El doctor en Filosofía, máster en Bioética y en Dirección de Comunicación e investigador en filosofía de la religión, Miguel Pastorino, dialogó con La Mañana de cara al lanzamiento de su libro “La eutanasia no es lo que parece”, en el que aborda los errores conceptuales de la práctica y los peligros de aprobar un proyecto que la legalice.
Ayer martes 31 de octubre, Pastorino presentó su libro “La eutanasia no es lo que parece”, donde trata de poner luz sobre cuestiones previas a esta práctica como supuestos antropológicos, éticos y pseudocientíficos. El autor entiende que quienes están a favor no desean matar gente y quienes están en contra no buscan obligar a vivir a nadie, sino que todos quieren hacer frente al sufrimiento, pero por caminos distintos.
Pastorino viene estudiando el tema hace tres años y la primera mitad del libro corresponde a su tesis de maestría en bioética que se centró en la eutanasia. Realizó su trabajo en España donde la eutanasia es legal y esto le permitió conocer de forma comparativa con otros países.
La segunda parte del libro es una recopilación de sus artículos publicados en prensa más importantes de los últimos tres años. “Después de haber hablado tanto del tema y escuchar legisladores y gente en los medios que sigue repitiendo los mismos mitos y errores conceptuales graves e interpretaciones equivocadas, me dio el impulso de editar el libro”, comentó a La Mañana.
Se trata de una publicación con costo accesible, porque la idea de Pastorino es llegar a toda la cantidad de lectores posible, sobre todo a legisladores para que tengan una herramienta que les dé “un poco más de claridad a su postura personal”, agregó.
Tres mitos para derribar
Vinculado al último punto expuesto, el autor indicó que en diversas sesiones parlamentarias se escucha tres mitos fundamentales sobre la eutanasia que son utilizados para posicionarse a favor de esta, sin embargo, entiende que se trata de confusiones. La primera idea errónea, según comentó, es que la eutanasia ya se practica en Uruguay y que es un secreto a voces. “Es una creencia instalada en el país, una leyenda urbana que se da en el ámbito de la salud, entre legisladores y periodistas”, señaló.
Argumentó que ha comprobado que lo que suele es una mala comunicación médica cuando se avisa a familiares de un paciente que lo van a sedar. Es una sedación paliativa al final de la vida que no adelanta la muerte, sino que le produce un coma artificial. “Es decir, le baja la conciencia al paciente para que no sufra en la etapa final. Que a las horas muera no es por lo que le dan, es por la enfermedad que tiene, porque si no los médicos estarían matando gente”, explicó Pastorino.
El entrevistado enfatizó en que la eutanasia en Uruguay no es un secreto a voces, sino que se utilizan prácticas éticamente correctas de la medicina que, a veces, están mal comunicadas. “Muchos la confunden con la sedación paliativa, o con la morfina, que es un calmante no un sedante, y bien indicada no provoca la muerte. Hay una confusión entre calmantes o sedantes que son tomados como si fueran formas se eutanasia”, explicó.
En ese sentido, subrayó que “es grave” que esto lo repitan legisladores y que las personas en los medios reciban la falsa idea de que la eutanasia se hace. “Los médicos no matan a los pacientes y la eutanasia no acaba con el sufrimiento, sino con la persona”, reflexionó el especialista.
Otro mito extendido, aseguró, es la confusión entre las voluntades anticipadas y la eutanasia. En Uruguay se cuenta con una ley de voluntades anticipadas que establece que toda persona tiene derecho a rechazar tratamientos que le prolonguen la vida o disminuyan el sufrimiento. “Es decir que puedo oponerme a vivir más tiempo, y por eso hay quienes creen que la eutanasia solo es desconectarse de un soporte artificial”, afirmó.
“Que uno no quiera prolongar su vida con soportes artificiales es un derecho, pero eso no es que te estén matando. No es lo mismo que te mate la enfermedad y que no hagamos nada para alargarte la vida, a que hagamos algo para acabar con tu vida, porque eso es homicidio”, puntualizó Pastorino.
Por último, el tercer mito “es creer que la eutanasia es un nuevo derecho, sin embargo, la eutanasia es contraria a los derechos humanos”, fundamentó el entrevistado. “Matar a alguien que pide que lo mates no se hace con quienes se quieren suicidar. Cuando una persona quiere morir, lo que desea es dejar de sufrir, y el Estado, la salud, la sociedad, debe aliviarle el sufrimiento. Lo que no tenemos que hacer es decirle que estamos de acuerdo con que su vida tiene que terminar”, sumó. Aseguró que el mensaje que da una ley como la de eutanasia “es que hay vidas que valen la pena y otras que no”.
El especialista comentó que el problema es que con esta ley se naturalizaría que a algunas personas se las pueda matar, y se generaría una discriminación de personas. “Si fuera un derecho pedir la muerte, sería un delito prevenir el suicidio”, apuntó. “Hay que dejar claro que la eutanasia va contra los derechos humanos. En el mundo hay ocho países donde se ha vuelto legal, y en Canadá, por ejemplo, se amplió a las personas con discapacidad”, informó.
Entender los cuidados paliativos
Parte del trabajo de la publicación de Pastorino es aclarar que cuidados paliativos no es la opción a elegir en contraparte a la eutanasia. “La persona que está sufriendo necesita el alivio, no es que elige entre una cosa y la otra”, resaltó y agregó que plantear elegir entre uno y otro es injusto, insolidario y genera una paradoja, porque los cuidados paliativos deben darse antes y no esperar a que la persona decida morir.
“Es como validar lo que diga una persona que está siendo torturada, primero hay que aliviar y después tener otra discusión. Hay que tratar a todos como humanos, los cuidados son un derecho. Cabe recordar que en dos años es posible llegar al 100% de cobertura de la población con cuidados paliativos y que el derecho se cumpla totalmente”, recordó el entrevistado.
Señaló que si las personas, en las últimas etapas de su vida con enfermedades muy severas, tienen varias internaciones en un mes, la atienden numerosos especialistas, le hacen muchos análisis clínicos diferentes, es más costoso que si la atiende el mismo equipo, en su casa, y sin tantas internaciones. “Los cuidados paliativos implican menos gastos, solo conllevan una primera inversión en personal, pero a la larga abaratan los costos”, agregó.
“¿Dónde están las garantías?”
Pastorino opinó que el proyecto sobre eutanasia aprobado en diputados “es nefasto”, aunque presume ser garantista porque si el paciente decide morir hay dos médicos generales con él y puede dar marcha atrás en el último minuto. “Sin embargo, escandaliza que la comisión de bioética analiza el caso post mortem. Entonces el médico es juez y parte, ¿y la comisión qué va a decir luego de que el paciente murió, que el médico se equivocó? Una comisión que estudie el caso luego de muerta la persona es una tomada de pelo y no es garantía para el paciente, solo es para el médico”, reflexionó.
El artículo 2 de esa ley establece que toda persona con una enfermedad crónica irreversible e incurable puede acceder a la eutanasia, si la enfermedad no le permite vivir tiene derecho a pedir ayuda para morir. “Pero enfermedades crónicas incurables e irreversibles son la diabetes, la hipertensión o la artrosis, por ejemplo, incluso podría incluirse algún tipo de discapacidad. El concepto es demasiado amplio”, sostuvo el entrevistado.
“Dicen que la ley es garantista, pero no hay psiquiatra, psicólogo, asistente social, nadie que evalúe a la persona y su familia, entonces ¿dónde están las garantías? Es sabido que en los países donde la eutanasia ya existe, las personas comienzan a pedirla por motivos que no son los originales, sino por situaciones dramáticas de la vida”, expuso Pastorino.
Según el entrevistado, se creó un relato de que la eutanasia es un derecho de la vida, pero opina que “hay que tomarse tiempo para estudiarlo en serio y priorizar los cuidados paliativos, que sí son un derecho”. Añadió que, si la eutanasia se legaliza antes de llegar a la cobertura total de cuidados paliativos, “muchas personas elegirán la eutanasia porque tienen que optar entre la muerte y el sufrimiento. Lo que hay que hacer es darle la calidad de vida que se merece hasta el final”.
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