Las inversiones totales que proyecta OSE suman muchísimo más que el presupuesto anual de US$ 70 millones, sin embargo, su presidente Raúl Montero, entiende que el desafío financiero implica creatividad a la hora de resolver problemas, lo que da más valor a las gestiones. Montero relató que grandes avances están en proceso para el sistema de agua potable uruguayo que cumple 70 años como tal.
OSE es la heredera de dos vertientes: una de ellas comienza en 1871, vinculada a las instalaciones realizadas para que llegue agua desde el río Santa Lucía a Montevideo, que luego fueron adquiridas por una empresa inglesa que las tuvo hasta 1950. Paralelamente, en el siglo XX, en el ámbito del Ministerio de Obras Públicas, la dirección de Saneamiento empieza a desarrollar la infraestructura de agua y saneamiento en el interior del país.
Esas dos iniciativas convergen en 1952 en lo que hoy es OSE. Esta empresa estatal se nutrió de la iniciativa del siglo XIX de dar agua a Montevideo y de la vinculada al Ministerio de Obras Públicas para atender el interior. OSE le da agua a todo el país, así como el servicio de alcantarillado, menos en Montevideo.
Esa precocidad que tuvo Uruguay con el tema del agua marca la antigüedad de esta iniciativa y, en cierta forma, indica la génesis de algunos problemas actuales. “Siempre digo que es nuestro orgullo poder decir que en el siglo XIX ya había gente pensando en el agua de Montevideo, y que en el primer tercio del siglo XX estaba iniciando el tema del agua potable y del alcantarillado en todo el país. Pero eso marca, a su vez, que tengamos caños tanto de agua como de saneamiento de más de 100 años”, sostuvo a La Mañana Raúl Montero, presidente de la empresa estatal.
¿Cómo encuentran a OSE estos 70 años?
El jerarca comentó que para entender la realidad actual de OSE, es necesario detallar cuáles son los principales objetivos de la empresa en este momento, hechos que se vienen trabajando en el directorio.
Entre ellos nombró la necesidad de fortalecer y darle más seguridad al sistema de abastecimiento de agua en toda el área metropolitana, ya que se trata de un servicio “con una extrema fragilidad, tanto porque depende de una sola fuente que es el río Santa Lucía, como también de una sola planta que está al límite de su capacidad de producción, que es Aguas Corrientes, y de cuatro tuberías, que una de ellas tiene 151 años”, explicó.
En ese marco, OSE está promoviendo tener una nueva planta que extraiga agua del Río de la Plata, para que tenga una capacidad de producción importante frente a la de Aguas Corrientes, con un porcentaje superior al 20%, y también una nueva tubería.
“Esto mitigaría ese riesgo de que Montevideo sufra falta de agua, tanto sea por escasez de materia prima o de capacidad de producción, o falta de capacidad de transporte de agua. Atacaríamos los tres problemas que podrían ser el origen de la posible falta o déficit de agua potable de la zona metropolitana”, detalló el presidente.
Un segundo objetivo es el saneamiento, que tiene unos 100 años en algunos lugares del país y que solo cubre la mitad de la población urbana. El 50% de las personas del interior en pueblos y ciudades no tiene servicio de alcantarillado sanitario o saneamiento.
“Por lo tanto, el otro objetivo es avanzar en ese porcentaje, hacerlo crecer de un modo importante y es así que estamos proponiendo una obra en más de 60 localidades de todo el interior por un monto de unos US$ 250 millones, a los efectos de lograr que más uruguayos tengan ese servicio que es tan importante para la vida y la salud”, comentó Montero.
Expuso que, en cierta forma, este plan permite cerrar el ciclo que se da cuando una persona tiene agua potable y alcantarillado. “OSE toma de una fuente que puede ser una laguna, un río, un arroyo o una perforación, agua subterránea, la vuelve potable, hace que llegue a la población y esta la usa. Luego de usarse, se recolecta por el sistema de alcantarillado y OSE la aleja de la vivienda, llevándola a una planta de tratamiento de líquidos residuales y la devuelve al medio ambiente de una forma amigable”, relató.
Definió al proceso como un ciclo urbano del agua, que en aquellos lugares y para quienes tienen servicio de alcantarillado y agua potable queda cerrado por el mismo organismo. Dijo que esto implica que la barrera contra muchas enfermedades hídricas o de transmisión hídrica se vea reforzada ya que aleja rápidamente al agua servida de las viviendas.
Bajar el arsénico y aumentar la oferta
Otro de los objetivos que planteó Montero es la remoción de arsénico en más de 160 lugares de todo el país. “Estamos embarcados en esa lucha, ya hemos bajado a 150 sitios, pero el grueso de esas soluciones llegará en 2023. El origen de este tema está en un cambio de norma que fue anunciado hace unos 10 años, pasando de 20 microgramos por litro a 10”, explicó.
A su vez, se busca seguir fortaleciendo los sistemas de agua potable de todo el interior. En tal sentido, el verano pasado mostró algunas deficiencias en ese abastecimiento, pero se cree que la situación mejorará este verano.
“Por ejemplo, en la Costa de Oro hemos hecho una doble apuesta: aumentar los clientes, así como la oferta de agua, de forma de cubrir la demanda creciente. Hemos creado una nueva usina en el km 65 de la ruta Interbalnearia, se ha reforzado la usina de Costa Azul y además se han creado nuevas fuentes para alimentar esa usina nueva y la suba de producción de la ya existente”, detalló.
En ese sentido, para el verano se reforzará la usina de Melo, que tuvo grandes problemas el año pasado. También se ha trabajado mucho en la ciudad de Rivera, donde hubo deficiencias. El sistema de Punta del Este, Maldonado, Piriápolis y San Carlos se nutre de la usina de la Laguna del Sauce, “por lo tanto, cualquier movimiento siempre es más costoso y lleva más tiempo”.
Según el entrevistado, están trabajando en diferentes puntos del país con diversos proyectos, como una nueva planta para Santa Lucía. “Estamos incluyendo, para los próximos años una planta para Mercedes y trabajando para poder incluir también a Fray Bentos, que serían las últimas capitales que no cuentan con tratamiento de líquidos residuales”, indicó Montero.
El entrevistado recalcó que muchas tuberías tienen más de 100 años y que esto es, en parte, el origen de los malos números que tiene la OSE en cuanto al porcentaje de agua facturada sobre agua elevada. “Esa también es una línea de trabajo. Hemos contratado una empresa israelí que sabe mucho sobre ahorrar agua y evitar pérdidas”, expuso, “para sumar esos conocimientos a los que ya tiene OSE, pero consideramos que esos aportes pueden ser muy favorables”, puntualizó.
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