La Asociación Civil sin fines de lucro Nativas Uruguay (ANU) celebró su salida anual en el Valle del Lunarejo en Rivera, donde reafirmaron su compromiso por la educación ambiental, la preservación y difusión de la riqueza de la flora autóctona uruguaya.
Nativas Uruguay surgió a instancia de la necesidad de que los viveros productores de plantas nativas se juntaran para potenciar su labor. Hoy nuclea a cerca de setenta socios, la mayoría viveristas, de todo el país. En el corazón del paisaje de quebradas del Lunarejo, en el departamento de Rivera, La Mañana dialogó con Pilar Stemphelet, presidenta de ANU, y el ingeniero agrónomo Andres Berrutti, integrante de la asociación.
La sede de ANU se encuentra en la escuela de capacitación de UTU en Aiguá, Maldonado, donde realizan instancias de capacitación y apoyo a otras instituciones con cometidos similares. Pilar Stemphelet era estudiante de la escuela de jardinería cuando se involucró con la Asociación de Amigos del Jardín Botánico y otros espacios verdes de Montevideo (ABOV), una asociación que ayuda al Jardín Botánico, brinda cursos de flora indígena, plantas ornamentales, huerta orgánica, y realiza salidas de campo.
Desde su ingreso a ANU, contó, “hicimos más amplio el horizonte de la asociación, ya no solo somos viveristas sino gente interesada en conocer y fomentar todo lo que sea nativo, hay ingenieros agrónomos, veterinarios, y gente que simplemente ama las plantas”.
“Antes ibas a un vivero y no existía tener una planta nativa, todo lo que te vendían era exótico, el rosal que estaba en flor, el liquidámbar, el ginkgo biloba con sus propiedades, en todos los jardines siempre con petunias hibridas de Francia, pero nosotros tenemos unas petunias nativas divinas y nadie las conoce, más rusticas, más adaptadas”, destacó Stemphelet.
La importancia de preservar lo autóctono
A través del tiempo, ANU comenzó a tener peso en el país, inclusive hoy se encuentran en conversiones con lo que era la DINAMA, actualmente dividida en la DINACEA y la DINABISE (Dirección Nacional de Biodiversidad y Servicios Ecosistémicos), “buscamos que la iniciativa Rio Negro, que es el dinero que le ha dado al gobierno la nueva planta de UPM para ayudar a proyectos medioambientales, apoye a los viveros nativos a producir mucho más. Si alguien pudiera y quisiera plantar diez mil coronillas no consigue las mudas, entonces queremos que la oferta de ejemplares nativas sea mucho mayor. Creemos que es de interés nacional y ANU puede aportar su experiencia y gente que está en el tema”, argumentó Berrutti.
Respecto de la actividad forestal en el país, Stemphelet dijo que desde algunas forestales se argumenta que “gracias a ellas hay más plantas nativas, porque al no estar el ganado permiten su avance. Por ley está prohibido cortar los árboles que crecen alrededor de la forestación”, y en esos lugares podrían crecer especies autóctonas.
Por su parte, el ingeniero agrónomo afirmó que “cuando una empresa forestal compra un campo sistematiza el predio y es muy difícil que llegue a un 70% de superficie plantada. En mi opinión personal estoy en contra del monocultivo de pinos o eucaliptus a gran escala. Si creo que debe hacerse, pero hay otras maneras, yo defiendo el silvopastoreo (ndr: combinación de producción forestal con pasturas y animales en el mismo predio), o los bosques consociados. Entiendo que por velocidad de crecimiento y capacidad de negocios la forestación tiene que seguir, pero puede ir cambiando de a poco”.
“Tenemos que empezar a diversificar. El pecado del modelo forestal creo que es haber apostado a solo dos tipos de plantas, se podrían haber plantado muchas cosas, incluso especies maderables nativas como el angico, el guayubira, el ibirapita, el ñandubay, pero destaco de ANU que estos temas se conversan, se ven diferentes opiniones, y gente que ha hecho cosas concretas de las que se pueden ver los resultados, pero tenemos mucho camino por andar”, reflexionó Berrutti.
Nativas a la calle
ANU realizaba dos o tres salidas anuales previo a la pandemia, aunque a raíz de la situación sanitaria se suspendieron durante más de un año. Hoy en su décimo aniversario la salida fue al norte del país, para recorrer los vastos montes nativos de quebradas en el Lunarejo. Además, se hacen ciclos de charlas técnicas en Aiguá abiertas al público
“Nos interesa que el público se interiorice más por las plantas nativas, muchos de los que vinieron a esta salida no son socios de ANU, pero les encantó ver in situ la planta, y ahi le va a tener cariño y si la ve en un vivero quizá la elija por su valor”, consideró la presidenta.
Stemphelet dijo que “esta salida la estamos realizando en el Valle del Lunarejo, un lugar increíble, con una flora nativa impresionante. Estuvimos en el arroyo Sepultura, en el departamento de Artigas, con plantas muy interesantes, las cortezas de árboles de cientos de años, las caliandras (plumerillo) con flores, las especies aromáticas, medicinales”.
“Pienso en un futuro de ANU volcado a la educación ambiental, a capacitar en estos temas, mostrarle a la gente los lugares de monte nativo, que hay gente con capacidad de producir más y mejores plantines de nativas, y que es lo primero que hay que hacer, plantar las especies nuestras”, afirmó Berrutti.
“También hacer un llamado a los gobiernos locales para plantar nativas en los espacios públicos, porque tenemos arbustos y árboles para veredas y calles, ibirapitá, lapachos, tenemos una flora nativa que no estamos aprovechando en su totalidad y no están reproducidas en todos los viveros”, concluyó Stemphelet.
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