Hace 30 años que se dedica a la recuperación de personas que sufren algún tipo de adicción a las drogas. Es fundador y responsable del Proyecto Renacer, una organización sin fines de lucro, establecida oficialmente en 1995 que vela por la rehabilitación, libertad y autonomía de personas con consumo problemático, así como de sus familias. Gustavo Larrique es un sacerdote perteneciente a la Iglesia católica de Montevideo y dialogó con La Mañana respecto a cómo adaptarse a un mundo que “no cambiará”, pero en el que “la esperanza está en que los mensajes sean los correctos”.
Larrique aseguró que no posee la receta para decir cuál es la solución al problema del consumo de drogas y el aumento constante de este, ya que, según cifras de la Junta Nacional de Drogas (JND), tres de cada cuatro adolescentes son consumidores en nuestro país.
Pero, sin dudar, cree que lo principal es revisar “los mensajes que estamos dando todos, desde nuestro lugar, ya que considero que cada uno de nosotros podemos hacer algo por esto”, sostuvo.
Exhortó además a revisar si los mensajes que estamos dando como padres, educadores, religiosos y políticos, realmente apuntan a la salud y al cuidado, o si son dobles mensajes. “Si los mensajes comienzan a ser contradictorios y permiten cosas que son dañinas, especialmente para las poblaciones de niños y adolescentes que aún se están formando como personas, entonces generan gran caos y confusión, y posiblemente todos seamos corresponsables de un daño que permite que el consumo crezca”, analizó.
Larrique fue consultado acerca de algún ejemplo de mensaje claro, y tomó como referencia la ley del tabaco, en donde se prohibió la exhibición de las cajillas, la publicidad, fumar en lugares cerrados y se realizó una campaña antitabaco que continúa hasta ahora. “Al principio molestó a mucha gente pero después terminó siendo un mensaje que cayó bien a nivel nacional y mundial, porque Uruguay fue visto como un ejemplo”, señaló.
Para el entrevistado, ese mismo mensaje debe ser replicado en cualquier otro tema que dañe la salud de las personas. “Se trata de mensajes de cuidado, de salud, sin importar desde qué lugar se da, y utilizando todo lo que esté al alcance para emitirlo”, explicó.
Un enfoque personal pero integrado
¿Por qué comienzan a consumir las personas? ¿Cómo abordarlo cuando ya está inmersa en una situación problemática? Fueron algunas de las preguntas que Larrique respondió a La Mañana. El responsable de Renacer resaltó que es importante la parte personal, trabajar directamente con la persona, no solo para frenar el consumo, sino también para hacer un trabajo de identificación de la raíz del problema, de qué le está pasando o qué le pasó para llegar a un consumo problemático.
Además se trabaja a nivel familiar, y en ese sentido “se trata de salir de lo no dicho y poder hablar de las cosas que cada uno está sintiendo y lo que han vivido”, indicó Larrique. Añadió que siempre se descubren “esas cosas no dichas, que no solo están haciendo mal al consumidor sino también al entorno”.
El tercer factor a abordar es el social, aseguró el entrevistado. “En este sentido es donde hay una gran confusión, porque los mensajes que recibimos no son los más sanos. Es como las líneas de la carretera: si están bien pintadas vas relativamente seguro pero si indican cosas que no son correctas, el peligro es mayor, porque me confunden y no me dan mensajes claros”, ejemplificó.
En Proyecto Renacer se trabaja de forma ambulatoria con los consumidores, “tuvimos una comunidad durante 15 años pero, las comunidades mundialmente se están convirtiendo en centros ambulatorios, para no generar una burbuja o aislamiento de las personas a tratar y que se acostumbren a una protección que después no van a tener en la vida diaria”, relató.
Larrique sostuvo que se trata de trabajar con la persona y la familia en el entorno real en el que van a permanecer, pero con cuidados muy marcados. “La droga siempre va a estar, el alcohol también, pero la persona debe aprender a dejarse cuidar y a cuidarse. Se trabaja mucho la reinserción social en un mundo que ya no va a cambiar y es la persona quien tiene que hacerlo, la familia, los mensajes, para poder vivir sanamente en un mundo que a veces presenta mensajes muy enfermos”, puntualizó.
El tema está en ver que los adictos no son “personas raras”, es decir, “no son inadaptados, sino sobreadaptados y espejos del estado de la sociedad”, explicó el Padre. “Creo que podemos hacer muchísimo por la sociedad, pero si partimos de la base de que queremos una población sana”, aseveró. Dijo además, que si el punto de partida es que “queremos una población mediocre, sin horizontes ni objetivos, puede decirse que bajamos los brazos y perdimos la batalla”.
Resaltó el hecho que las propias personas en proceso de rehabilitación dicen que “los mensajes o las leyes son un cuento”. E indicó que ellos a veces “son más honestos que cualquiera, porque se han sobreadaptado a las propuestas sociales y son como espejos que reflejan lo que les estamos dando como sociedad”.
El lado político de la prevención
Para Diego Olivera, secretario general de la JND, es necesario seguir generando un programa intensificado en conjunto con la Administración Nacional de Educación Pública para prevenir el consumo en edades tempranas, dijo a La Mañana. En ese sentido es que recientemente se presentó la publicación Vos Podés, perteneciente al programa Dale Vos, sobre educación en escuelas y liceos en cuanto al consumo de drogas.
Entre los temas nacionales vinculados al consumo, también se encuentra la ingesta temprana y excesiva de alcohol, una de las problemáticas más importantes que poseen los jóvenes en nuestro país. De este modo se está trabajando desde la JND y los parlamentarios para dar la media sanción que resta en la Cámara de Diputados a una ley que regula el mercado de las bebidas alcohólicas y obliga a que estas estén registradas en la JND, entre otras cosas.
Olivera sostuvo que la aproximación que realiza la Junta a los centros educativos es a partir del uso de drogas en general y esto incluye al alcohol. De hecho, otro trabajo que realiza la JND cada dos años son las encuestas sobre uso de drogas en estudiantes. “Lo más preocupante en términos estadísticos es el consumo de alcohol en población estudiantil, tres de cada cuatro adolescentes empiezan a consumir antes de los 18 años. Y el promedio de inicio en los estudiantes está en torno a los 13 años”, detalló el secretario general.
En el proyecto de ley que se remitió desde la JND, y que ya recibió media sanción del Senado, hay un artículo que obliga al sistema educativo a desarrollar una estrategia preventiva desde la ANEP, según comentó el entrevistado.