En una decisión que puede colaborar con la rehabilitación y reinserción de las personas privadas de libertad, la Dirección General de Educación Técnico Profesional firmó un convenio que posibilita la instalación del que será el primer centro educativo de UTU ubicado dentro de una unidad penitenciaria. Se ofrecerán cursos comprendidos en el Plan Rumbo, que constan de Educación Media Básica, Bachillerato Técnico Profesional, capacitaciones y se habilitará la acreditación de saberes.
El primer paso consistirá en el acondicionamiento de un espacio en la Unidad 4 del Instituto Nacional de Rehabilitación (INR), ubicada en Santiago Vázquez, dependencia donde hay más de 4.800 internos. Los futuros estudiantes serán quienes emprendan las obras y está previsto que las clases comiencen en marzo de 2024.
A este proyecto debe sumarse el trabajo que realiza la Pastoral Penitenciaria, que preside el doctor José María Robaina, en los centros de detención más importantes del país, con un número creciente de personas privadas de libertad que se integran, por ejemplo, a las misas celebradas por el arzobispo de Montevideo, Daniel Sturla.
José María Robaina (Pastoral Penitenciaria): “Buscamos que los reclusos tengan dignidad y que crezcan como personas”
El trabajo que realizan desde hace ya varios años los setenta agentes pastorales que recorren los cinco centros de rehabilitación dependientes del INR viene dando resultados auspiciosos. En ocasión de la misa de Navidad celebrada por el arzobispo de Montevideo Daniel Sturla, el doctor Robaina, principal de la Pastoral Penitenciaria, en declaraciones a la prensa presente señaló: “En nuestro trabajo en la Pastoral Penitenciaria buscamos que los reclusos tengan dignidad, que crezcan como personas. Vamos al encuentro de personas que, más allá de la circunstancia de vida, buscan un camino para ser mejores. Tratamos de cortar con esa visión de que la persona privada de libertad es una persona desechable, que no tiene nada para aportar a la sociedad. De ninguna forma es así”.
A continuación, la conversación que La Mañana sostuvo con el doctor Robaina para conocer más sobre su trabajo en las unidades de reclusión.
¿Cuántos años lleva al frente de la Pastoral Penitenciaria?
Desde 2013 soy el director, en Montevideo. Hay otros sectores en las cárceles del interior, yo pertenezco a la arquidiócesis de Montevideo.
¿Cuál es la tarea específica de dicha pastoral?
Nosotros vamos desde nuestra condición a ayudar a quienes están en ese centro sufriendo frustración, desesperanza. Llevamos el mensaje de amor al prójimo. Acompañamos, buscamos un encuentro de corazón a corazón, buscamos un vínculo con personas que quieran un sentir. Advertimos que la etapa del encuentro es fundamental, ya que los privados de libertad realmente tienen baja autoestima, ya que sufrieron en muchos casos discriminación. La idea es que tomen consciencia de su dignidad, que entiendan que son sujetos morales capaces de recuperarse. Toda evangelización comienza pasando de sensaciones menos humanas a sensaciones más humanas. La evangelización comienza con ese proceso, pero también puede seguir con el anuncio de la palabra del Señor.
¿Es difícil recuperar la espiritualidad de estas personas?
Quiero aclarar, ya que nos parece necesario, que no vamos a la cárcel desconociendo la responsabilidad que tienen por estar ahí. Hay personas que han internalizado la violencia antes de estar ahí, es un problema que viene de generación en generación. La cuestión es que en el proceso esa violencia desaparezca como parte de sus vidas. Así como reconocemos su dignidad, buscamos que reconozcan la de los demás. Nosotros vamos con la convicción de que son recuperables y ese proceso pasa por tratarlos bien.
¿Qué grado de receptividad encuentran?
Nosotros nos reunimos con aquellos que voluntariamente concurren a nuestras reuniones. No hacemos planteos para cuantificar, vamos y nos anunciamos. Es una cifra muy menor, hablamos de unidades penitenciarias con más de 4.500 reclusos, pero nosotros no los cuantificamos, vamos como sembradores, de la cosecha se encarga Dios. Es muy difícil, ya que a muchos muchachos los perdemos, pero buscamos sembrar y tratar de cultivar esa promoción humana.
En estos años de actividad, ¿han podido recoger alguna satisfacción en especial?
Las satisfacciones son permanentes. Lo que sucede cuando uno va a un encuentro humano, de persona a persona, es que empieza a dejar de lado los prejuicios, ya que estamos condicionados por las conductas de ellos y por medios que descontextualizan, provocando emociones negativas, pero hay causas y consecuencias que no se manejan. Hay veces que a uno le gustaría que fueran a los centros y vieran las condiciones de los reclusos. Hay esperanza, hechos de solidaridad, se ayudan entre sí, muchos de ellos demuestran un estado de ánimo muy positivo y expresan gratitud frente a quienes los visitamos. Eso es satisfactorio. Cuando no vamos nos preguntan por qué no fuimos y eso satisface, sin lugar a duda.
Se vienen las fiestas tradicionales, ¿se nota la ansiedad en las personas privadas de libertad?
Sí, totalmente, son momentos difíciles, se respira en el ambiente, uno ve una atmósfera diferente. Por eso tratamos de ir en estas fechas. Tratamos de levantar el ánimo, llevar cantos y abrazarlos demostrando el cariño.
Juan Pereira (director general Dgetp): “El INR nos plantea las inquietudes y nosotros las cubrimos”
Al ser consultado por La Mañana sobre los alcances del convenio firmado con el INR, el profesor Juan Pereira, director general de Educación Técnico Profesional, nos habló de las conversaciones previas a su concreción: “Hace poco fui a entregar unos certificados para personas privadas de libertad, y en una conversación con el inspector Mendoza, este me decía que estaría bueno que participará la UTU en estos planes. Para mí es un tema fundamental, firmamos un convenio y aquí estamos. Nos encontramos en varias cárceles yendo, sin tener dependencias. ¿Esto será extendido? Dependerá del INR, si ellos lo entienden, vamos a ir a más. Comenzaremos en marzo, si funciona bien lo ampliaremos.
¿Se puede extender al interior del país? El Centro de Detención 12 (Cerro Carancho, Rivera), por ejemplo, tiene una población reclusa importante, lo que derivó en el traslado de familias enteras a la zona.
Así es. Como planteaba, tenemos una población que no tiene tanta incidencia como la libre. En este caso depende del INR, ya que es el intermediario, ellos nos plantean las inquietudes y nosotros las cubrimos.
¿UTU cuenta con los recursos para hacer frente a esta iniciativa?
Para nosotros es prioritario, de algún lado los sacaremos. Los tenemos para lo que nos hemos comprometido. Para lo demás los vamos a tener. Yo quiero destacar, porque a veces se nos ha cuestionado, que ninguno de los grupos que se registran tiene limitantes.
¿La institución acompaña a los docentes que cumplen estas tareas?
Creo que todo jerarca debe trabajar de una doble manera, me encuentro, por ejemplo, hablando y decidiendo. Firmamos viáticos para enviar inspectores a lugares que resultan necesarios.
¿Hay algún proceso de selección para los docentes que cumplen esa tarea?
Esto es un anexo como cualquier lugar del país, o sea, nosotros cargamos los grupos, los docentes eligen y se pasa al siguiente paso. En caso de que no elijan, se hace un llamado abierto como sucede en todos los ambientes de la educación. Para nosotros es fundamental esto. Me sorprendió que existiera una dependencia de la Udelar, o sea que UTU en algún momento estará ahí. Buscamos no generar tantos cupos para evitar un posible fracaso. Las actividades son dentro del centro, ya que los beneficios de los reclusos para estudiar están siempre dentro de las dependencias del centro.
Sobre el trabajo en Santiago Vázquez, ¿cuál fue el nivel de adhesión?
No sabemos. Lo único que le preguntamos al INR es qué curso necesitan, ya que hay niveles de detención con ciertos regímenes por lo cual no tenemos acceso. Ellos hacen las inscripciones.
¿Qué balance se efectúa de este año tan controvertido?
Debemos hacer un cierre muy bueno, todo anduvo muy bien a pesar de las críticas. Hemos tenido que enviar alumnos a otros lugares porque no dábamos abasto. Los cinco bachilleratos técnicos profesionales anduvieron bien, el nivel terciario va muy bien. La reforma goza de buena salud. Para el año que viene haremos el lanzamiento de más de sesenta orientaciones de bachillerato, o sea que va muy bien. Podemos ver que en los datos en que no se intervino, como los de PISA –que hemos mejorado, aunque en lo general, claro está, son de nivel bajo–, se revitaliza la imagen de UTU.
Para finalizar, el profesor Pereira señaló: “Queremos que nos ayuden con la oferta educativa que tenemos, ya que las encuestas muestran que aún falta difusión de nuestra oferta”.
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