creó el Grupo Coronavirus en la AQFU, integrado por dos químicas farmacéuticas del ámbito hospitalario (público y privado) y otra de farmacia comunitaria. Han podido compartir sus experiencias y responder dudas de otros colegas que tenían las mismas preocupaciones. Además colaboraron para hacer recomendaciones y difundirlas.
El rol educador
Al acercarse al mostrador de una farmacia, el público entiende que puede evacuar dudas sobre medicamentos o usos de elementos sanitarios. Para ello es importante que la población sepa que puede tener acceso al químico farmacéutico responsable de la farmacia. Los profesionales saben que tienen la posibilidad de tener al paciente o al usuario cerca, de manera de poder tener un rol educador con el mismo. En ese sentido se han realizado campañas como el #QuedateEnCasa, dando tranquilidad de que están y estarán trabajando durante el tiempo que dure esta pandemia.
“Tenemos un rol educador, difundimos información, educamos permanentemente a nuestros colaboradores, los auxiliares de farmacia que son el primer contacto con la farmacia y nuestra fuerza de trabajo. Tratamos de fortalecer la información oficial del Ministerio de Salud Pública” y de organismos internacionales de las que formamos parte: Federación Internacional de Farmacia (FIP) y Foro Farmacéutico de las Américas (FFA), dijo la presidenta de AQFU.
El Grupo Coronavirus estaba atento cuando salía información no fidedigna en relación a los medicamentos. “Lo bueno es que estamos conectados, lo malo es el exceso de información que muchas veces se mezcla con datos falsos y confunde”, resaltó Méndez. Comentó que a veces surgen indicios de algo que hay que estudiar, pero algunas personas lo toman como comprobado y actúan de acuerdo a eso; como ir en busca de medicamentos que aún no está comprobado si son útiles o no para el virus. “Estamos relevando la información científica y atentos a los estudios clínicos en desarrollo que concluirán qué tratamientos son útiles para prevenir y/o tratar”, añadió.
Algunos pasos atrás
Uno de los principales objetivos del trabajo de la AQFU, según dijo su presidente, es desarrollar ciertas facultades que poseen como profesionales y que el medio uruguayo aún no ha desarrollado, como es la atención farmacéutica. Explicó que el consumo irracional de medicamentos es malo, “entonces cuando desarrollemos en todas las farmacias la atención farmacéutica vamos a ser un diferencial para la salud de la población, por poder ejercer nuestra capacidad de informar a las personas en mayor medida”.
Para poder acercarse a ese objetivo, se han logrado mejoras en los currículos de formación de grado, se cuenta con preparación de postgrado (especialista en farmacia hospitalaria) para fortalecer capacidades, y seguirán en ese camino. La entrevistada resaltó que la realidad de Uruguay en cuanto a las farmacias es bastante diferente a la de otros lugares del mundo. Hay actividades que en otros países están desarrolladas desde hace mucho tiempo y con excelentes resultados pero aquí aún falta camino por recorrer.
Un ejemplo de lo anterior es que en esta situación de COVID-19, así como hay consultas telefónicas para los médicos, los químicos farmacéuticos (título universitario de “farmacéutico” en general) en el mundo también están haciendo lo mismo con sus pacientes, es decir, recibiendo consultas.
“Acá es algo que solo está instaurado en algunos casos del ámbito hospitalario y más recientemente en alguna farmacia comunitaria, pero estamos en el inicio de una actividad que a nivel global lleva mucho tiempo desarrollada y que hace a la diferencia en la salud del paciente y en el gasto que asume el sistema de salud”, sentenció.
En Uruguay se tiene una población “más bien añosa” y la polimedicación es común en un alto número de estos pacientes. “Sería bueno que todos tomemos conciencia que el medicamento no es un insumo cualquiera. Si bien sirve para devolver un estado de salud o mitigar un síntoma, también tiene sus riesgos asociados. El hecho de que los medicamentos posean efectos secundarios es inherente a ellos, por eso es necesario darle importancia al asunto y proteger a la población que los consume”, puntualizó Méndez.
Un emblema del pasado
La farmacia Zipitría está ubicada en la esquina de 8 de Octubre y Gerónimo Piccioli. No solo es un emblema de la Curva de Maroñas porque su fachada data del Montevideo antiguo, sino porque la atiende la dueña, quien prefirió implementar la reja como separación con los clientes y evitar la propagación del COVID-19.
En una charla fugaz con La Mañana debido a que había cola de clientes, ella comentó que Zipitría no trabaja a través de pedidos telefónicos o por la web, solo venden a quienes lleguen a la puerta, y aseguró que desde que comenzaron los casos de contagio por la pandemia en Uruguay, las ventas crecieron y han permanecido estables. Alcohol en gel, guantes, tapabocas, vitamina C y antibióticos, es lo que más solicitan los consumidores.