La relación en pediatría no es médico-paciente, sino médico-paciente-familia, esto conlleva realizar otro tipo de medidas y atenciones especiales para ese sector de la población, que van más allá de un simple vínculo asistencial. Los pediatras están obligados a brindar las mejores recomendaciones para el cuidado de los niños, niñas y adolescentes teniendo en cuenta el concepto de salud más holístico e integral “bio-sico-social”.
En 2017, se verificó una tasa de mortalidad infantil -menores de 1 año- de 6,6 muertes por cada 1.000 nacidos vivos. Si bien en 2018 murieron 11 niños menores de 1 año que en 2017, también nacieron menos, lo que hace que el número para ese año fuese de 6,7.
Fernández dijo que hay un riesgo mayor de padecer muerte súbita en los lactantes menores de seis meses y que cruza horizontalmente todos los contextos sociales
Entre las causas de mortalidad infantil se encuentra la muerte súbita o inesperada del lactante, habiendo medidas de prevención para disminuir las posibilidades de casos como estos, según sostuvo la presidente de la SUP, Dra. Alicia Fernández, en diálogo con La Mañana.
Para poder hacer oficiales las acciones de prevención y además investigar si las muertes súbitas realmente lo fueron o hubo alguna causa que las explicara, surgió la Ley 18.537 del año 2009 a iniciativa del doctor Guido Berro con apoyo del Comité de Muerte Súbita. El texto plantea las normas para el estudio de los casos y la prevención correspondiente.
De la ley al hecho: definiciones y pasos
Es necesario poner en conocimiento a toda la población sobre la existencia de esta ley, explicó la doctora. Agregó que cuando un niño menor de un año fallece en condiciones inesperadas debe ingresar al programa MIL (Muerte Inesperada del Lactante). La muerte inesperada de un lactante, sin asistencia, puede diagnosticarse en el domicilio o a la llegada a un centro asistencial, donde el médico constata el fallecimiento, pero no puede firmar el certificado de defunción. Los padres u otros familiares serán lo que denuncien el fallecimiento en la comisaria correspondiente, lo que activa el proceso judicial. El fiscal de turno determina que ese cuerpo en Montevideo y Canelones sea trasladado al Laboratorio de Patología Pediátrica ubicado en el Centro Hospitalario Pereira Rossell (CHPR) donde se hará una autopsia en conjunto con el médico forense de turno.
Esta primera etapa incluye, además, una entrevista a los padres en la que se realiza la historia clínica, se investigan los antecedentes ginecoobstétricos y pediátricos del bebe y las circunstancias de la muerte, incluidos los factores protectores para muerte súbita.
Cuando se tiene el resultado, se discute en el equipo multidisciplinario que trabaja en el programa MIL y luego de enviado al juez correspondiente, se esperan 60 días y si no hay objeciones por parte de éste, se cita a los padres para la devolución. “El proceso de devolución es esencial y ayuda a los padres en la elaboración del duelo”, observó Fernández. En el resto de los 17 departamentos del país, estas autopsias las realizan los forenses de las zonas y se envía el material que corresponda al mencionado laboratorio de patología pediátrica del CHPR.
Fernández dijo que hay un riesgo mayor de padecer muerte súbita en los lactantes menores de seis meses y que cruza horizontalmente todos los contextos sociales. Aunque están claramente establecidos los factores protectores como dormir boca arriba en su cuna, sobre colchón firme, sin almohadas ni juguetes o chichoneras. Así como también con los brazos por fuera del cobertor, sin calefaccionar el ambiente en exceso, y sugiriendo que reciban pecho directo hasta los seis meses, usen chupete luego de adquirida bien la técnica de lactancia y convivan en un ambiente libre de humo de tabaco; “no siempre se insiste suficientemente en el conocimiento de estos factores ni se consulta sobre el cumplimiento de los mismos”
De acuerdo a una publicación de la doctora Carmen Gutiérrez (2017), en Archivos de Pediatría del Uruguay en el 57.4% de los casos que ingresaron al Programa MIL del cual es la directora, hay una causa que explica la muerte, es decir, que no eran por definición un síndrome de muerte súbita del lactante. La importancia de conocer la causa de muerte no solo es relevante para los padres, sino para los pediatras y autoridades sanitarias.
El Programa MIL permitió no solo conocer las causas de la muerte en domicilio en menores de un año, sino que además contribuyó a orientar conductas sanitarias y realizó aportes a los Comités de Auditoría de Muertes Pediátricas que funcionan en la órbita del MSP, algunos de los cuales no están funcionando en el momento actual y que requieren una reactivación inmediata, según la pediatra.
Según la pediatra, algunos Comités de Auditoría de Muertes Pediátricas que funcionan en la órbita del MSP no están funcionando en el momento actual y requieren una reactivación inmediata
“Todas las muertes pediátricas importan, no solo las de menores de un año que entran al Programa MIL. La realización de las autopsias anatomoclínicas, con autorización de los padres, deben ser consideradas como un índice de calidad asistencial y tenerse en cuenta como una prestación que jerarquiza a las Instituciones de Asistencia públicas y privadas. Para los padres, conocer la causa de la muerte, les permite elaborar el duelo”, puntualizó.
Vigilia institucionalizada
Desde hace más de 100 años -104 para ser exactos- existe una agrupación, hoy integrada por 1.200 pediatras, que tiene como piedra fundacional y centro de su creación al niño como parte de la preocupación intelectual y profesional. Se trata de la Sociedad Uruguaya de Pediatría.
Si bien inicialmente tenía un rol plenamente científico, con el devenir del tiempo y por el interés en la calidad del trabajo pediátrico, agregó un rol gremial, según explicó su presidenta. Está conformada por una comisión directiva, 18 comités y tres secretarias, recertificación, asuntos laborales –que sería la pata gremial mencionada- y educación médica continua.
Todos los cargos son honorarios, excepto los del personal administrativo y de biblioteca. El compromiso de los pediatras y demás especialistas que integran cada Comité y cada Secretaria, “debemos reconocerlo y agradecerlo por el esfuerzo que implica para cada uno de ellos”, destacó Fernández.
El órgano de publicación es Archivos de Pediatría del Uruguay que se edita bimensualmente, en el que se publican trabajos nacionales y extranjeros, previamente auditados. Por otra parte, se tiene un boletín que sale dos veces al año, en el que se plasman noticias y novedades en general relacionadas con la salud, además de una página web pública llamada Mi Pediatra, en la que hacen sugerencias y recomendaciones para la salud de los niños, niñas y adolescentes.
La biblioteca actualizada con libros de texto y revistas de pediatría y de subespecialidades de la misma, tiene una sala de lectura y ordenadores, pudiendo acceder al material en papel o en forma digital.
Los talleres de Educación Médica Continua acreditados por la Escuela de Graduados de la Facultad de Medicina de la Universidad de la República destacan la importancia de la formación que deben tener los pediatras a lo largo de su vida profesional. “Cada dos años realizamos un Congreso que por el momento tiene lugar en Montevideo, los años en que no hay Congreso, se hacen jornadas científicas, una en Montevideo y tres en el interior”, informó Fernández.
Destacó el lema del Congreso de octubre: ‘El niño padre del hombre’, “porque si no pensamos en ellos hoy, no llegarán a ser los hombres y mujeres que deseamos mañana”.