Con más de mil habitantes en su interior, el Palacio Salvo es una ciudad en miniatura. Tras un proceso de seis años, este edificio estampa de Montevideo inicia una etapa de reparación en su fachada con un presupuesto y un tiempo de trabajo por ahora indeterminado. Desde la avenida 18 de Julio podrán verse trabajadores sobre andamios que, con sus manos, tratarán de realizar el mismo trabajo que realizaron constructores hace casi un siglo atrás.
Monumento histórico nacional, el Palacio Salvo es una de las construcciones que para nadie pasa inadvertida. Emplazado en la antigua Giralda –lugar donde sonó por primera vez La Cumparsita– a lo largo de sus 27 pisos guarda mil historias. El Salvo despierta admiración e inquietud, como esa que tuvo Le Corbusier en su visita a Montevideo en 1929, un año después de inaugurado el edificio. Cuentan que al encontrarse con el flamante Salvo, el reconocido arquitecto, preocupado por el estilo ecléctico del palacio que nada tenía que ver con el estilo de la ciudad, sacó los cálculos necesarios para encontrar el punto exacto desde el que se debería disparar para demolerlo.
Los secretos del ícono montevideano
Eduardo Rabellino es desde hace seis años guía de visitas guiadas -ahora suspendida debido a la pandemia–tanto a turistas extranjeros como a uruguayos. En su recorrido uno puede conocer el mirador del piso 25 que ofrece una vista privilegiada de la ciudad, ir a la terraza del piso 11, descubrir el gran salón de fiestas o el club de billar. Y, por supuesto, conocer sus leyendas urbanas. “Los visitantes se acercan tanto para descubrir su arquitectura como adentrarse en ese periodo histórico de la década del 20 y el 30, muy importante para el país. Hoy es fascinante como, 90 años después, el Salvo sigue siendo un referente en la ciudad”, expresó Rabellino en diálogo con La Mañana.
Actualmente, en sus 380 unidades viven más de mil personas. Por supuesto, el Salvo no escapa al paso del tiempo ni al clima marino de Montevideo, con sudestadas que le pegan con fuerza al edificio. En las últimas décadas vivió el desprendimiento de elementos de su fachada. Para frenar el riesgo que corren las personas que diariamente transitan por la vía pública es que eliminaron algunos ornamentos. De eso hacen ya treinta años, pero el riesgo continuó, pues más cercano en el tiempo comenzaron a caer materiales de bordes de balcones y ventanas, por lo que se colocó un tejido metálico sobre la avenida 18 de Julio y la calle Andes para eliminar el peligro que conlleva para los transeúntes. De esto hace ya seis años, pero hoy el Salvo ataca la situación a fondo y comienza una obra que va más allá que una reparación y que une el pasado con el presente.
Desde el año 2015 el Salvo comenzó un proceso de mejora continua, se llevaron a cabo reparaciones sanitarias y eléctricas y se modernizaron también ascensores, tratando de respetar la estética original. Al ser un edificio que no fue concebido como un lugar de viviendas, sino como un hotel, no existían cocinas. Al irse incorporando estas, se acarrearon problemas propios relacionados con instalaciones y con suministro de agua, que era insuficiente. Estos inconvenientes se resolvieron, pero quedaba uno más. En el último tiempo, la asamblea de accionistas –compuesta por 280 personas– votó la creación de un fondo de obras donde se contempla “el gran sueño”: la fachada.
“Hasta ahora siempre habíamos ‘apagado incendios’, realizamos intervenciones luego de que había un desprendimiento”, relató Alejandra Arseniato –Gerente de Palacio Salvo– a La Mañana. Es que la parte presupuestal no es menor e incluso aún no se sabe la cifra final que demandará realizar la puesta a punto. “La idea es que una vez que comiencen la ejecución, continuemos adelante”, aseguró la entrevistada. En esta misión, los accionistas realizaron un esfuerzo especial, contó. A la exoneración de la contribución inmobiliaria desde hace dos años, que configura un ahorro, se le suma la recaudación de una cuota especial que abonan los accionistas, para poder recaudar los fondos necesarios para tal fin. De todas formas, Arseniato adelantó que será necesario recurrir a tocar puertas, tanto de públicos como de privados, para poder completar la reestructuración soñada. En este sentido, recordó que la iniciativa se enmarca en un resultado de impacto positivo para la ciudad. A la vez, va de la mano con un mix de acciones que el Salvo viene llevando adelante desde hace un tiempo, que van dirigidas hacia la comunidad e intentan revertir una imagen de un palacio “mal visto”. Dentro de estas acciones figuraron exposiciones culturales, visitas guiadas, talleres, y ser sede del Museo del Tango.
Un desafío de gran altura
El trabajo a realizar –que comenzó su primera etapa el pasado 15 de julio– se encuentra dirigido y proyectado por el arquitecto Carlos Pascual, mientras que el arquitecto Francisco Collet, director de la empresa constructora Modilor –especialistas en edificios patrimoniales– está a cargo de la obra. En entrevista con La Mañana, Pascual explicó que en la primera etapa se pretende realizar una experiencia piloto con un andamio que lleva hasta la base de la torre, equivalente a unos 12 pisos (28 metros) donde se recorrerá de primera mano la fachada. Los profesionales tocarán con sus propios nudillos el estado del revoque para identificar la gravedad del daño y plantear a la sociedad del Palacio Salvo lo que se espera de aquí en más. “Vamos a realizar la reparación de la mitad de la fachada de 18 de Julio. La solución técnica la iremos viendo a medida que avancemos”, indicó.
A ciencia exacta, los arquitectos no saben con qué se encontrarán. Si bien hay una base de un estudio realizado por la Facultad de Arquitectura donde se realizó un mapeo de los daños de la fachada, no está propuesta la solución material y técnica. Tampoco hay moldes, apenas sí registros fotográficos frente a los cuales, señaló Pascual, se debería identificar alguna tecnología para transformar la imagen en 3D, sobre todo, de los ornamentos realizados en la época. En toda esta tarea el arquitecto debió trasladarse a Buenos Aires donde visitó al hermano gemelo “y rico” del Salvo, el Palacio Barolo –realizados ambos por Mario Palanti– pero no se encuentran más puntos en común que la lógica de construcción y estilo.
Por lo tanto, la consolidación del revoque a realizar debe ser artesanal. Esto insume dos cosas, por un lado, un trabajo profesional que no deje huellas y, por otro, una especie de “conversación a través del tacto” con los constructores del Salvo.
“Vamos a tener el privilegio de palpar cosas que hicieron con sus manos personas en 1928 y vamos a tener la misma visión que ellos tuvieron”, expresó por su parte Collet, quien agregó que en Uruguay se tiene capacidad de restaurar “al primer nivel”. El entusiasmo que mostró lleva detrás la mística de las tareas que realizan y que insumen, incluso, meterse en la torre del Hospital Pasteur y vivir su experiencia, realizar reconversiones en conventillos e, incluso, restaurar una catedral en Florida o una vieja casona en Paysandú con la arena del río que corre a unas pocas cuadras.
“Sentimos que todas las obras que hemos realizado anteriormente nos han ido preparando para este momento”, añadió. En estas tareas se ha ido perfeccionando la técnica para lograr un revoque hecho con fórmulas y ajuste de colores que se asemejen lo más posible al original. Y de esta forma, adelantó que el Salvo no se pintará, sino que se tratará de llegar al tono exacto que tiene, pues hay que respetar su antigüedad, tal como si se tratara de un señor elegante.
Tan importante es la técnica como la actitud, y en este sentido se contempla de forma positiva el involucramiento de los operarios con la obra. En esta línea, Collet anticipó que los obreros que trabajarán están interesados en visitar el edificio con su familia para verlo desde un punto de vista patrimonial. “La restauración es una oportunidad de volver a cultivar el mismo oficio y de hacerlo bien. Es muy importante que el operario que trabaja lo haga con la condición personal de hacerlo bien. En este caso, da un aporte adicional a la vida de cada operario trabajar en el Salvo”, concluyó.
TE PUEDE INTERESAR