Símbolo de libertad y paz, las palomas también han cargado por años con diversos estigmas. Sin embargo, su utilización como mensajeras ha marcado tanta raíz que hoy Uruguay conserva cinco asociaciones que realizan competencias cada año e incluso están adheridas a la Secretaría Nacional de Deporte. Si uno levanta la vista al cielo, incluso, se las puede ver llegar.
La colombofilia es un deporte poco conocido cuya base es la competencia de palomas. Las aves son enviadas a un punto concreto de suelta para registrar, a través de un cálculo por velocidad, su tiempo de llegada. Los colombófilos van sumando distintos puntajes a través de cada una de las carreras, los que se suman en un marcador para, finalmente, definir un campeón.
En nuestro país, la colombofilia es un deporte que está asociado a la Secretaría Nacional de Deporte. Además, cada paloma lleva un registro en el Palomar Militar. Es que de hecho, el envío de palomas mensajes remonta su uso a las guerras donde, desde distintos frentes eran enviadas con el fin de que transmitan información en clave sin ser tomadas por el enemigo. En la Primera Guerra Mundial su utilización jugó un rol clave y si bien con la llegada de distintos avances tecnológicos perdieron su lugar como medio de comunicación, su entrenamiento y posterior competencia por parte de distintas asociaciones de personas amantes de estas aves continúa en pie.
En este sentido, la Sociedad Colombofila Dr. Manuel Quintela es la más antigua de Uruguay. Fue fundada en el año 1922, casi en simultáneo a la Federación Colombófila Argentina, y conforma una de las cinco asociaciones de colombófilos en nuestro país.
La cría y entrenamiento de palomas para su competencia tiene un factor hereditario muy fuerte, aseguró Luis Terra, integrante de la Asociación Colombófila El Chasque, de Capurro, en entrevista para La Mañana. Su padre fue presidente de la sociedad pionera en este tipo de competencia en el país y, cuando Terra nació, ya estaba rodeado de palomas para la competencia. A sus cuatro años de edad tuvo su primera paloma, y a los ocho compró en un remate una de la que aún no se olvida. “Recuerdo el número que tenía, su aspecto y características, la forma de volar y de moverse”, señaló.
Es que, aunque a simple vista puedan parecer todas iguales, para el colombófilo cada paloma es totalmente diferente de la otra, y se la puede reconocer aún en la distancia del vuelo. “Es como cuando al tambero le dicen que todas sus vacas son iguales, él sabe que no es así”, ilustró en comparación.
El envío de palomas mensajes remonta su uso a las guerras donde, desde distintos frentes eran enviadas con el fin de que transmitan información en clave.
Hoy, Terra cuenta con cerca de cuarenta palomas aptas para vuelo, dado la época del año –la mayoría son pichonas-. Para el comienzo del verano este número aumentará a 130. Las aves adultas las entrena cada día unas dos horas, aunque el tiempo en general que le dedica cada día puede ser mayor, llegando incluso a unas cinco horas debido a su gran pasión, a pesar de que también reconoce que hay días en los que el tiempo dedicado es el justo y necesario para poder cumplir con otras responsabilidades.
Las palomas deben estar en buen estado físico para poder cumplir con los desafíos, por lo que también reciben una alimentación balanceada y vitaminas. Las competencias intersociales federales ocurren en los aproximadamente 24 fines de semana que tiene el año –aunque desde la llegada del Covid-19 están detenidas- y participan en conjunto las sociedades de Salto y Carmelo.
Durante las competencias las aves son enviadas a un punto específico para que realicen su retorno a su hogar. El sitio más lejos desde el que se puede volar (o “correr”) es Bella Unión, a 550 km de distancia, aunque en otros países, como Argentina, se han registrado carreras más largas que superan los dos mil kilómetros. Terra asegura que, si las condiciones climáticas son apropiadas, una paloma puede recorrer mil kilómetros en un día. Sin viento, las aves vuelan a unos 60 kilómetros por hora, aunque se han constado tiempos de 140 kilómetros por hora.
Cada paloma puede vivir entre 18 y 20 años, aunque su vida útil para las competencias es hasta los seis años.
Ahora bien, cómo es que sucede que la paloma sabe el lugar exacto donde debe volver no se sabe a ciencia cierta aún. “Es un misterio”, aseguró el entrevistado. Factores tales como las coordenadas, la visualización y reconocimiento del entorno e incluso los campos magnéticos, tienen que ver con la explicación de su orientación. “Hay palomas que vuelven rápidamente, otro que los hacen lento, en general van quedando a través del tiempo aquellas que se van orientando con más velocidad”, explicó.
En la competencia participan distintos colombófilos a través de las instituciones afiliadas, las que abonan una cuota que amortizan los fletes de envío al interior. Cada persona participa con diez palomas en cada carrera.
En concreto, Terra indicó que en Uruguay existen cerca de cincuenta colombófilos, aunque reconoció que cerca de 30 están en competición.
En comparación a las competiciones de antaño, Terra comentó que las carreras continúan siendo las mismas, dado que Uruguay no ofrece demasiadas opciones de distancias. Pero, lo que sí ha cambiado ha sido el sistema de registro de llegada de las aves. Mientras que antes llevaban un anillo de goma en la pata enumerado, hoy todo se realiza de forma electrónica y vía internet a través de un chip que llevan las palomas. “Esto ha mejorado mucho, ya que no es necesario estar tocando las palomas y le reduce su estrés a la hora de la llegada, preservando su tranquildad”, observó.
Consultado sobre los hilos que lo mueven para continuar compitiendo durante toda su vida, Terra manifestó: “Disfruto verlas volar y ver su llegada de la carrera. Hay una adrenalina muy especial”.
Más que un hobbie
A nivel institucional, la Federación Colombófila Uruguaya forma parte de la Secretaría Nacional de Deporte y son invitados permanentemente a las reuniones, aseguró Terra. Además, integran el Ministerio de Defensa. Actualmente se encuentran en proceso de regularizar su situación para tener mayor apoyo institucional por parte del gobierno y del Ministerio.
Si bien en Uruguay no se han realizado competiciones con otros países debido a distintas situaciones de homologación de sanidad entre una nación y otra, que llevan procesos lentos. “También hay mucho de ignorancia, porque las enfermedades de las palomas están en ambos lados y nosotros las cuidamos de la mejor manera”, agregó.