Paula Moreno Román es una periodista argentina con décadas de experiencia. Es directora del medio digital EQSnotas.com, a la vez que conduce y produce el programa de Notas de Radio, de la provincia de Chubut. Actualmente preside el Foro de Periodismo Argentino (Fopea), una institución dedicada a apoyar y perfeccionar la labor periodística a lo largo y ancho del país vecino. En entrevista con La Mañana, Moreno Román compartió con nosotros sus experiencias en torno de la profesión, así como su presente y futuro en la sociedad argentina.
¿Cómo te iniciaste en el periodismo y cómo llegaste a presidir el Foro de Periodismo Argentino (Fopea)?
Soy periodista hace ya 30 años. Nací en Esquel, en la provincia de Chubut, en la Patagonia. Mi vocación periodística vino conmigo de fábrica. Soy de las que creen que el periodismo te corre por las venas. Es muy vocacional y pasional. En Esquel estudié la secundaria, me vine a estudiar a Buenos Aires, hice la carrera y decidí regresar a mi ciudad a desarrollar mi profesión. Desde entonces trabajo fundamentalmente en radio y televisión. Hace ya ocho años que tengo mi propio sitio digital, con información de la región en general. Desde allí siempre fui activa partícipe de las organizaciones que tienen que ver con el crecimiento y el fortalecimiento del periodismo profesional. En ese sentido, Fopea ha sido clave, a lo largo de los 22 años que está por cumplir, en ese crecimiento del periodismo profesional argentino, con un planteo muy federal, con socios en todas las provincias. Somos más de 650 socios y seguimos creciendo. Hace ya tres años fue la primera elección formal que se hizo en Fopea, hubo dos listas y los socios definieron que yo fuera la presidenta. Fue la primera vez que una mujer estaba en la presidencia y la segunda vez que había alguien de las provincias, porque en general eran todos colegas de Buenos Aires. Así que también es un dato que me llena de orgullo
¿Cuáles son los principales campos de acción de Fopea?
Somos una entidad de la sociedad, no somos un gremio. Trabajamos sobre tres ejes clave: la defensa de la libertad de expresión, el fortalecimiento del periodismo profesional y siempre desde un concepto federal. Hacemos formaciones en todo el país, estamos todo el tiempo generando proyectos para llevar capacitaciones a todas las provincias. De hecho, acabamos de cerrar el año hace muy poquito, con la última capacitación presencial en Río Gallegos, provincia de Santa Cruz. Estuvimos este año en Misiones, Salta, Rosario, Córdoba, hacemos dos congresos que son claves para nosotros, uno de periodismo multiplataforma, que tiene todo lo último vinculado con novedades tecnológicas, siempre focalizadas en periodismo. Y el internacional de Buenos Aires, que lo hicimos hace muy poquitos días y fue un éxito. Lo hacemos siempre en la Universidad de Palermo y la concurrencia es cada vez mayor. Nos desafía poner en debate los temas de la actualidad, del periodismo.
Dentro de los soportes del periodismo, ¿qué lugar le asignás a las ediciones en papel?
No sé si soy optimista en relación con el papel, sí con el periodismo. Creo que estamos en un momento muy difícil, en buena medida porque el ecosistema de medios está muy fragmentado. Como periodistas, debemos tomar conciencia de lo indispensable que es actualizarse. La competencia es mucho más amplia. En Argentina, particularmente, las condiciones económicas son muy complejas y las presiones también, en términos políticos. El escenario es realmente difícil en Argentina y más allá.
Creo que el papel está en vías de desaparecer, aunque no sé en cuánto tiempo. No creo que sea así con el periodismo. Primero, el periodismo es resiliente por naturaleza; además, desde el concepto de la construcción de ciudadanía, el periodismo ofrece un contrapeso, que necesitan nuestras audiencias, al ejercicio del poder. En Argentina, todos los discursos –hoy es el del presidente Milei, pero antes el de Cristina Fernández y el de Mauricio Macri– cuando tuvieron algo que reprochar estaban basados en investigaciones que en general había hecho el periodismo, ni siquiera el Poder Judicial había respondido concretamente a la ciudadanía. El periodismo tiene un valor insoslayable. Seguramente deba reorganizar sus narrativas, sus formas, es parte de lo que nos debemos y tenemos que mirar hacia adentro y trabajar con mayor rigurosidad y criterio, porque también es cierto que en el mundo la gente está creyendo cada vez menos en el periodismo. Pero creo que es posible volver a recuperar la confianza, creo mucho en el periodismo, utilizando las nuevas plataformas y los nuevos espacios tecnológicos.
En ocasiones te has referido a los diarios La Vanguardia y The Guardian como ejemplos de giros y reconversión. ¿Podrías ampliar al respecto?
The Guardian y de La Vanguardia han anunciado no hace mucho tiempo que se van de la red social X. Fue una noticia que me da la sensación de que sacudió, o por lo menos puso en debate si hay supervivencia más allá de las redes, en particular X, que es una red bastante particular por su alcance, por su protagonismo, por la figura a la que pertenece, que está muy cerca hoy del presidente Trump. Me parece que no es una red más, no es tan masiva, pero tiene una incidencia concreta en la agenda de un círculo que toma decisiones. Entonces, me parece que fue interesante la postura de estos medios, planteándose qué hacer en un escenario que es muy conflictivo para los medios de comunicación o para los periodistas, que además solo mira extremos, donde el gris parece tibio e innecesario. Una figura muy próxima al presidente Milei decía que son más peligrosos los que sostienen la mirada del gris, esa mirada intermedia, que los de izquierda, que el comunismo. Decía que es más peligroso el gris porque quienes tienen esa mirada no están parados en ningún lado, entonces es difícil leerlos. A mí me parece que el periodismo, en esencia, debe recuperar ese lugar. Sin hacer una gran prédica de los criterios de objetividad que nos enseñaban en la facultad. Soy de las que creen que nos deshumaniza eso. Tenemos que generar una subjetividad responsable porque todos traemos nuestros valores y venimos desde algún lugar y eso nos construye. Pero, en definitiva, al momento de ejercer el periodismo debemos hacer que esa subjetividad sea responsable.
Hay una definición en torno a cuáles son los canales por los que debemos dar a conocer nuestro trabajo y quizás sea un espacio para repensarnos. También hay que ver cómo se va moviendo toda la dinámica de las diferentes redes, de las que generaron o gestaron el discurso del odio y cuáles son los anticuerpos de las otras redes para que no les pase lo mismo. Es un escenario que interpela a los que utilizamos redes sociales, a los que queremos inyectar otro discurso en ellas, incluso desde el periodismo. Es un momento súper atractivo para no perder nada de vista, son muchos los frentes abiertos.
¿Cómo puede un medio subsistir sin competir con las fast news o los titulares gancho? Los titulares neutros, medidos o racionales tienen menos atractivo que los otros.
Ese es el desafío del momento, la sostenibilidad. Hay que eliminar esta idea de que el dato no es atractivo. El dato es atractivo en sí mismo, pero tiene que ser revelador. Y ahí tiene que haber un trabajo de investigación y de base desde el ejercicio periodístico. El gran tema es recuperar la investigación periodística. No necesariamente tienen que ser los Panama papers o Pandora, o la gran investigación en comunidades donde hay mucha información local o hiperlocal. La investigación tiene peso porque, además, ahí juega la proximidad. El dato que se pueda obtener a través de una investigación bien hecha, a conciencia, puede ser muy interesante y monetizable, puede ser muy atractivo y generar identidad en los medios y hacer que eso después efectivamente sea apreciado en términos económicos, desde los espónsores hasta las suscripciones, si las hubiera en el caso de los de las audiencias, o inclusive desde la filantropía, porque hay muchos medios que hoy están también apostando a esto. A mucha gente en el mundo aún le importa la libertad de prensa. Y ponen en valor esos espacios que hacen buen periodismo y los financian. Los medios tienen que pensar proyectos que se metan en esos espacios o terrenos. La sostenibilidad también es posible desde ese lugar.
Sin embargo, muchas de estas oportunidades para medios ya vienen signadas en las temáticas. ¿No hay un riesgo allí desde el punto de vista ético?
Eso hay que verlo en cada caso. No hay mucha filantropía sin condiciones, pero sí les importa mostrar responsabilidad social. Hay de todo, hay quienes lo usan para de alguna manera lavar imagen, esa es la realidad, y hay otros que lo ven como una posibilidad de marcar presencia sin incidir en los contenidos en el perfil editorial. Creo que hay que buscar, hay un poco de todo, pero sí, hay que rastrear y decantar. Esa es parte de nuestro trabajo, ver con quién establecer esa alianza.
Hablabas de la investigación, de la importancia de sumar al medio un equipo de investigación para generar contenidos.
Lo mejor que puede pasar es que los periodistas estén preparados en investigación. Si el periodista tiene el perfil investigador acentuado, hoy tiene más herramientas con la tecnología. En Fopea hacemos muchísimas capacitaciones de ese tipo, les damos herramientas a los profesionales para que determinadas investigaciones se den o sepan a dónde ir a buscar y después procesar esa información. Ese sería un abecé muy elemental para cualquier medio, que el periodista tenga esa data, ese know-how incorporado, tendría que ser casi una base. Después sí, ir profesionalizando en la medida en que la temática te interese o identifique tu medio. Debieran ser básicas algunas herramientas que no son complejas ni pagas, solo es saber utilizarlas y están a disposición, incluso en tiempos de desinformación e inteligencia artificial. Usar la inteligencia artificial a conciencia, con perfiles éticos, también nos optimiza tiempos y procesamiento.
La tecnología nos tiene que permitir enriquecer el contenido, pero tenemos que amigarnos con ella. Insisto que no es tan complejo, que en Argentina tenemos muchos capacitadores que están disponibles. De hecho, muchos van a medios y capacitan redacciones para decirles: “Miren, la inteligencia artificial por el perfil que ustedes tienen les serviría de esta manera”, y eso realmente después te abrevia procesos. Y, sobre todo, quita carga de trabajo. Entonces, ese mismo perfil de periodistas lo podés destinar a otra tarea, reorganizar redacciones. Eso en varios lugares de Argentina se está haciendo y en medios de provincias. No hablo de los grandes del país. Son experiencias muy interesantes.
¿Cómo ves la incorporación de las nuevas generaciones, ya nativas digitales, cómo llegan al periodismo?
Hay que inyectar periodismo de base, con las nuevas narrativas, y tener la apertura suficiente como para incorporar lo que sean capaces de aportarnos en términos de narrativa. Si no somos capaces de ser permeables a las nuevas miradas, me parece que estamos perdidos. ¿Cuál es nuestro punto de encuentro? ¿Qué hacemos los que venimos de pensar el periodismo, de tener el olfato periodístico para identificar el hecho noticioso, con las nuevas formas de contarlo? Ese tiene que ser un punto de encuentro. Los medios necesitan tener una mirada permeable a las nuevas generaciones, que traen todo este contenido y esta creatividad.
Sos periodista en Argentina, ¿cómo vivís lo que desde afuera vemos como una polarización constante, en la que un medio dice una cosa y el otro dice lo opuesto?
La Argentina tiene un proceso que se denominó la grieta hace muchos años, ya en la gestión del kirchnerismo. Eso también penetró en el periodismo y no fue un buen proceso. Fue muy doloroso y dividió mucho a toda la comunidad periodística. Lo que tenemos es un discurso polarizador, con un presidente que tiene un tono muy agraviante hacia el periodismo, en principio como título general y luego a periodistas puntuales que tienen incidencia. Diría que el nivel de agresión de la primera línea de gobierno contra el periodismo ha hecho que desde sectores que antes parecían en las antípodas ideológicas, estén todos reprochando los dichos de Milei, quien finalmente unió a perfiles que eran muy asociados al kirchnerismo y muy asociados a lugares más conservadores o próximos a Macri o hasta al mismo Milei, en reproches o en rechazo a esa manera de dirigirse y de cuestionar el periodismo sin argumentos. El problema es que no podemos confrontar ideas, no hay margen para eso, porque justamente la discusión se da en los pocos caracteres que Twitter habilita y termina siendo muy caprichosa. A eso se suma todo un esquema paraestatal que va en contra del periodismo de manera constante. Nosotros en Fopea lo padecemos especialmente. Así que lo veo con dolor porque parece que nada bueno puede salir de ahí. Hay que trabajar mucho en sostener la calidad periodística, porque a todo lo que tenga que ver con agravios y con esta idea de deslegitimar la tarea periodística solo se puede responder con mejor periodismo.
¿Cómo hacés que tu profesión esté más cerca de la verdad, o del compromiso con ella?
El que hace periodismo a conciencia y pasión, como decía antes, no admite otra forma de hacerlo. O sea, había un filósofo que hablaba de que el periodista tenía que sostener la expectativa de la verdad, siempre, aproximarse todo lo posible. Esa es nuestra tarea. Si resignamos eso, resignamos todo, porque ¿qué nos diferencia? Ya nada nos diferencia. Nuestra tarea, hoy más que nunca, es trabajar por la verdad contrastable, con diferentes miradas, o las verdades, si querés, pero desde un lugar que permita todas esas ópticas y enfoques. Es difícil el tema de la verdad, pero me parece que nadie que se diga periodista puede alejarse de allí.
“La radio tiene una estructura que trasciende el tiempo”
Respecto de su trabajo como productora de Notas de Radio, Paula Moreno Román comenta: “Tengo un equipo en el que trabajan cinco personas más. Hay corresponsalías, locutores, cronistas de calle. Es un programa que está coproducido con la empresa en que se emite, que es un canal de televisión y tiene su radio, así que también se emite por televisión”.
La permanencia del programa en el tiempo implica adaptarse a las nuevas tecnologías y sus formatos: “Este año incorporamos el streaming y es necesario adecuar tareas. Hoy la realidad indica que los equipos enormes son insostenibles en términos económicos, hay que adecuarse”.
“A mí siempre me gustó producir. Yo produzco mis notas y las entrevistas las hago yo. Llevo 30 años haciendo el programa y ya, más o menos, los entrevistados me conocen”, explica. Al mismo tiempo, entiende que la clave es la construcción, a lo largo del tiempo, de una reputación. “Lo que uno va construyendo, y el resto es llevarlo adelante. Cuando se enciende la luz de ‘Aire’, cada vez la emoción es como el primer día”, reflexionó Paula Moreno Román.
TE PUEDE INTERESAR: