La vida la golpeó pero salió adelante. Con solo 39 años y tres hijos, sufrió la pérdida de su esposo y tuvo que tomar una decisión que marcaría su rumbo y el de su familia. Con seguridad y haciéndole caso a su intuición, optó por “trabajar el campo”, herencia que él le había dejado, y no paró de crecer. Hoy es una de las productoras rurales más reconocidas en el medio y reivindica el valor del trabajo. Le gusta estar en todos los detalles de cada proyecto, pero en su día a día sobresale su rol de madre y abuela. En entrevista con La Mañana, la empresaria habla de la política, del fútbol, y remarca que “Uruguay no es solo Montevideo; tenemos que sentirnos uruguayos y no solo montevideanos”.
Con más de 25 años como productora rural, ¿cómo recuerda sus comienzos?
Sorpresivamente me tuve que ocupar del campo sin saber nada y siendo de Montevideo, por lo cual el esfuerzo fue más grande en el sentido de que tenía que terminar de acostumbrarme a otro ámbito, fuera de la ciudad. Pero hoy, después de tantos años, yo siento que fue una buena experiencia desde el punto de vista no solo empresarial sino también humano. Uruguay no es solo Montevideo, tenemos que sentirnos uruguayos y no solo montevideanos, y eso yo lo logro con la actividad agropecuaria, me encanta y me siento orgullosa de eso, y trato de transmitirlo a mis hijos y a mis nietos, es decir, que no todo tiene que girar en Montevideo.
Tuvo que ocuparse repentinamente por el legado que le había dejado su esposo.
Claro, yo tenía la opción de trabajar el campo o venderlo, y opté por la primera, sobre todo por esa impronta de ser activa, de hacer las cosas más intensamente, y con un criterio más empresarial y no solo productivo. Con el tiempo, también reconozco y tengo muchísima conciencia de que al trabajar en el agro hay que cuidar el ambiente, el ganado.
El acuerdo entre el Mercosur y la Unión Europea “es un gran paso que se ha dado, porque además fueron 20 años de negociaciones”
Le generó otra conciencia que no tenía.
No la tenía para nada. Es decir, no son solo números, sino que también tenés que estar haciendo un balance entre el bienestar animal, el cuidado del medio ambiente y producir cosas responsablemente.
¿Qué rol le gusta tener en sus emprendimientos? ¿Prefiere estar al mando o delegar?
Estoy al mando. Sí me doy cuenta de que me tengo que rodear de gente cada vez más preparada porque está todo más tecnificado, entonces eso no lo puedo descuidar. No delego en la planificación, hacia dónde va la empresa, cuál es el rubro que más nos conviene, de eso me ocupo yo. Tengo que estar totalmente al tanto de qué es lo que está pasando en el mundo, qué es lo que está demandando, qué pasa en China, el tema de la peste porcina, por lo cual se vino abajo la soja, pero sin embargo se viró totalmente la demanda por la carne vacuna, se valorizó mucho más. Todo esto es un dinamismo de siete meses.
Cosas que no se pueden prever.
No, claro, y por eso tenés que estar informada, estar en la ciudad, en el campo, en la gestión, abierta a los cambios dinámicos, y no dejar pasar las oportunidades importantes que podés tener de producción.
¿Tiene en cuenta el contexto regional, lo que sucede alrededor?
Claro, porque antes en la agropecuaria el riesgo que más corrías era el tema del clima, si te llueve, si no te llueve, si agarrás una seca. Nos pasó, no en este ejercicio sino en el pasado, con la soja, que fue un desastre por la seca. Pero también tenés que tener otras responsabilidades y estar atento a ver qué pasa, los tratados de libre comercio que se están dando en el mundo, cuál es el target al que tenés que apuntar. A su vez tenés que ser muy responsable en la trazabilidad; es una gran virtud que tiene el país el haber logrado la trazabilidad obligatoria, lo cual nos permite saber la edad del animal, de dónde viene, qué seguimiento tuvo, el peso, la ganancia, y eso es muy bien visto en el mundo y nos ayuda a colocarlo. Por otro lado, de pronto ya es muy poco lo que se tiene que plantar de trigo porque el consumo de pan bajó o hay otros proveedores de trigo en el mundo, o nuestro principal comprador es China, entonces hay que apuntar a lo que quiere ese país. Todo eso son cambios increíbles en los últimos años.
¿Cómo vio el acuerdo entre el Mercosur y la Unión Europea?
Es un gran paso que se ha dado, porque además fueron 20 años de negociaciones. Francia está preocupada porque vamos a empezar a competir mucho más con nuestros productos; hay otros rubros que de pronto se ven favorecidos en Europa con respecto a nosotros, pero se va a implementar en el correr de unos cuantos años, o sea que va a ser todo muy gradual.
¿Cree que Uruguay es un país competitivo o queda camino por recorrer?
Desde el punto de vista sanitario somos muy competitivos, desde el punto de vista de la credibilidad que tenemos frente al mundo también, ahora, la competitividad se mide mucho en los términos económicos y tenés que pensar: “¿Cuánto me cuesta producir? ¿Cuál es el margen que tengo para que me dé por hectárea de soja? ¿Cuánto me tiene que rendir?”. Ahí los costos se nos van altos, pero yo siempre soy positiva y te digo en qué somos competitivos y no es poca cosa: en ser un país creíble, y eso es lo que más tenemos que cuidar.
“Yo me siento muy identificada con el fútbol, es una pasión de los uruguayos que me gusta”
¿Cómo analiza la situación actual del campo?
Sorpresivamente tuvimos estos precios increíbles e históricos de la carne, pero no solo la carne como eslabón final en planta, en frigorífico, sino que todo, los terneros, las vacas, la vaquillona; todas las categorías tienen un precio históricamente alto.
Dejando de lado este contexto favorable de la carne, ¿el agro atraviesa una situación complicada?
En el agro hay muchos sectores, por ejemplo, el sector lácteo está muy complicado; me da mucha pena.
Muchos tambos han cerrado y siguen cerrando.
Sí, siguen cerrando porque lleva mucha mano de obra, son productores medianos, chicos. Eso no está siendo competitivo, el arroz también está complicado, pero en la soja hubo una suba de precios que, si bien la zafra pasada no fue excelente, por lo menos no se perdió plata. Lo más importante en la producción es tratar de no endeudarse.
¿Cómo vio el fenómeno Un Solo Uruguay, desde donde se ha hecho hincapié en la crisis del campo?
Yo creo que el movimiento Un Solo Uruguay fue como para decir: “el Uruguay existe”… Lo que yo te decía al principio de la entrevista, no somos solo montevideanos, somos uruguayos, y me pareció bien en el sentido de que la bandera de Uruguay es de todos, no desde el punto de vista del enfrentamiento y de solamente pedir. En ningún ámbito me gusta el enfrentamiento y el reclamo, o sea, Un Solo Uruguay pacíficamente me parece bien. Quizás fue muy concentrado en reclamos al gobierno. Me gusta el título Un Solo Uruguay en el sentido de decir: “yo aporto con tal cosa y el otro sector aporta con tal otra”, no de dividir.
Muchos productores señalan la carga impositiva como algo pesado. ¿Es así?
Como carga fija tenés la Contribución Inmobiliaria, Primaria, pero después, como carga impositiva, tenés si tenés renta. Es decir, si no nos da renta no podemos pagar impuestos, o sea que el impuesto a la renta en el agro no creo que haya pesado mucho porque si no te da ganancia no tenés. Ojalá tuviéramos que pagar impuestos, porque quiere decir que sí, que nos da.
¿Hoy hay lugar para el desarrollo de mujeres empresarias y emprendedoras en el país, o hay dificultades?
Yo no veo que ser mujer me cierre puertas, no lo viví ni hace 30 años. Es más, en la planta frigorífica me dejan pesar antes a mí porque les pido si no tienen inconveniente, soy la única y no me dicen que no.
¿No ve una desigualdad, por ejemplo, en las empresas, donde generalmente la mayoría de los directivos son hombres, o en la política, más allá de que ha habido leyes y avances?
Yo no lo siento. Es peor que haya una mujer por cuota, por obligación, porque entonces ¿está porque están obligados a poner una mujer, o porque realmente ella vale?
“Este es un año electoral
y la renovación siempre
está bien”
¿Cree que sin una ley las mujeres podrían llegar de la misma forma a ocupar lugares de decisión, cuando históricamente eran solo hombres quienes podían acceder?
En el mundo sí, por ejemplo, Michelle Bachelet, en Europa también. Pienso que por ser mujeres no se nos cierran las puertas, yo no lo siento personalmente. Además creo que la naturaleza nos ha brindado la posibilidad de engendrar, tener el bebé, tener ese instinto maternal increíble. Para mí eso no tiene precio, no lo llevo ni a términos económicos, y desde el punto de vista afectivo las mujeres les ganamos por muchos cuerpos a los hombres. Es más, tenemos que pensar: “me van a pagar menos porque voy a trabajar dos horas menos, pero ¿cuánto más gano estando yo en casa cuando lleguen los chicos?”. Hay que darle un valor a todo eso, que no se ve en pesos pero sí tiene otro retorno y mucho más a largo plazo.
Proviene de una familia con un apellido muy resonante en el ámbito deportivo. ¿Cómo es ese mundo? ¿Qué le atrae del fútbol?
Yo era suplente de papá, y como tú decís, con el apellido Damiani enseguida cualquiera te pregunta si sos de Peñarol. Yo me siento muy identificada con el fútbol, es una pasión de los uruguayos que me gusta, y al haber estado al lado de papá tanto tiempo, acompañándolo y ayudándolo, siempre estuve en esa sinergia.
¿Le atrae el fútbol como deporte?
Me atrae Peñarol.
¿Es muy fanática?
Claro. Cuando veo los colores amarillo y negro en cualquier parte, enseguida pienso en Peñarol. Me siento responsable de Peñarol.
¿Qué balance social y político hace del país?
Según los indicadores que son de público conocimiento, la pobreza disminuyó, el acceso a todos lados aumentó, el consumo interno subió. Yo me guío por los indicadores públicos que escuchás en la televisión, y en ese sentido mejoró mucho. Este es un año electoral y la renovación siempre está bien. Mi papá era candidato colorado y también tengo en el corazón los colores colorados, pero no tanto como en el fútbol. Es decir, yo nunca me cambiaría de cuadro, pero…
Pero no es tan aferrada en el ámbito político.
No, para nada.
¿Cómo observa la campaña electoral?
Después de las internas está todo medio en stand by, no sé hasta cuando, pero no puedo creer que seamos tres millones de habitantes y nos enfrentemos. Yo estoy en contra de enfrentarse, tenemos que estar todos en coalición, en un gobierno en el que busquemos lo mejor para todos.
¿Cómo ve esa posibilidad de un gobierno de coalición de la oposición, que hoy se fomenta por parte de los blancos, los colorados y otros partidos?
Como posibilidad veo que puede ser, es como todo, después de varios años ya la gente quiere un cambio, tiene otras expectativas.
El año pasado, desde “Batllistas” del Partido Colorado se manejó su nombre para que se incorporara al sector. ¿Qué pasó?
Fue como una versión que trascendió. Yo a Sanguinetti lo respeto mucho, lo quiero muchísimo y fue un gran amigo de papá, gran peñarolense, pero nunca se formalizó nada.
Pero ¿la fueron a buscar?
No, yo me enteré por la prensa.
En su momento salieron algunos diputados a decir que usted venía de fuera de la política pero que por su conocimiento y experiencia sería positiva su incorporación.
Sí, yo lo que veo más de conocimiento y experiencia es esto de no estar solo en Montevideo, estar en contacto con todo el Uruguay.
¿Usted prefiere no tener un vínculo tan cercano a la política?
Claro, podés aportar al país de muchísimas formas, no solo siendo política.
¿La militancia tampoco le interesa?
No tengo tiempo (risas).
La familia: un pilar fundamental
Su intuición la hizo llegar lejos, y como empresaria toma cada decisión estando informada y buscando la manera de producir más. “No es que compro sin preguntar cuánto cuesta”, ejemplifica. De todas formas, hay un pilar fundamental en su vida que nunca descuida: la familia, que “es lo más importante”.
Patricia recuerda haber tenido una infancia “divina”, con sus cuatro hermanos y sus padres. De esa época destaca que su papá era “el bastión de toda la familia” y su mamá siempre estaba presente, al igual que su abuela. Eso es lo que le inculcó a sus hijos, “el saber que es muy importante la madre en la casa, y que de alguna manera las mujeres tenemos que ser hábiles para estar presentes, sin importar la edad de los chicos”.
Se define como una mujer positiva, que transmite energía y siempre tiene algo para agradecer y sonreír. “En la calle, en todos lados, soy una más. Me llama por el nombre el que me carga nafta, el que me limpia los vidrios en la rambla –que ya me conoce, porque también es de Peñarol-, pero no tengo barreras. Me siento realmente formando parte de toda la sociedad uruguaya”, afirma.
Dice que le encanta estar con sus nietos y los invita a “hacer cosas divertidas”. Actualmente tiene siete y la octava está en camino. También le gusta el tenis, los caballos y hacer ejercicio, y en realidad confiesa que no le gusta tener mucho tiempo libre, sino que prefiere estar ocupada. Ni siquiera le atrae demasiado sentarse a mirar una película o a leer un libro, porque opta por “hacer” y “ser activa”. Eso también se lo trasladó a sus hijos, que son “muy deportistas”. Finalmente, cuenta que cada día, antes de las 10 de la mañana ya habló con sus tres hijos, con quienes busca siempre estar en contacto.
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